📰 De la Calidad al Caos: Historia de los Reyes y Caníbales de Mar del Plata
Por Roberto Gomes — Publicado originalmente el 2 de junio de 1991 en El Atlántico
🏖️ El auge perdido
Mar del Plata, ciudad símbolo del turismo argentino, supo ser el balneario de la élite, la postal brillante de la clase media emergente y el refugio estacional de miles. Pero algo se quebró. Lo que alguna vez fue modelo de servicios de calidad, armonía arquitectónica y desarrollo paisajístico, devino en caos, desorden y destrucción de su identidad.
🔄 De la planificación a la depredación
A partir de los años ‘40 y especialmente desde los ‘70, comenzó una transformación desordenada. Las grandes estructuras turísticas que antes respetaban el entorno fueron reemplazadas por proyectos agresivos, sin planificación, pensados únicamente para extraer renta rápida. Se multiplicaron construcciones ilegales, invasiones sobre médanos, y prácticas que podríamos calificar sin temor como delitos paisajísticos.
🧱 Cuando el cemento se impone sobre el mar
La ciudad dejó de crecer en armonía con su entorno. Los espacios verdes se redujeron. Los balnearios se privatizaron. Se levantaron estructuras invasivas sobre el borde costero. Los antiguos paseos se convirtieron en corredores cerrados. La belleza natural fue fragmentada por intereses privados con total impunidad.
💰 Las máquinas económicas
El modelo turístico actual promueve una lógica perversa: grandes operadores venden paquetes que incluyen estadías, paseos y consumos cerrados. El turista ya no recorre libremente la ciudad: va del parque acuático al shopping, sin integrarse al tejido urbano. El comercio minorista muere. La gastronomía local se extingue. La riqueza queda en pocas manos.
El capital se concentra y luego emigra, dejando tras de sí un tejido urbano más empobrecido. Sin proyectos integrales, sin visión ecológica, y con un Estado cómplice o ausente, el turismo dejó de ser motor de desarrollo y pasó a ser una máquina extractiva.
⚠️ Efectos colaterales
- Pérdida de identidad territorial
- Destrucción del paisaje costero
- Exclusión social creciente
- Fuga de capitales
- Turismo depredador sin conciencia ecológica
🧭 La advertencia ignorada
En su momento, el Colegio de Arquitectos advirtió sobre estos atropellos. Se denunciaron aberraciones urbanas y desastres visuales. Se alertó sobre la desaparición del perfil natural de la ciudad. Pero la respuesta fue el silencio. O peor aún: la complicidad.
Mar del Plata fue una joya pintoresca.
Un lugar donde las mansiones no eran símbolos de ostentación vacía, sino expresiones de estilo, identidad y respeto por el entorno.
Los barrios eran galerías abiertas de arquitectura viva, integradas a un paisaje costero que respiraba dignidad, amplitud y belleza.
Hoy, esa joya fue casi completamente demolida.
En su lugar, proliferan bloques grises, torres sin alma, negocios improvisados, y cicatrices urbanas que solo hablan de renta inmediata y planificación nula.
La demolición no fue solo física.
Fue simbólica.
Demoler esas mansiones fue demoler el alma de la ciudad.
Fue destruir la memoria estética, la armonía ambiental, y el proyecto de vida que alguna vez hizo de Mar del Plata un destino, no solo turístico, sino espiritual y cultural.
“Mar del Plata fue una joya pintoresca, con mansiones que respiraban belleza y pertenencia en todo su territorio. Hoy, casi todas están demolidas. Y con ellas, demolimos una parte de lo mejor que fuimos.”
— Roberto Gomes
🌱 ¿Todavía hay tiempo?
Hoy, en 2025, la pregunta sigue vigente:
¿Podemos revertir este modelo antes de que Mar del Plata sea irreparable?
La respuesta es sí, si volvemos a respetar el paisaje, el entorno y la inteligencia colectiva.
La reconstrucción será posible si dejamos de actuar como caníbales del territorio y recuperamos la visión integradora de quienes una vez supieron construir una ciudad modelo.

Deja un comentario