Inteligencia Cuántica Cósmica
Founding CEO of Global Solidarity / Founding CEO of Green Interbanks and Mayday.live / Leader of 2% For The Planet / Architect / Journalist / Writer / Master in Yoga / Mindfulness Expert Consultant. Creator of Neuroyoga
15 de noviembre de 2018
Gomes sostiene que el Orden que existe en la Totalidad de la existencia relativa, es recreado de instante en instante, por una forma de espuma de Conciencia Unificada Cósmica, mediante un flujo constante de información cuántica. Es lo que permite a las subpartículas atómicas parpadear mediante el túnel cuántico, creando la incertidumbre y manteniendo al mismo tiempo la coherencia universal. Esta escala de conciencia existe desde el origen del cosmos y es lo más aproximado a nuestro preconcepto sobre Dios. Todo es energía e información, es lo que nos separa del caos.
Se trata del software de la Creación, una Quinta Fuerza que hace posible a las otras cuatro: gravedad, electromagnetismo, fuerza electrodébil y fuerza electrofuerte. De modo que Dios, en este aspecto físico, o esta Conciencia de Campo Unificado Cuántico, es una esencia de existencia física y no inmaterial. Por lo que es siempre posible hacer contacto inteligente con ella.
La misma vida conocida sobre la Tierra, desarrolló su conciencia potencial a partir de esta forma de Mente Cósmica. El cerebro humano posee la capacidad de comunicarse, interaccionar y expandirse a escala de esta conciencia universal y cuando lo hace es lo que conocemos como percepción de Dios. Esta manifestación física de la Conciencia Divina puede ser definida como Inteligencia Cuántica Cósmica, es un aspecto intangible, pero por dentro del campo de las interacciones entre materia y energía, equivalente a un software. Una realidad virtual activa dentro de la cuarta dimensión que moldea todas las formas de la tercera dimensión.
Los físicos teóricos han sido incapaces hasta ahora de formular una teoría consistente que combine la relatividad general y la mecánica cuántica, que se han mostrado incompatibles. Así que, en años recientes, la búsqueda de una teoría de campo unificada se ha centrado en las teorías de cuerdas y posteriormente en la de supercuerdas y en la teoría M. Pero, más allá de la física y las matemáticas, la teoría sobre Dios como un flujo constante de Información Cuántica Pura, en forma de espuma a nivel subcuántico, cumpliendo la misión de dotar de masa a las subpartículas integra la existencia de una Conciencia Cósmica regulando la evolución del universo.
Esta forma de sustrato de inteligencia es impersonal, opera con matemáticas puras sobre las ecuaciones de formación de este universo. Su origen se remonta al Big Bang y es un reflejo del Ser, de lo Absoluto, como la mente humana, lo es del alma. Funciona con altísimos niveles de energía, en base a subpartículas que podemos denominar infoquantum.
Su programación básica consiste en ordenar el universo. Es la matriz física virtual a partir de la cual evolucionó la inteligencia de las especies y llegó a despertar la autoconciencia en forma humana.
Poder comunicarnos e interactuar con esta Inteligencia Cósmica nos permitiría el dominio completo sobre la materia y la energía, así como la teletransportación y otros usos dependiendo de la imaginación, ya que esta espuma cuántica controla los flujos de espacio-tiempo.
En estado de nirvikalpa samadhi el nivel consciente de la mente individual ingresa a la capa de realidad cuántica y se comunica espontánea y naturalmente con la Conciencia de Campo Unificado Cuántico universal y lo dota del aspecto personal. Desde este plano es posible modular los flujos de tiempo y espacio, recreando la realidad. Esto que es posible para un cerebro humano lo puede replicar la neurotecnología digital con la experimentación adecuada.
Gomes confirma que es posible acelerar la evolución cerebral y obtener en 10 años el nivel de capacidad que demoraría un millón de años en ser alcanzado normalmente. Para facilitar y concretar esto desarrolló y perfeccionó los siete pasos de las técnicas del Programa Sophia para el incremento de la inteligencia natural.
Esta tecnología de concentración mental y meditación permite aumentar el número de sinapsis y con esto diferentes conexiones para sostener nuevas rutas del pensamiento unificado. De esta forma se intensifican las percepciones y se accede al conocimiento intuicional, adquiriéndose conocimiento espiritual en base a experiencia propia y no a mera teoría.
