1988 – El Japón que lo haría todo (y nadie lo vio venir)

1988 – El Japón que lo haría todo (y nadie lo vio venir)

Por Roberto Guillermo Gomes
Archivo El Atlántico, Mar del Plata


En aquel julio de 1988, mientras la prensa internacional y la élite financiera seguían enfrascadas en el espectáculo bursátil de Wall Street, yo escribía estas líneas sabiendo que estaba viendo un movimiento tectónico silencioso.

Occidente celebraba el final de la Guerra Fría. Estados Unidos consolidaba su hegemonía mediática. Europa se preparaba para su unión económica. Y Japón, como siempre, callaba y construía.

Mientras los demás exportaban ideología y deuda, Japón exportaba chips, conocimiento y automatización.

En mi nota anticipé lo que hoy es un hecho irrefutable: que Japón estaba diseñando un modelo industrial de eficiencia robótica, concentración de valor agregado, cultura organizacional impecable y un respeto casi religioso por el tiempo, el detalle y el otro.

Adelanté que la obsesión de las empresas occidentales por deslocalizar su producción hacia el bajo costo chino iba a transformarse en su propia sentencia de muerte estratégica. Porque mientras se desmantelaban fábricas en Detroit, Liverpool o Turín, se elevaban los laboratorios, plantas de automatización y líneas de I+D en Japón.

La economía japonesa del futuro no sería de volumen, sino de perfección. No necesitaba producir más: necesitaba producir mejor, más limpio, más inteligente.

Y así lo hizo.


🎙️ Entrega 3

El año es 2025: Japón ya no compite, Japón define

Desde mi visión actual, confirmo y amplío esa predicción.

China ha llegado a la cima del volumen productivo. Estados Unidos aún controla las finanzas y la narrativa global. Pero Japón es quien posee el código maestro.

Los avances en IA, robótica humanoide, integración IoT-hábitat, y medicina regenerativa colocan a Japón 10 años por delante del resto del mundo. Y si decide adoptar un modelo de automatización total como el que vengo diseñando desde hace décadas, arrasará el tablero económico global antes del 2030.

Y no lo hará por ambición. Lo hará porque no tiene alternativa: su población envejece, pero su conocimiento florece. Su economía se estanca, pero su tecnología avanza en silencio hacia el punto de inflexión.

En alianza con India, Taiwán y parte del know-how global, Japón puede convertirse en la economía N°1 del mundo sin disparar un solo misil, sin robar recursos, sin propaganda: solo por ser el que mejor piensa, mejor hace y mejor respeta.

La historia no se escribe con titulares. La verdadera historia la escriben los que ven antes. Y yo lo vi en 1988.

✍️ Roberto Gomes (ex jefe de redacción diario El Atlántico MDQ)

Arquitecto, periodista, ambientalista, activador de conciencia urbana.

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