
CONVERSACIONES CON
SRI RANJIT MAHARAJ
17 de mayo de 1998
Pregunta: Yo estoy de acuerdo completamente con lo que usted dice; pero a ve-ces, en el abandono de lo falso, siento un sentimiento intenso, me veo a las puertas de la muerte. Sé que es una apertura maravillosa, pero, sin embargo, tengo una reacción de pánico; y a pesar de todas mis prácticas de meditación, este sentimiento permanece. ¿Cómo vencer este miedo de desaparecer, de fundirme?
Maharaj: Es porque usted no quiere ser eso. Debido a la ignorancia, usted se pre-gunta, «Si dejo esto, ¿qué va a pasar?» Pero, puesto que todo eso no es verdadero, ¿por qué inquietarse? ¿Por qué tener miedo de lo que no es, miedo de dejar esa nada? Lo que no es, no será nunca. Usted acepta ese miedo en su mente porque piensa que el mundo es verdadero. Ese miedo se debe a una falta de comprensión, es creado por la mente que no quiere morir. Usted se pregunta lo que va a quedar si muere la mente, pero ¿qué queda en el sueño profundo, dígame? Nada. De la misma manera aquí, si usted se duerme al mundo, ¿cómo podría mantenerse el miedo? Mientras que usted está en el estado de vigilia, dígase que todo eso no es verdadero. ¡Incluso si en el estado de vigilia usted afirma que el sueño que ha visto es verdadero, eso no le volve-rá real! Por ejemplo, ¿puede volver ese sueño una vez que ha desaparecido? Mientras ese miedo esté ahí, eso quiere decir que la mente no acepta que todo es nada, que todo es falso. Es debilidad de la mente, pero debe aceptarlo. Mientras ésta se mantie-ne, el ego se mantiene igualmente. El ego falsea su visión, pero desde que desaparece, la realidad está ahí. El ego disimula la realidad, pues dice, «Yo soy algo». Dígase a usted mismo que «yo no existo», que «yo no soy». Si usted no es, los demás tampoco son. Pero si usted dice: «Yo soy esto, yo soy este cuerpo», etc., entonces los demás también aparecen como verdaderos. Olvide el miedo. «Yo no existo». ¿Quién más podría ser entonces? Sólo la realidad es. Si el miedo está ahí, es porque hay una falta de comprensión. Refuerce su mente hasta que el miedo desaparezca; ese miedo sólo existe porque usted piensa que el mundo es real. Si usted mata a la serpiente, el miedo desaparecerá; ¿puede darle miedo todavía cuando está muerta? No hay nada bueno ni malo porque no hay nada; y si usted siente eso profundamente, entonces ya no tendrá miedo. De hecho, la serpiente no ha existido nunca; pero mientras que usted tenga miedo, eso quiere decir que la considera como real. ¡La mente es terrible, pues crea el miedo! Olvide el miedo y usted está fuera de las garras de la mente; usted será no mente. No mente quiere decir ausencia de conceptos. Diga a su propia mente que nada es verdadero; entonces desaparecerá el miedo.
Pregunta: Usted habla siempre de olvidar. Yo querría saber cómo olvidar.
Maharaj: Cuando duerme profundamente, usted olvida, ¿no es así? De la misma manera, duerma al mundo mientras está despierto, comprenda simplemente que no es verdadero. ¡Todo es cero! Ésa es la filosofía. Mientras piense «Yo estoy aquí», usted no puede olvidar. En un sueño, usted hace muchas cosas; ¿pero existen? ¿Se dice usted cuando se despierta, «Yo he hecho algo bueno o algo malo»? ¡De la misma manera, mientras está despierto, comprenda que lo que usted hace, que lo que usted es, no es nada, que todo es falso! ¿Dónde es usted? ¿Puede mostrármelo? ¿Es usted el cuerpo? ¿Es usted la mente? ¿Qué puede usted mostrar cuando todo eso es nada? Mientras el cuerpo está aquí, usted debe actuar y sentir; hágalo, pero sabiendo que no es verdadero. Mientras los ojos están aquí, deben ver, pero sepa que lo que ven no es verdadero. Todo lo que puedo ver y sentir no es la realidad. El dolor viene al cuerpo; debe venir, pero comprenda que es al cuerpo al que viene y no a mí. Trate de desiden-tificarse del cuerpo, «No es mi dolor, el cuerpo no es mí mismo». Su convicción debe ser, «No es mi cuerpo, yo no hago nada, yo no soy nada, yo no existo. Yo no soy ni el nombre, ni el cuerpo, ni la mente». Actúe con todos esos instrumentos, pero com-prenda que usted no es ellos. Eso es lo que se llama lo no condicionado, lo no apega-do. Usted toma estas condiciones como siendo usted mismo y dice, «Esto es mío, etc.» Por ejemplo, un hombre y una mujer que han tenido un hijo cada uno por su lado antes de casarse, dicen, «Éste es el mío, ése es el tuyo». No comprenden que son Uno; el ego hace todas estas separaciones, mientras que todo no es más que Uno. Todos son usted mismo; si usted comprende eso, ¿a quién dirigir buenas o malas pa-labras?