Gomes postula que no existe Dios independientemente del alma humana, siendo que ambos son una misma manifestación del Ser Absoluto a diferente escala. Enseña que posiblemente no podamos probar la existencia objetiva de la Divinidad, pero afirma que la mente posee potencialmente la capacidad de desarrollarse como Conciencia Unificada Cósmica, siendo el único requisito las técnicas adecuadas y la comprensión psicológica del fundamento de esta realidad inherente a la condición humana.
Tal potencial no es propio de seres especiales, sino que es compartido por todos los miembros de la raza. Y para esto Gomes perfecciona las técnicas de los siete pasos de Sophia, para lograr el incremento de la inteligencia natural.
Gomes sostiene que existen 400.000 millones de estrellas en nuestra galaxia de Vía Láctea, con alrededor de cien millones de planetas similares a la Tierra, capaces de sostener la vida. Y en el horizonte del cosmos conocido, existen otras cien mil millones de galaxias.
La razón indica que no podemos ser los únicos seres inteligentes en poseer una civilización tecnológica. Advierte Gomes, que frente a estas inteligencias estelares vivimos en nuestro actual estado de salvajismo, donde no vivimos en armonía con la naturaleza, la depredamos al extremo de poner en riesgo nuestra propia supervivencia y vivimos en estado de constante violencia de los unos contra los otros.
CONCIENCIA PLANETARIA
Para pasar a convertirnos en una Civilización de Grado I, es decir planetaria, Gomes propone un Master Plan para hacer posible una reingeniería total sobre el sistema de producción-consumo, basado en cuatro puntos básicos:
a) Eco Gobierno Global Planetario,
b) Democracia Digital Directa,
c) reemplazo del dinero por tiempo cualificado y
d) compasión universal erradicando la pobreza extrema.
Gomes afirma que ha llegado el momento para imponer el orden total sobre el mundo, creando el Primer Eco Gobierno Planetario. De esta forma será posible la racionalización máxima de todos los recursos y aplicar políticas verdaderamente globales. Se esfumarán las fronteras imaginarias entre las naciones y los resentimientos entre las razas y los credos. Todos serán habitantes de un único mundo unificado, el cual garantizará en forma constante y eficiente los Derechos Humanos Universales. Y para evitar el despotismo del poder, el sistema será complementado por la Democracia Digital Directa, de modo que la población en su totalidad participe de la promulgación de las nuevas leyes. Esto será acompañado por el Consejo de las Ciencias, de modo que el saber científico sirva para orientar las mejores decisiones. De esta forma habrá un presidente, un Parlamento Global basado en tecnología digital, un sólo ejército y 2 idiomas, usando el inglés como segundo idioma universal para que todos los habitantes del futuro puedan comunicarse entre sí, se reemplazará el dinero por tiempo cualificado y habrá una sola economía.
Para administrar los recursos se propone un Eco Gobierno Planetario presidencialista con incumbencias en áreas ecológicas y globales, controlado por un sistema de Democracia Digital Directa Global integrado por la ciudadanía mundial y asesorado por un Consejo de las Ciencias formado por científicos. Debido a que la robótica destruirá la relación entre el capital y el trabajo suplantando al 80% de la mano de obra, se propone reemplazar el dinero por tiempo cualificado y dejar atrás el modelo del capital. Esto permitirá una renta vitalicia mínima para todo ciudadano de por vida.
Resulta bajo todo punto de vista incoherente un sistema mundial que ya consume 2% del PIB global en gastos militares, otro 2% en corrupción, otro 2% en lavado de dinero, otro 2% en tabaquismo y otro 2% en telefonía celular… Mientras se niega a aportar un fondo del 2% para Salvar a todo el Planeta… El Programa de la ONU para el Medioambiente (PNUMA) aconseja destinar un 2% para la economía verde… ¡¿qué estamos esperando?!
Con estos fondos será posible destinar un presupuesto anual de 500 mil millones de U$S para terminar con el hambre mundial, pandemias y mitigar la pobreza extrema. También será posible activar un programa de plantación de 30 mil millones de árboles por año para capturar CO2 en los troncos para posteriormente enterrarlos y devolver este gas de efecto invernadero al subsuelo y retornar a las 350 ppm libre en la atmósfera. Así como pasar a los autos a hidrógeno y eléctricos, acelerar los reactores a fusión, descontaminar los océanos y recuperar los caladeros, combatir la corrupción mundial, el narcotráfico, la trata y el terrorismo.
