“Un ex convicto pide igualdad para trabajar” — cuando la segunda oportunidad es la primera política de seguridad (1989)

“Un ex convicto pide igualdad para trabajar” — cuando la segunda oportunidad es la primera política de seguridad (1989)

Por RG

La escena es mínima y brutal: del otro lado del mostrador, un hombre que ya pagó su condena repite la misma frase en cada entrevista: “no pido lástima, pido trabajo”. Cuenta que la sociedad compra patrulleros y armas —para cuando todo ya salió mal—, pero casi no invierte en abrir fuentes de empleo para quien recupera la libertad. “Déjenme ganarme la vida con transpiración”, dice. Y choca siempre contra el mismo muro: los antecedentes.

Relata que de joven cometió un delito grave (él lo narra como defensa propia). Cumplió su pena, aprendió oficios en taller —albañilería, carpintería—, trabajó adentro y salió sin deudas con la Justicia. Afuera, sin embargo, lo espera una condena nueva: nadie lo toma, no hay referencias, el “certificado” lo sepulta, los contactos se evaporan. Sin ingreso posible, muchos —dice— vuelven a los círculos del delito por pura supervivencia. “La mitad de la condena se cumple afuera”, resume.

La crónica no romantiza ni niega responsabilidades. Enmarca algo estructural: si el sistema solo sabe castigar y no sabe reinsertar, fabrica reincidencia. Y eso es más caro, más violento y más injusto para todos.


Qué pedía la nota (y qué sigue faltando)

  1. Trabajo primero, estigma después
    Un “primer empleo sin barrera de antecedentes” para tareas no sensibles, con evaluación judicial previa, plazos definidos e inhabilitaciones cuando corresponda. No es impunidad: es cerrar la pena también en lo laboral.
  2. Puente con empresas y gremios
    Una bolsa de empleo penitenciaria que acompañe 12–24 meses: entrevistas pactadas, tutorías, certificación de oficios aprendidos adentro, seguros de caución y exención parcial de cargas al empleador que contrata.
  3. Oficio + herramienta = ingreso
    Programas de microcrédito y kits (herramienta básica de albañil, carpintero, herrero) para oficios que permiten facturar desde el día uno, con asistencia técnica y comercial.
  4. Salud mental y adicciones
    Turnos garantizados y continuidad de tratamientos. Sin esto, el empleo se rompe al primer tropiezo.
  5. Identidad y papeles al día
    DNI, CUIL, domicilio legal, historial clínico y antecedentes regularizados antes de salir. Sin papeles, no hay contrato, cuenta sueldo ni obra social.
  6. Métricas públicas
    Tasas de inserción laboral, duración de empleos, reincidencia y costos comparados publicados y auditados. Lo que se mide, mejora.

Cierre

La nota de 1989 lo dijo sin tecnicismos: el trabajo es la política de seguridad más barata y humana. Quien cumplió su condena tiene derecho a recuperar su proyecto de vida; la sociedad, a reducir el delito. Las dos cosas suceden a la vez si construimos un puente real entre la libertad y un salario digno. Porque sin esa segunda oportunidad, la primera certeza es la del fracaso.

✍️ Roberto Gomes (ex jefe de redacción diario El Atlántico MDQ)

Arquitecto, periodista, ambientalista, activador de conciencia urbana.

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