Pregunta: ¿Cómo olvidar lo que no existe?
Maharaj: Es muy fácil olvidar lo que no existe. ¿Qué nombre daría usted al hijo de una mujer estéril? No existe, así pues, no hay ningún problema. Suponga que usted tiene un sueño; al despertar, lo olvida inmediatamente, ¿no es así? Cuando usted comprende que nada es verdadero, ¿cómo pueden persistir las cosas? ¿Cómo olvidar lo que no es? Por la comprensión, usted olvida todo. El mundo no existe. Incluso los científicos dicen que el mundo que usted ve no está en ninguna parte. Por un simple cambio de estado, en el sueño por ejemplo, el mundo deviene cero. Al despertar apa-rece como en una televisión; usted aprieta el botón y aparece la película, apaga el bo-tón y la película desaparece. La mente es la responsable de todo eso. Si dice, «Está aquí», entonces está aquí; si dice, «No está aquí», entonces nada es. Délo por hecho, todo depende de la mente. Puesto que el mundo no es verdadero, es muy fácil de olvidar. ¿Cuánto tiempo lleva? Usted no olvida por la simple razón de que le conside-ra verdadero. Usted ve el sueño, pero cuando se despierta, se dice a usted mismo que no es real. De la misma manera, cuando usted comprende lo que es el mundo, dónde ha comenzado y dónde acabará, lo olvida. El origen del mundo es cero, el espacio; de ahí ha brotado un concepto y el mundo entero ha aparecido. Es exactamente como cuando usted está en el sueño profundo; repentinamente emerge un pensamiento y entonces se desarrolla el sueño. El mundo es un largo sueño, y si usted comprende que es un sueño, una ilusión, que ocurra lo que ocurra, no es verdadero, entonces lo olvida fácilmente. Si no comprende, entonces el mundo es verdadero para usted. La mente es un factor imprevisible, puede pasar en un instante de un pensamiento positi-vo a un pensamiento negativo; es siempre cambiante.
Si olvida la mente, usted será feliz; es el único factor que crea todos los sufrimien-tos y todos los placeres igualmente. Comprenda que la mente misma no es verdadera; mente quiere decir pensamientos, y los pensamientos vienen y se van. La mente no crea más que confusión, nada más. El que es no mente ya no está en la confusión. Trate de olvidar lo que no es verdadero, es el único remedio. Es así como desaparece-rá la ilusión; en caso contrario persistirá bajo una forma o bajo otra. La mente vive permanentemente en el miedo, «¿Qué va a ocurrir o a no ocurrir? ¿Qué hacer o qué no hacer?» Ser o no ser es siempre la cuestión para cada uno de ustedes. Si la persona que le es querida muere, por más que llore usted, eso no se la devolverá. Un cuerpo mortal ha muerto, ¿por qué inquietarse? Usted debe olvidarla o no podrá vivir en este mundo. El olvido es la mejor de las cosas, y usted sólo podrá ser feliz con esta condi-ción. ¡Si se acuerda de sus vidas pasadas, usted será siempre desgraciado! En la vida, se producen toda suerte de cosas; algunas que usted desea y otras que no desea. ¿Qué hacer entonces? ¡Si no olvida en la vida, usted se vuelve loco! Es por eso que se dice que el olvido es necesario. ¿Cuánto tiempo es menester para olvidar lo que es sólo ilusión? Usted olvida a cada instante. Cuando pronuncia una palabra, llega otra in-mediatamente, y usted debe olvidar la primera para poder pronunciar la siguiente. La palabra no tiene entidad, nace en el espacio, que es cero. Usted oye lo que digo, pero para continuar oyendo, debe olvidar lo que he dicho precedentemente. Su origen es el cero y su destino es el cero. Todo pasa en un fracción de segundo. Si alguien le insul-ta, las palabras desaparecen inmediatamente después de haber sido pronunciadas, pero el efecto se imprime en su mente. Sus antepasados han muerto todos, ¿dónde han desaparecido? ¿Dónde existen ahora? No han existido nunca; así pues, usted no puede decir dónde han desaparecido. Hoy es día 18, ¿dónde ha desaparecido el día 17? ¿Y desde dónde aparecerá el 19? Usted cuenta los días y las noches, pero eso no es más que su concepto, pues si pregunta al sol cuántos años tiene, él le responderá, «¡Yo no conozco los años!» Esa base sobre la que usted cuenta todos estos años, es-tos vaivenes, estas apariciones y desapariciones, es inmutable. El sol no tiene conoci-miento de nada.
