¿El corazón nacional puede vivir dividido?

¿El corazón nacional puede vivir dividido?

Por RG

(síntesis narrativa de la doble página del 17 de abril de 1988)

La edición abre con una pregunta incómoda y necesaria: ¿puede un país sostener su rumbo si su corazón está partido? La herida de Malvinas todavía supura —recuerdos, nombres, ausencias— y, sin embargo, la vida institucional reclama mirar hacia delante. El texto propone un puente: honrar la memoria, profesionalizar a las Fuerzas y anclarlas en la democracia.

Malvinas: la herida que obliga a pensar mejor

No hay épica hueca. Lo que se reclama es memoria con responsabilidad: atención médica y psicológica a veteranos y familias, investigación histórica seria, enseñanza escolar sin consignas. La pregunta de fondo es si aprendimos lo suficiente como para no repetir errores de conducción y afirmar, de una vez, una política de Estado marítima.

“La Marina” en superficie y en profundidad

La nota entra en los muelles y talleres. En superficie, patrullas, escoltas, logística; en profundidad, submarinos que prolongan la mirada estratégica más allá del horizonte. Se insiste en lo esencial: entrenamiento, mantenimiento y doctrina. Un buque que navega poco se oxida; una tripulación que no ejercita pierde reflejos. La defensa, dice el texto, se construye todos los días con rutinas profesionales que casi nadie ve.

Duro entrenamiento de comandos anfibios

Hay fotos de paracaídas sobre el mar y relatos de zafarranchos en frío. El comando anfibio asume un credo sencillo: planificar, ejecutar, sobrevivir. No se romantiza: se explica. Tiro, navegación, comunicaciones, primeros auxilios de combate, resistencia. El objetivo no es la espectacularidad sino la capacidad real de entrar, cumplir y salir, con el mínimo riesgo para los propios y los terceros.

Inteligencia: ver antes de que suceda

Otra pieza clave: la inteligencia. No como espionaje de novela, sino como disciplina que integra información abierta, señales, meteorología, logística, economía. Se subraya una frase que funciona como brújula: “El arma más poderosa es la que aún no existe”. Traducido: la ventaja se gana anticipándose, innovando, detectando patrones que otros no ven.

“Lo privado llegó al aire”

La cobertura reconoce un cambio cultural: cooperación con el sector privado (tecnología, servicios, soporte logístico, capacitación). Drones, enlaces, electrónica aplicada, simuladores… Cuando el Estado define estándares y controla, sumar capacidades civiles acelera la curva de aprendizaje y abarata costos.

Fuerzas Armadas en democracia

El eje político es claro: Fuerzas Armadas como poder de la democracia, subordinadas a la conducción civil, con misiones precisas y control parlamentario. Defensa del litoral, custodia de espacios marítimos, ayuda humanitaria, apoyo a la ciencia antártica, protección del ambiente marino: todas tareas legítimas, necesarias y verificables.

Prensa profesional, transparencia y ciudadanía

La doble página también mira hacia adentro del oficio periodístico: informar sin agitar, preguntar con respeto pero sin concesiones, abrir cuarteles y bases a la vista pública. La defensa no es asunto de especialistas encerrados; es política de Estado que la ciudadanía debe poder auditar.

Un cierre sin atajos

El hilo conductor de toda la pieza es una reconciliación adulta: memoria + profesionalismo + democracia. La herida de Malvinas no se niega ni se usa; se aprende de ella. “La Marina” no es un recuerdo congelado sino un cuerpo vivo que se entrena, se corrige y rinde cuentas. Y el país, si no quiere vivir con el corazón dividido, debe sostener al mismo tiempo honor para los que cayeron, cuidado para los que volvieron y exigencia para los que hoy visten uniforme.

Solo así la pregunta inicial deja de doler: cuando la memoria y la ley reman para el mismo lado, el corazón vuelve a latir completo.

✍️ Roberto Gomes (ex jefe de redacción diario El Atlántico MDQ)

Arquitecto, periodista, ambientalista, activador de conciencia urbana.

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