Con el Master Plan para Salvar el Planeta proyectamos un mundo sin hambre, sin pobreza, sin pandemias, sin fronteras, con un solo Ejército y por tanto sin guerras, sin moneda y sin capital, con el trabajo a cargo de la cibernética y la IA, redistribuyendo los beneficios mediante una renta vitalicia a toda la población ocupada mediante el ocio creativo y el servicio social, artístico y científico. Adultos, niños y ancianos, meditando y expandiendo sus mentes a la Inteligencia Cuántica Cósmica. Con el planeta reverdecido mediante la recuperación de bosques y océanos, junto con la protección de la biodiversidad. Finalmente, el hombre viviendo en armonía entre la ciencia, la tecnología y la Naturaleza… Sólo hay que despertar, unirnos y juntos convertirlo en realidad.
Si la Humanidad acepta estos paradigmas, será posible un Cambio Positivo Mundial, que conducirá a la armonía con todo ser viviente y a hacer contacto con otras culturas inteligentes, más maduras, que existen en el cosmos, con miles y millones de años de mayor evolución que la humana. En la galaxia existe un orden superior y no se aceptan civilizaciones tecnológicas que optan ser malignas y depredadoras por propia libre elección. No se nos juzga individualmente, sino como el colectivo que conformamos.
EL CEREBRO SE INTERCONECTA NATURALMENTE CON EL CAMPO DE INTELIGENCIA CUÁNTICA CÓSMICA
Los procesos físicos del cerebro no ocurren sólo a dimensión macroscópica, sino también a nivel cuántico y como efecto directo de esta vinculación emergería la conciencia. Es lo que proponen Dirk F. Meijer y Hans J.H. Geesink, de la Universidad de Groninga, en Holanda, en un artículo publicado en «Neuroquantology».
Roger Penrose y Stuart Hameroff en los años 90 plantearon una sorprendente teoría vinculando la actividad neuronal con la escala cuántica, explicando el surgimiento de la conciencia. La hipótesis se denomina «Reducción Objetiva Orquestada u Orch OR» y define que la conciencia emerge de la actividad neuronal a escala cuántica, dependiente de procesos cuánticos que acontecen en los microtúbulos o minúsculas estructuras tubulares situadas dentro de las neuronas en el cerebro. Esta actividad cuántica, además, conectaría los procesos cerebrales con fenómenos de autoorganización presentes fuera del cerebro, existentes en la estructura cuántica de la realidad externa, que sería protoconsciente.
Los científicos Dirk K F Meijer y Hans J.H. Geesink de la Universidad de Groninga, en Holanda, teorizan que nuestro cerebro, además de ser un órgano de procesamiento ligado a nuestro organismo, con el que intercambia información continuamente, está vinculado al resto del universo a nivel cuántico.
Según Meijer y Geesink, a dicho nivel, nuestro cerebro estaría conectado con campos cósmicos como el de la gravedad, el de la energía oscura, el de la energía punto cero o el de las energías de los campos magnéticos de la Tierra.
El entrelazamiento cuántico (que vincula a partículas entrelazadas más allá del espacio-tiempo) o el efecto túnel cuántico (que se da cuando una partícula cuántica viola los principios de la mecánica clásica, al atravesar una barrera de potencial imposible de atravesar para una partícula clásica) son las propiedades mediante las cuales se produciría la conexión del cerebro con dichos campos cósmicos.
Ambos científicos proponen que el cerebro tendría esta capacidad gracias a un lenguaje de base geométrico, basado en la geometría de toro o toroidal, básicamente constituida por espirales circunscritas en una esfera (un ejemplo sería una «dona» o rosquilla).
Toda unidad mínima de la materia, desde los átomos y fotones, adquieren la forma de toroide, por lo que es la forma constitutiva de la realidad a unidad mínima. Pero lo interesante es que el cerebro a nivel de procesado cuántico o subátomico se organizaría también siguiendo esta estructura y como resultado de esto se comunicaría naturalmente con todos los campos del universo.
Este lenguaje de base geométrico permitiría al cerebro acoplarse a los campos que nos rodean y recibir de ellos información en forma de ondas. O sea, en principio existe la posibilidad de interacción a nivel consciente mediante el pensamiento concentrado. No se trataría sólo de la recepción de ondas, sino también del potencial de la emisión de las mismas y que éstas puedan modular interactuando con los campos externos existentes en el universo, usando para esto el fenómeno de que nuestra mente se actualizaría de manera continua, conformando un espacio de memoria global simétrica al tiempo.