De la misma manera, es a partir de la ignorancia de donde ha aparecido el cono-cimiento y de donde usted ve desarrollarse la ilusión toda entera. La ignorancia se ha sobreimpuesto a la realidad y de esta ignorancia ha surgido un concepto; y sobre ese concepto se crea el mundo. Concepto quiere decir conocimiento. Todo el mundo fun-ciona por el conocimiento; por el conocimiento usted crea y actúa. Tomar nacimiento es un concepto; seguidamente, usted debe soportar muchas cosas durante toda su vida. El concepto es la vida, nada más; y cuando la vida se acaba, el concepto desa-parece y todo se termina, no queda nada. Si no hay espacio, no hay palabras. Las pa-labras y el mundo han aparecido debido al espacio. Usted ha creado el mundo entero, pero, dígame, ¿hay otra cosa que palabras en el mundo? ¡Usted dice que es la India, Francia o los Estados Unidos, pero no son más que palabras, conceptos! Usted se ha llenado de tantas palabras y ha ido tan lejos con ellas que ahora le es imposible com-prenderse a usted mismo. Comprenda el origen de las palabras, dónde comienzan; después olvídelas y la realidad está ahí. Las palabras, es decir, el conocimiento, tienen un gran poder; a partir de una sola palabra, alguien puede devenir su amigo o su enemigo. ¿De dónde vienen las palabras? Las palabras vienen de la mente. Así pues, la mente es el factor esencial; si usted la orienta hacia lo verdadero, hacia la realidad, deviene su mejor amigo; pero si la dirige hacia lo falso, entonces le lleva al infierno. Así pues, las personas realizadas ponen a la mente de su parte, hacen de ella un ami-go, y, finalmente, la mente misma desaparece y sólo permanece la realidad. El mundo y la mente desaparecen; eso es la realidad y eso es lo que usted es. Entonces ya no hay más inquietud; usted es la realidad, ¿cómo podría mantenerse entonces la ilusión? De todas maneras, no existe. Cuando usted olvida la realidad, cuando se olvida de usted mismo, entonces aparece el mundo en su multiplicidad.
Las escrituras indias dicen, «Usted ha obtenido una encarnación humana; si refle-xiona y comprende por medio del discernimiento, entonces no está perdido, entonces usted olvida todo y alcanza la realidad; pero si, al contrario, se olvida de usted mismo en la ilusión del mundo, entonces deberá sufrir numerosos renacimientos (84 millones de nacimientos)». Mientras esté identificado a la mente, a los cinco elementos (el cuerpo) y a los tres gunas, usted debe tomar nacimientos tras nacimientos. Pero desde que comprende, «Yo no soy el cuerpo ni la mente», usted sale del círculo de los rena-cimientos. Por eso las personas realizadas le dicen que olvide todas las cosas del mundo; pero recuerde que, debido a que usted ha tomado nacimiento, debe conocer-se a usted mismo en esta vida. Aquellos que no lo hacen, van al infierno; infierno quiere decir tomar nacimiento tras nacimiento. Pero, de hecho, no hay infierno ni pa-raíso. Estar confinado en la matriz de la madre durante nueve meses, eso es el in-fierno, nada más; y, sin embargo, su mayor deseo es tener un cuerpo. Debido al mie-do, usted ha devenido muy pequeño; pero, créame, usted no podrá obtener otra reen-carnación humana tan fácilmente. ¿Qué bien hace usted en está vida? Usted dice que lo que es falso es verdadero. Usted miente sin parar. Usted ha mentido tanto que no puede ser perdonado. Usted engaña sin cesar, pues dice, «yo soy» a lo que no es us-ted. ¿Cuántas veces ha dicho: «Yo soy este cuerpo»? Por una sola impostura, se dice, usted se arriesga a siete años de prisión; así pues, tendrá que sufrir ochenta y cuatro millones de renacimientos.
Olvide «Yo soy el cuerpo»; comprenda que usted no es esta pequeña cosa. Desde que usted olvida eso, la realidad está ahí, no hay necesidad de buscarla. Usted dice, «Aquí no hay nadie», pero usted está ahí, ¿no es así? Así pues, la realidad es usted mismo sin el «usted». Acepta que usted es el «yo», y entonces aparece la confusión. Olvide ese «yo», pues no existe. ¿Qué queda entonces? La realidad. Usted puede olvidar de esta manera; cuando eso no existe, usted no tiene que acordarse de nada, ¿no es así? Lo que no existe tiene como origen cero y como fin cero; ¿cómo acordarse entonces de lo que no es? ¿Cuánto tiempo lleva olvidar lo que no es, dígame? Usted acepta de palabra que el mundo es ilusión, pero en el fondo de usted mismo, lo niega. Si lo acepta realmente, está fuera de la ilusión. Por causa de la ignorancia, usted pien-sa que todo esto es verdadero; olvídelo, y usted es la realidad. Usted dice, «Yo quie-ro olvidar», pero, de hecho, no quiere hacerlo. Usted está enfermo y consulta a un médico que le da un remedio; pero si usted no lo toma, ¿de quién es la culpa? La en-fermedad no podrá desaparecer. La enfermedad de la ilusión es tal que no desapare-cerá nunca a menos que el Maestro le dé la comprensión. Entonces será suprimida por la simple razón de que la ilusión no existe.
