La estafa con medicamentos — cómo funcionaba, quiénes fallaron y qué cambiar

La estafa con medicamentos — cómo funcionaba, quiénes fallaron y qué cambiar

Por RG

(síntesis narrativa amplia de la doble página del 24 de abril de 1991)

La investigación abre con un título que no deja lugar a dudas: “La estafa con medicamentos”. El Juzgado Federal avanza sobre un circuito de recetas fraguadas, sellos mal usados, derivaciones “obligatorias” a farmacias amigas y cobros a una obra social municipal que terminaban inflando gastos sin respaldo sanitario real. El trabajo periodístico suma pruebas de campo —compras simuladas, verificación de sellos, precios— y contrasta con la postura del Colegio de Farmacéuticos, que admite que no sorprenden estas maniobras en un sistema mal diseñado y con controles débiles.

El mecanismo: recetas, sellos y “circuitos exclusivos”

  • La receta como llave: allí se cargaba el medicamento, la firma y el sello del médico. Con esa boleta se facturaba a la obra social.
  • Dónde se torcía todo:
    • Recetas incompletas o inválidas (sin sello, sin nombre del paciente, sin diagnóstico) igual eran aceptadas y facturadas.
    • Derivaciones “obligatorias”: afiliados enviados a una farmacia específica, creando un circuito cautivo.
    • Precios inflados o fuera de convenio que se cargaban al sistema como si fueran correctos.
    • Reutilización/duplicación de recetas y falta de registro cruzado para evitar que una misma prescripción se cobre dos veces.

La prueba en la calle: “Olvide el sello”

El recuadro “Olvide el sello” condensa la verificación empírica: con una receta sin sello médico y hasta sin nombre del paciente, en algunas farmacias el medicamento igual se expendía y luego se intentaba cargar al sistema. Es el corazón del fraude: si la barrera de la receta no existe, el control contable tampoco.

Las voces del sector

  • Colegio de Farmacéuticos: reconoce que la estafa no sorprende; denuncia que el esquema de atención y facturación de esa obra social propiciaba los abusos (formularios, auditorías ausentes, concentración de ventas).
  • Funcionarios y jueces: el juzgado avanza en allanar farmacias y pedir documentación (recetas, talonarios, libros). Se menciona la necesidad de un sistema unificado de prescripción y auditoría.

Contexto: “¿No hay corrupción? ¿Y entonces, qué es?”

La columna editorial de la izquierda hace inventario de anomalías municipales de la época (manejo de fondos, contratos, combustible, basurales, compras, personal). El mensaje es claro: la estafa de medicamentos no es un accidente, sino otro síntoma de una administración con controles cruzados ausentes, cajas negras y zonas grises que distintos actores aprovecharon.

El daño: sanitario y fiscal

  • Sanitario: el sistema toleraba que se priorizara la receta como negocio y no como acto médico.
  • Fiscal: cada receta inválida aceptada era dinero público que salía de una obra social con déficit estructural, afectando la cobertura de quienes sí necesitaban medicación.

Qué pedía la nota (y sigue siendo agenda hoy)

  1. Receta única y segura
    1. Talonarios numerados, datos completos obligatorios (paciente, matrícula, diagnóstico), validación de sello y firma.
    1. Receta electrónica con firma digital y validación en línea para cortar duplicaciones.
  2. Trazabilidad
    1. Cada medicamento asociado a receta + paciente + farmacia + lote. Tablero en tiempo real para detectar picos anómalos por droguería, principio activo o punto de venta.
  3. Auditoría independiente
    1. Auditoría médica y contable externa a la obra social. Cruces mensuales con padrones, prescriptores y stocks.
  4. Competencia, no cautiverio
    1. Prohibir derivaciones exclusivas; libre elección de farmacia bajo precios de convenio y tope de margen.
  5. Sanciones y transparencia
    1. Régimen de multas, suspensión y denuncia penal para farmacias, médicos o funcionarios.
    1. Datos abiertos: recetas validadas, gasto por principio activo, ranking de prescriptores (con anonimización estadística).

Cierre

La página de 1991 no solo denunció un modus operandi; mostró cómo probarlo y qué arreglar. La moraleja es simple y dura: si la receta no es acto médico trazable, se transforma en cheque en blanco. La solución no es heroica; es sistema: reglas claras, auditoría que funcione y consecuencias reales. Solo así la salud vuelve a ser derecho y no oportunidad de estafa.

✍️ Roberto Gomes (ex jefe de redacción diario El Atlántico MDQ)

Arquitecto, periodista, ambientalista, activador de conciencia urbana.

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