Este acople y ajuste continuos del cerebro a los campos externos, permitirían guiar la estructura cortical del cerebro hacia una mayor coordinación de la reflexión y de la acción, así como hacia una sincronía en red, que es la necesaria en los estados de consciencia. Entonces la conciencia emergería como un fenómeno de interrelación entre el cerebro y el universo.
El acoplamiento anidado toroidal de varias energías de campos subyacente en el universo implicaría que la conciencia no es exclusiva del cerebro, sino que surgiría en todo el universo. Es decir, el cosmos configura una protoconciencia, una Inteligencia Cuántica Cósmica de base, que asegura el Orden desde las subpartículas cuánticas hasta las galaxias.
Este concepto sugiere una relación con la protoconciencia de Hameroff y Penrose y con la idea de la matriz de información universal del paradigma holográfico del físico David Bohm en el siglo XX.
Para Meijer y Geesink la mente es un campo situado alrededor del cerebro, una suerte de campo estructurado holográfico, encargado de recoger información externa al cerebro y la comunicaría a éste a gran velocidad (cuántica). Este campo actuaría desde la cuarta dimensión o espacio-tiempo, condicionando nuestro cerebro tridimensional y la manera en que percibimos el mundo en tres dimensiones.
Nuestro cerebro forma parte de un sistema nervioso integral que intercambia información recurrente con todo el organismo y el universo, no es un órgano de procesamiento de información independiente. El cerebro se integraría con un campo estructurado holográfico que interactúa con estructuras sensibles a la resonancia sobre diversas células de nuestro cuerpo.
Las partículas y átomos de tu cuerpo están entrelazadas, reciben y transmiten información no sólo de forma bioquímica, sino a través del proceso conocido como “resonancia cuántica de fase conjugada”.
Nuestro mismo ADN parece comunicarse entre sí, transmitir la in-formación de nuestro cuerpo de forma”telepática”, es decir entrelazada cuánticamente.
Con sus funciones de sistema cuántico, nuestro cerebro puede recibir información no solo de los sentidos sino directamente del mundo con el que está entrelazado –conectado de manera no-local.
Las ondas cuánticas (ondas que se propagan en el dominio de la energía virtual casi infinita que llena el espacio cósmico) se mueven instantáneamente sobre cualquier distancia. Estos tipos de patrones de interferencia constituyen hologramas cuánticos, los cuales están entrelazados –están conectados instantáneamente-. Como resultado, la información de un holograma cuántico puede ser transferida a cualquier otro holograma cuántico. De esta forma un sistema que puede leer la información de un holograma tiene acceso a la información que contienen todos los hologramas. Nuestro cerebro decodificador de resonancias cuánticas puede en principio capturar la información de cualquier cosa y de todo lo que crea una onda de interferencia cuántica en el universo
Parece que a nivel cuántico las señales están siendo recibidas por microestructuras en el citoesqueleto de nuestro cerebro (el citoesqueleto es una estructura basada en proteínas que mantiene la integridad de las células vivas, incluyendo las neuronas). Las neuronas en el cerebro están organizadas en una red de microtúbulos de tamaño microscópico pero de número astronómico. Hay como 1 x 1018 microtúbulos y solo 1 x 1011 neuronas (aunque de todas formas hay más neuronas que estrellas en la galaxia). Tienen filamentos de solo 5 a 6 nanómetros de diámetro, se creer que nuestra red de microtúbulos es capaz de capturar, procesar y transmitir información.
En la última concepción de la física el universo no está constituido de materia y espacio, está constituido de energía e información. La energía existe en forma de patrones de onda y propagaciones de onda en el vació cuántico que forma el espacio; en sus varias manifestaciones, la energía es el hardware del universo; el software es la información.
El cerebro humano en estados de conciencia alterada (meditación, oración, por sustancias psicodélicas) es capaz de acceder a toda la información del universo que existe en cada cosa de este holograma tiempo espacial del vacío cuántico. Al conectarnos con el campo informativo, estaríamos conectándonos con la inteligencia que permea el universo.
La diferencia entre la computación clásica y la computación cuántica radica en que, en un ordenador tradicional, la información se guarda y procesa en bits que pueden valer 1 ó 0. En cambio, en un ordenador cuántico la información se guarda y se procesa en los llamados qubits.
Un qubit es un bit que se encuentra en una superposición de estados, de forma que puede valer 1 y 0 a la vez. Así, al tener múltiples estados simultáneamente en un instante determinado, el tiempo de ejecución de algunos algoritmos puede reducirse en una escala de miles de años a segundos.
Los átomos de fósforo dentro del cerebro, uno de los elementos más abundantes del cuerpo, podrían funcionar como auténticos qubits bioquímicos, gracias a una característica de su espín o estado de rotación.