El problema es que la mente no quiere comprender, de ahí todas esas preguntas que se atropellan en usted. Algunas personas no tienen ningún deseo de comprender, sino que simplemente quieren polemizar. Si usted dice, «Sí», ellos dirán, «No»; si usted dice, «Tengo fiebre», ellos dirán «No, no tienes fiebre». ¿Qué se puede decir entonces? ¿Qué se puede decir acerca de lo que no es? ¿Y qué se puede olvidar cuando no es? ¡Así pues, lo que no es, no es y no será nunca; es una evidencia! De hecho, es fácil de olvidar. Usted ha olvidado hoy lo que ocurrió ayer, y olvidará ma-ñana lo que ocurre hoy. Por un simple cambio de mente, todo desaparece; si ese cam-bio se produce, usted deviene la realidad; si no se produce, usted permanece una pe-queña criatura en el mundo. ¿Qué valor tiene este pequeño cuerpo en este mundo inmenso? Si se produce la desconexión puede desaparecer en una fracción de segun-do; pero usted está muy orgullo de esta cosa que puede desaparecer en cualquier momento. Usted se cree muy importante, cree que puede hacer grandes cosas con este cuerpo. El ego no existe más que por el aire, por la respiración. Cuando la respi-ración se detiene, ¿dónde está el ego? Mientras respira, usted dice que la ilusión es verdadera, pero cuando la respiración se detiene todo deviene cero. Comprenda que no es verdadera mientras respira, comprenda mientras está vivo. Pero el ego no le deja aceptarlo. Olvidar el mundo quiere decir comprender que no es. Si usted lo compren-de así, ciertamente alcanzará la realidad, pues usted es Él.
¿De dónde viene el sueño y dónde desaparece? Surge un pensamiento y usted ve desarrollarse el sueño. Cuando usted dice, «yo soy», surge el pensamiento y segui-damente usted ve el mundo entero. Todo el mundo dice, «yo soy»; nadie dice, «yo no soy». La realidad es la única base que es; pero, a pesar de todo, usted dice, «yo soy». Usted considera el cuerpo, la mente y todas las cosas como verdaderos, no comprende que todo eso no existe. Las personas realizadas saben que el «yo» no exis-te. Si usted no existe, ¿cómo podría existir el mundo? Es usted quien da el valor a todas las cosas; usted dice que los árboles están ahí, ¿son los árboles quienes dicen: «Yo estoy aquí»? Usted nombra a cada cosa de este mundo, pero las cosas no dicen nunca «Yo soy eso»; es usted quien lo dice. Su mente está bajo las garras de la igno-rancia y dice, «Todo es verdadero», ¿qué hacer entonces? Lo que no es, usted dice que es. Exactamente como un borracho que bajo el efecto del alcohol vocifera, «Yo soy un rey, yo soy un rey», ¿quién puede detenerle? Usted puede ser el primer minis-tro de su país, pero esta situación puede cambiar en cualquier momento (¡En la India el primer ministro cambia todos los días!); no obstante, usted persiste en decir, «Yo soy eso». No es más que ilusión, pues es sólo su pensamiento; y el pensamiento fun-ciona debido a la respiración. Cuando la respiración se detiene, todo desaparece; po-bre o rico, todo se desvanece. Así pues, mientras está vivo, mientras que todavía res-pira, comprenda de dónde viene esta respiración. Viene de la realidad, pues todo se sobreimpone a ella. Todo aparece y desaparece sobre ella, pero sólo ella es y sólo ella permanece. Al comprender eso, usted mismo deviene la realidad, y entonces todo lo que «yo» veo y percibo no es nada más que mí mismo. Debe conocerse a usted mis-mo, nada más. Cristo ha dicho, «Conócete a ti mismo y conoces el mundo». Cuando la mente alcanza esta comprensión, es siempre feliz, pues sabe que no hay nada de qué inquietarse. Bajo la influencia de la ignorancia, usted es muy desgraciado. Cons-tantemente bajo el dominio del deseo, usted quiere todo. La mente mendiga sin cesar, siempre quiere algo, no está satisfecha nunca. Cuando se comprende a usted mismo, está plenamente satisfecho.
Pregunta: Maharaj, usted ha dicho que algunas personas han accedido al co-nocimiento, pero que han recaído en la ignorancia con un ego aún más fuerte que antes. ¿Puede usted desarrollar eso?
Maharaj: Cuando olvida su comprensión, usted vuelve a la ilusión. Se olvida de usted mismo. La mente debe tener la firme convicción de que «yo no existo». ¿Acaso dice un muerto: «Yo no existo»? No puede decirlo porque no existe. Pero si usted se olvida de su verdadera naturaleza y vuelve a la ilusión, ¿quién puede detenerle? Todo depende de la fuerza de su convicción. Lo único que hay que comprender es que «yo no existo», que sólo la realidad es. El «yo» es una ilusión, y si usted lo comprende verdaderamente, ¿cómo podría tocarle de nuevo? Cuando usted se olvida (de la realidad), sobreviene la ilusión. El que no bebe no está bajo la influencia del alcohol, ¿no es así? Es el que bebe el que sufre los efectos del alcohol. Si usted comprende el mundo, entonces no puede volver a la ilusión. La mente debe estar completamente convencida; es la convicción de que lo que no es, no es y no será nunca. Un muerto no puede volver bajo la influencia de la ignorancia; lo que está muerto no puede revi-vir. Su deseo de tener un cuerpo es ego, pero si el ego muere, ese deseo no puede volver. ¡Lo que ha desaparecido, ha desaparecido!
Si la comprensión está firmemente establecida, no puede haber vuelta atrás. Si frente a usted hay un frasco que pone «veneno», ¿le tocaría usted? Al contrario, us-ted le alejará de su vista. Se dice, «¡Fuera de la vista, fuera de la mente!» ¿Qué decir de aquel que vuelve a la ilusión del mundo, sino que es un loco que ha tenido la com-prensión pero la ha perdido? La comprensión debe ser completa y bien digerida; así pues, el que vuelve a la ilusión no ha comprendido. Ha llegado simplemente hasta la fuente del conocimiento, que considera verdadero. Pero el conocimiento es el ego. Así pues, el verdadero Maestro le dice que olvide igualmente la ignorancia y el cono-cimiento. El recuerdo puede transformarse en olvido, y eso quiere decir que el cono-cimiento no es verdadero. Usted se acuerda de algo en este momento, pero al instante siguiente lo olvida, ¿no es así? Lo que cambia no es verdadero; así pues, el conoci-miento no es verdadero. Usted debe ir más allá de la ignorancia y del conocimiento. El conocimiento mismo viene de la ignorancia, del olvido de la realidad. El conoci-miento es el más grande de los egos. Sócrates ha dicho, «Yo sé que no sé nada». Lo que usted sabe es nada, no es verdadero; el conocimiento es siempre falso. El cono-cimiento ha aparecido debido a la ignorancia; así pues, si usted olvida el conocimien-to, la ignorancia desaparecerá automáticamente. En el sueño profundo, usted es la realidad pero no lo sabe; ése es el problema. Vaya a cero pero no permanezca ahí; comprenda que yo soy más allá de cero, más allá del vacío.
En la realidad no hay ni ignorancia ni conocimiento. Cuando sobreviene el cono-cimiento, sepa que viene de la ignorancia, del olvido de usted mismo. Al despertar usted dice Om (cualquiera que sea su lengua), y entonces comienza el mundo; de otro modo, no aparece. Las escrituras hindúes dicen que Om es el comienzo. Con Om vie-ne el «yo» y todo lo demás. Cuando desaparece el «yo», todo ha terminado, ya no hay de qué inquietarse. Matar su ego significa comprender que el ego no es. Pero us-ted quiere ser algo; su deseo más fuerte, su pensamiento más poderoso es el ego, es «yo soy». Cuando el «yo» duerme, ¿dónde está usted? En una fracción de segundo el «yo» desaparece, y entonces hay vacío, cero. Vaya más allá del vacío por la com-prensión. Mientras se mantiene el ego, usted está en la ilusión. Cuando desaparece, usted es Él, la realidad. Si la comprensión es clara y firme, ya no es posible volver a la ilusión. Sólo aquellos que se han detenido en el conocimiento, vuelven al mundo y buscan después el poder, la celebridad o el dinero. Se dice que los Santos más gran-des han partido sin ser conocidos. ¡Rama y Krishna sólo eran héroes secundarios! Se les llama Avatares (encarnaciones divinas), pero, cualquiera que sea la encarnación, es siempre un descenso, un eslabón más abajo, puesto que han devenido algo, ¿no es así? Encarnación quiere decir que algo se ha manifestado. La persona realizada vive silenciosamente y desaparece en silencio; no dice nunca, «Yo estoy realizado». ¿Quién hay para realizar qué? Él no permanece en tanto que «yo». Después su pen-samiento se difunde en el mundo. Él no dice nunca, «Yo existo»; nada persiste para él.
Pregunta: Lo que nos impide olvidar la mente, es el apego al placer de los senti-dos. ¿Cómo llegar a ese desapego?
Maharaj: El apego se produce a causa del conocimiento. Si no le tiene miedo, en-tonces usted puede rebasarle y el apego no puede persistir. Los apegos a los sentidos son debidos al cuerpo y usted no es eso. Un cadáver ya no tiene apegos. El conoci-miento penetra su cuerpo cuando usted toma nacimiento y todos los apegos son crea-dos por los sentidos. Los ojos ven, pero es usted quien lo sabe. Cuando usted oye un sonido, es conocimiento; cuando saborea, es conocimiento. De hecho, todo se debe al conocimiento. Cuando usted dice, «He oído», es con el conocimiento con lo que us-ted dice eso. Así pues, el cuerpo está conectado al conocimiento, y la conexión crea todo eso. Ver, oír, hablar, comer, moverse, todo se produce a partir del conocimiento. Si el conocimiento desaparece, los diez sentidos ya no funcionan en el cuerpo. Todas las cosas ilusorias han aparecido a partir del conocimiento; así pues, ¿por qué conside-rarle verdadero? Ocurre lo mismo en un sueño; usted ve y hace toda suerte de cosas, pero al despertar dice, «¿He hecho yo todo eso?» No, ya que usted sabe que es falso. Aquí es lo mismo, se trata de un largo sueño donde ocurren una multitud de cosas; pero, no obstante, usted dice, «Yo he hecho esto», mientras que, de hecho, usted no existe. ¡Eso es lo que usted no comprende!