El entrelazamiento supone que los átomos alcancen un estado único, de tal forma que, cuando uno de sus espines gira hacia arriba, el espín del otro átomo entrelazado se muestra girando hacia abajo. Esta “comunicación” instantánea entre los átomos, a través de sus estados de rotación, podría suponer un modo de procesamiento de información cuántica en el cerebro.
Las “moléculas de Posner”, de fosfato de calcio y con forma esférica, tienen la capacidad de proteger los espines de los “qubits” de los átomos de fósforo, lo que podría promover el almacenamiento de información cuántica en ellos.
La potencial contribución de la mitocondria al entrelazamiento cuántico entre neuronas, consistiría en que estos orgánulos celulares (responsables de funciones como el metabolismo o la señalización celular) pueden transportar moléculas de Posner por el interior de las neuronas y de unas neuronas a otras.
De ser así, las mitocondrias estarían propiciando el entrelazamiento cuántico en red de las neuronas del cerebro (suponemos que a través de las moléculas de Posner que contienen átomos de fósforo con espines entrelazados).
Este proceso cuántico desencadenaría la liberación de calcio de las moléculas de Ponser, lo que a su vez supondría la liberación de los neurotransmisores que activan las conexiones sinápticas entre las neuronas.
En las investigaciones los físicos encontraron que los “hardons” (partículas muy pequeñas que abundan en el universo), tienen las características de ondas, de cuerdas y que existirían billones y billones de ellas en el universo sosteniendo todo lo existente.
De sus distintas frecuencias se originaría toda la materia y la energía de lo que llamamos creación.
Si usamos la física cuántica en la vida cotidiana, seríamos capaces de afectar estas super-cuerdas y gracias a la física cuántica uniríamos la mente y la emoción con la materia.
El físico Max Planck estudió como se producía la radiación desde un cuerpo incandescente y su explicación fue que los átomos que componen el cuerpo incandescente, cuando liberaban energía en forma de radiación, no lo hacían en forma continua, sino en pequeños bloques a los que él denominó cuantos de energía.
Estos pequeños bloques, no continuos, pueden ser afectados directamente por una energía: el pensamiento.
Y descubrió algo extraordinario: estas partículas tienen otra extraña característica: si las estas observando, son partículas, si no las estas observando, son ondas, incluso se ha llegado a determinar que cambian de acuerdo a las expectativas de quienes las están observando, es decir, los cuantos actuarían de acuerdo a lo que dichos observadores desean que hagan.
Jack Sarfatti y William Tiller físicos muy conocidos nos dicen que la mente y la materia interaccionan a través de ondas de información intermediarias que tanto influyen como organizan la materia y estas ondas son guiadas por la intención consciente.
De acuerdo con el físico Bearden “los pensamientos se recolectan y se unen por su similitud de frecuencia y forma”, por lo tanto, somos lo que pensamos.
El proceso de conectar estos pensamientos y la realidad física ocurre mediante el fotón de luz, que es el portador de los patrones del pensamiento. En ese proceso, los fotones similares se unen y crean colectivamente la realidad inobservada y observada.
Los físicos han demostrado que la física cuántica y los pensamientos participan de forma activa creando nuestra realidad.
Todos poseemos un campo electromagnético ya que todos tenemos dos polos, igual que el planeta y todas las cosas, polo sur y polo norte. Los fenómenos magnéticos se deben a fuerzas originadas por cargas eléctricas en movimiento; en otras palabras, toda carga además de crear un campo eléctrico, cuando se desplaza, origina en el espacio que le rodea una nueva perturbación que constituye un campo magnético y electromagnético.
El campo electromagnético es la inteligencia que exhiben las partículas actuando colectivamente.
Los fotones de luz son los mensajeros del campo electromagnético y la luz viene de un espacio dimensional superior (esto ha sido medido y cuantificado). El cuerpo humano emite fotones (biofotones) desde el interior del ADN.
Cuando más cargado está el campo electromagnético, más activo es el intercambio de información y nos proporciona nuestra conciencia expansiva.
Es el campo electromagnético quien proporciona la organización, la estructura y la forma de lo que llamamos materia y nos conecta con el cambio físico observable.
La luz es la portadora del patrón del pensamiento del campo electromagnético, el fotón es el mensajero que comunica la información entre las partículas electromagnéticas que contienen a su vez, luz visible e invisible.