Es gracias al conocimiento que usted puede decir «Yo he hecho esto». Si mata a alguien, usted lo olvida cuando duerme, ¿no es así? Cuando usted se olvida, no que-da nada. Entonces usted se despierta del sueño, se establece la conexión con el cono-cimiento y sigue todo lo demás, el miedo, los acontecimientos, etc. Usted no es el cuerpo, ¿por qué se inquieta entonces? Todos los apegos son producidos por el cono-cimiento a través de los sentidos. Usted ve y olvida, oye y olvida. Si un mentiroso afirma, «Yo nunca he dicho eso», ¿puede usted recuperar sus palabras en alguna par-te? Mientras el conocimiento está aquí, el apego también está aquí. Comprenda sim-plemente que no es verdadero, que todo se debe a la ignorancia. ¿De dónde viene el conocimiento? De la ignorancia. Usted ha tomado nacimiento en la ignorancia, y de ahí ha surgido el conocimiento. Después aparece todo; la mente, los sentidos y el ego se ponen en acción. Pero todo eso es asunto del cuerpo, no suyo; usted no es eso. Comprenda que la realidad no tiene nada que ver con todas esas cosas. Como en el ejemplo de la película que aparece sobre la pantalla. La pantalla misma no se inquieta por nada. En la película usted llora, canta, reza o mata a alguien; ¿pero que queda cuando se acaba la película? ¿Es real el héroe? Si quisiera saber quién es, desaparece-ría y sólo quedaría la pantalla.
Este sueño ha aparecido debido a la ignorancia, y usted dice: «Yo soy esto». De ahí viene el apego. Mientras el cuerpo está vivo, los diez sentidos deben funcionar, pero comprenda que este cuerpo no es mí mismo, ni mío. Si su vecino muere, usted no muere con él, ¿no es así? Así pues, considere su cuerpo como si fuera su vecino y no usted mismo. Usted acepta el pensamiento: «Yo soy el cuerpo», y entonces todo le ocurre y le afecta a usted. Si usted comprende que «yo no soy el cuerpo», los apegos y los sentidos mismos ya no tienen ningún valor para usted. Los sentidos no son na-da, no funcionan más que por el conocimiento; el conocimiento es su base, sin él no pueden funcionar. Si usted tiene un ataque cerebral, el conocimiento se desconecta. Entonces usted ya no tiene conocimiento de nada. Usted ve pero no lo sabe, usted tiene ojos pero no puede reconocer. El cerebro, que es el conocimiento, está desco-nectado; la facultad de pensar está interrumpida. ¿Puede iluminar la bombilla si no hay electricidad? Así pues, cuando su vecino muere, usted no muere con él. De la misma manera, sepa que usted no es el cuerpo. «Yo soy el cuerpo» es el efecto de la ignorancia. Pero incluso cuando usted dice, «Es mi cuerpo», eso mismo significa que usted es otra cosa que el cuerpo, ¿no es así? Si usted dice, «Es mi casa», usted no es la casa. Se debe a la ignorancia el que este «mío» haya devenido «yo». Los sentidos funcionan solos, pero usted dice: «Yo veo».
Comprenda que este cuerpo no es mí mismo; después deje que los sentidos fun-cionen o desaparezcan, ¿por qué inquietarse? Si su amigo mata a alguien, usted dirá quizás, «Él ha cometido un error», pero no dirá, «Yo he matado». Si dice, «Yo soy la mano que ha matado», entonces será llevado a la cárcel pues usted se identifica con el cuerpo. Los sentidos le han venido a causa del conocimiento, pero si dice, «Yo soy los sentidos» o «Los sentidos son míos», entonces usted está ligado a la acción que se produce. Debido a que el conocimiento está aquí, todo ocurre y se pone en acción. Cuando usted duerme, el conocimiento se extingue, los sentidos ya no funcionan. De la misma manera, cuando el cuerpo muere, cuando el poder interno se desconecta, ¿qué queda? Nada. Así pues, mientras el conocimiento o el poder está conectado, usted siente que todo es real; pero usted debe comprender, mientras el poder está conectado, mientras el conocimiento está conectado, que nada es real. Es así como usted se libera de él. Los ojos ven y usted dice «Yo veo», la nariz huele y usted dice «Yo huelo», eso es el ego. Usted acepta que el «yo» es el hacedor, mientras que usted no puede hacer nada. El cuerpo y el conocimiento entran en contacto, se conectan y todo se manifiesta. ¿Puede hacer algo el conocimiento por sí solo? Sin la bombilla, la electricidad no puede dar luz; y sin la electricidad, la bombilla no puede lucir. Así pues, una y otra son necesarias para producir la luz. El poder, el conocimiento está conectado al cuerpo, y el cuerpo funciona; pero si usted le considera como «mío», eso es el ego. Sin la muerte del ego, usted no puede comprender.