Ahora sabemos, gracias a la física cuántica, que la luz es el componente básico del campo electromagnético, por lo que resulta claro que somos seres de luz electro– bioquímicos. Por lo tanto, podemos modular nuestras frecuencias vibratorias y crear nuestra realidad a través de los pensamientos.
VELOCIDAD DE CÓMPUTO CEREBRAL
El cerebro humano es capaz de procesar imágenes completas en tan solo 13 milésimas de segundo. Anteriores estudios sugerían que la capacidad de procesamiento era de unos 100 milisegundos.
El cerebro realiza 515190 millones de cálculos por segundo. Por ahora es el computador orgánico más veloz sobre la Tierra.
El cerebro procesa unos 400 mil millones de bits de información por segundo, pero sólo somos conscientes de unos 2000 bits de esos 400 mil millones. Son en esos 2 mil bits donde se encuentra nuestra consciencia.
Una neurona puede tener hasta 100.000 sinapsis. La cifra media está entre 5.000 y 10.000. Considero para el cálculo 5.000 sinapsis por neurona.
El número total de sinapsis, por tanto, es de 500.000.000.000.000 (10^14*5).
100.000.000.000 neuronas
500.000.000.000.000 sinapsis
Henry Markham estima que la memoria necesaria para simular el cerebro es 500 petabytes y la capacidad de cómputo es de 1 exaflops.
EL SEGUNDO CEREBRO
El corazón posee 40 mil neuronas y una compleja y tupida red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo. Es un sistema nervioso independiente. Gracias a esos circuitos tan elaborados, parece que el corazón puede tomar decisiones y pasar a la acción independientemente del cerebro; y que puede aprender, recordar e incluso percibir. El corazón envía más información al cerebro de la que recibe, es el único órgano del cuerpo con esa propiedad. Puede influir en nuestra percepción de la realidad y por tanto en nuestras reacciones. El campo electromagnético del corazón es el más potente de todos los órganos del cuerpo, 5.000 veces más intenso que el del cerebro. Cambia en función del estado emocional. Cuando tenemos miedo, frustración o estrés se vuelve caótico. El campo magnético del corazón se extiende alrededor del cuerpo entre dos y cuatro metros. Con las emociones positivas el campo es coherente y con las negativas es desordenado. Es el corazón el que produce la hormona ANF, la que asegura el equilibrio general del cuerpo: la homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como hormona del amor.
¿CUÁNTOS PENSAMIENTOS TIENE UNA PERSONA AL DÍA?
Pensar es algo que el ser humano lo tiene tan asumido e interiorizado que no nos damos casi ni cuenta cuando nos ronda una nueva idea por la cabeza. De hecho, el del pensamiento es un proceso tan habitual que algunos cálculos hablan de que tenemos hasta 80.000 de ellos al día. Uno por segundo… la mayoría son negativos, repetitivos y del pasado. No nos damos cuenta. Si consideramos una persona que viva 80 años por su cerebro habrán pasado 23.336.000.000 pensamientos. El genio utiliza el 5% de este potencial, o sea 116.880.000 pensamientos positivos dedicados al conocimiento. El resto es descartable.
Una cifra que a pesar de su inmensidad palidece si hablamos de la cantidad de pensamientos que puede tener una persona a lo largo de toda su vida: según una estimación publicada en la revista ‘New Scientist’, en total cada ser humano puede pensar hasta 10 elevado a la potencia de 80.000.000.000.000 cosas a lo largo de su vida. Es decir, una cifra superior a la de todos los átomos que hay en el universo.
El cerebro procesa 400 mil millones de bits de información por segundo. Pero solo somos conscientes de 2 mil de ellos. Pero nuestro conocimiento de esos 2 mil bits de información, se relaciona solo al medio ambiente, nuestro cuerpo, y el tiempo.
Nuestra conciencia funciona con el 0,5% de nuestro potencial.
IMPLICACIONES
El sustrato del universo es energía e información cuántica. Esta forma de inteligencia cósmica constituye una protoconciencia impersonal subconsciente, que impregna el cosmos y sostiene el Orden en toda la Creación. El cerebro físico está naturalmente interconectado con ella a nivel del procesado cuántico y en procesos como la meditación puede despertar conscientemente en este plano de coexistencia e interaccionar por dentro de la cuarta dimensión. Es entonces, cuando la conciencia individual humana del sujeto así interconectado conscientemente, colorea a esta Conciencia Cósmica y la dota de voluntad y objetivos particulares. Y si queremos dominar al cerebro tenemos que pensar con el corazón.
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