El «yo» no tiene ninguna entidad; es simplemente un pensamiento que ha surgido, y ahora usted debe olvidarle. Con el pensamiento mismo debe comprender que usted no es eso, «Yo no soy el cuerpo». En un sueño usted mata a alguien o reza a Dios; los dos actos tienen el mismo valor puesto que no existen. Matar o adorar no son verda-deros. ¿Está usted de acuerdo? Lo que no es real, usted lo considera como verdadero a causa del ego; pero, en realidad, no ocurre nada, y es por eso que se llama ilusión. Los ojos ven, pero lo que ven es falso, no es real. Usted oye, ¿pero qué oye? Palabras que desaparecen en una fracción de segundo. La lengua saborea, pero el sabor se des-vanece instantáneamente y no queda nada. En su estómago, nada dice nunca, «Yo soy un pastel». Todo se mezcla y deviene Uno. El conocimiento está hecho así, entra en contacto y desaparece al momento siguiente. Deja una impresión y desaparece instantáneamente; deviene ignorancia.
Así pues, todo se produce a causa del conocimiento, pero usted debe comprender que el conocimiento es la mayor de las ignorancias. El apego se crea, y por la ignoran-cia usted le considera como real. Usted no hace nada, pero dice, «Yo hago todas es-tas cosas». Lo que usted dice es falso, ¿quién es su responsable entonces? Usted no hace nada, pero dice, «¡Yo hago!» Olvide ese «yo» y usted es libre de toda miseria, de todo sufrimiento y de toda ignorancia. El gozo y el sufrimiento son producidos por el ego, pero los aconteceres ocurren y desaparecen, no se mantienen. Todo tipo de películas son proyectadas sobre la pantalla, pero la pantalla no se inquieta por ello, sabe que todo es falso. Desde que usted comprende eso, su problema desaparece, ya no es. Los apegos conciernen al cuerpo, no a usted. Lo que no es, no puede ser real. Usted ama a una mujer y se casa con ella, pero después de un cierto tiempo ya no la ama y se separa de ella. Las atracciones y las repulsiones no son reales, son el funcio-namiento de la mente. El conocimiento es el ego. El ego produce toda suerte de co-sas. Así pues, olvídele, y usted es Él, la realidad. En un sueño usted tiene mujer e hijos, pero cuando acaba el sueño, ¿llora usted su desaparición? No. Usted dice sim-plemente que era un sueño. La comprensión debe venir, y cuando viene, mata a la comprensión misma, el conocimiento mata al conocimiento, el pensamiento mata al pensamiento. De hecho, ¿qué es la comprensión? Es el conocimiento de que el cono-cimiento es siempre falso, es el conocimiento de lo que no es real. Usted quita una espina con la ayuda de otra espina, pero las dos son espinas. De la misma manera, la ignorancia es suprimida con la ayuda del conocimiento, pero los dos son falsos. Deséchelos y usted está fuera de la ignorancia y del conocimiento; deséchelos y usted es Él, la realidad.
Pregunta: Maharaj dice que después de su muerte, la persona realizada ya no vuelve nunca al cuerpo, ya no vuelve nunca al mundo. ¿Significa eso que todo se disuelve?
Maharaj: Para él está disuelto todo, pues ha comprendido que no ha nacido nunca y que, por consiguiente, no morirá nunca. Él no ha nacido nunca, sólo el cuerpo ha tomado nacimiento a causa del deseo de nacer. Cuando él comprende que este deseo mismo es falso, ¿cómo puede morir? Él dice, «Yo no muero nunca, sólo la realidad es, eterna». Todos los seres mueren en este mundo, pero el que ha comprendido: «Yo soy Él, la realidad», no muere nunca. ¿Cómo podría morir lo inmortal? Sólo muere lo mortal, y eso que es mortal le ha recubierto a usted; lo que desaparece es lo mortal, pero usted no desaparece. Usted es inalterado, siempre el mismo. Todos los proble-mas y las enfermedades vienen al cuerpo, pero no a usted. Sólo cuando usted dice, «Yo soy el cuerpo» le afecta la enfermedad; cuando usted se identifica al cuerpo, le afecta todo, el nacimiento, la muerte, la enfermedad. Si usted dice, «Yo no soy el cuerpo», entonces no es tocado.
Es el ego el que le hace decir «Yo he nacido»; pero, de hecho, usted no nace nun-ca, usted no muere nunca. Sobre la pantalla, las películas aparecen y desaparecen, pero la pantalla no es afectada; es siempre idéntica a sí misma, muestra enfermos, gentes que mueren, ¿pero acaso muere con ellos? De la misma manera, la realidad permanece incambiada, y todo lo que usted ve y percibe sobre ella no es nada más que su sombra o su reflejo. ¿Pierde su valor el oro si se funde o se usa para fabricar joyas? El oro permanece siempre oro. Haga usted con él una imagen de Dios o una imagen de perro, el oro no cambia. ¡Incluso si usted hace con él un asno, el oro no deviene un asno! Lo que usted ve y percibe no es nada; usted da nombres y formas, pero éstos son falsos; sólo la realidad es. Todo no es más que la sombra de la realidad. Ya sea que esté en el brazalete de una prostituta o en la corona de un dios, el oro vale lo mismo. De igual modo, todo aparece y desaparece en la realidad, pero la realidad permanece siempre la realidad; por eso se la llama así. La realidad no cambia nunca, no nace nunca y no muere nunca; y usted es la realidad. Comprenda que el cuerpo muere, pero no usted. Usted llora cuando está a punto de desaparecer, pues piensa, «Yo soy el cuerpo». Las personas realizadas dicen, «¡El cuerpo me ha recubierto co-mo un absceso!»; entonces, cuando el cuerpo se va, piensan, «¡Formidable, el absceso desaparece!».
La mente es una cosa increíble que no sabe nunca lo que quiere. Cada día desea algo más, siempre más y más. Uno se deshace fácilmente de un absceso, pero el deseo de tener un cuerpo es tan fuerte, tan poderoso que usted no puede comprenderle. El cuerpo siempre tiene dolores en un sitio o en otro, y los deseos también son dolorosos para la mente. La mente siempre está en conflicto y todo es difícil para ella. Si usted no hubiera tomado nacimiento, no habría ningún problema; el sueño aparece para el que se duerme, el que no duerme no puede soñar. Dormir significa olvidarse de usted mismo, de la realidad, y desde entonces comienzan los trastornos. El que no se olvi-da, es siempre la realidad. La realidad no tiene forma ni nombre, y si usted no los crea, entonces es libre. Así pues, yo digo a todos, «Usted es la realidad, pero ha to-mado forma y nombre, eso es el error». Usted debe olvidarlos ahora. Sobre la panta-lla, usted ve al héroe y al malvado, usted los juzga a uno bueno y al otro malo, pero no hay más que la pantalla. El resto no es nada. ¿Qué comentarios se pueden hacer entonces a propósito de nada? La pantalla muestra igualmente al villano y al héroe, pero permanece siempre virgen, no alterada. Nada la toca. Si los personajes compren-den lo que son, desaparecen y sólo queda la pantalla. Olvide el ego, nada más; todos los problemas que le asaltan se deben sólo a él. El ego significa conocimiento, y el conocimiento, como la ignorancia, es la causa del olvido de usted mismo. El conoci-miento crea lo falso, es la causa de todo sufrimiento. ¿Por qué ha dicho Cristo, «Co-nózcase a usted mismo»? El «usted» desaparece, eso es conocerse a sí mismo. Co-nózcase a usted mismo y usted conoce el mundo. Si usted se conoce, ni usted ni el mundo se mantienen, los dos desaparecen, y usted es libre; sólo la realidad permane-ce.
Pregunta: ¿Cuándo usted emplea la palabra conocimiento, quiere decir Chit en sánscrito?
Maharaj: No, quiero decir conocimiento.
Pregunta: A veces estoy confundido, pues ora usted dice consciencia y ora co-nocimiento.
Maharaj: Los dos son uno, son como hermanos gemelos. Antakharana es el cono-cimiento, la sensación interna «yo soy».
Pregunta: ¿El conocimiento es un producto de la mente?
Maharaj: No, los dos son uno. La mente es el conocimiento. El conocimiento es la consciencia.
Pregunta: Estoy desorientado, pues en la mayoría de los libros se dice que la realidad es la consciencia.
Maharaj: El punto de partida del «yo» es el conocimiento. Cuando usted siente «yo soy», eso es el conocimiento.
Pregunta: Yo comprendo el «yo soy» como siendo el contenido de la conscien-cia.
Maharaj: Dígalo como quiera, no hay ningún problema. Pero los dos no son más que una sola y misma cosa. El conocimiento objetivo aparece por el concurso de la mente; si no hay mente no hay conocimiento. ¿Cómo son creados? Desde el instante en que usted siente el «yo», surge el conocimiento.
Pregunta: Cuando medito, por ejemplo, yo no tengo ningún pensamiento y por lo tanto no hay conocimiento; pero la consciencia está ahí.
Maharaj: ¡Pero esa consciencia es conocimiento! Ciertamente no hay conocimien-to de un objeto. El conocimiento del objeto (conocimiento objetivo) es la mente; y es gracias a la mente como usted conoce el mundo.
Pregunta: Entonces, cuando uno sabe que uno es, ¿está en la consciencia?
Maharaj: Sí, en la consciencia, en el conocimiento.
Pregunta: En el estado sin estado, ¿uno no sabe que uno es?
Maharaj: No, pues ahí «usted» no existe, ahí sólo la realidad es. Usted ve todas las películas en la pantalla, pero la pantalla no tiene película. Todos los colores apare-cen sobre la pantalla, pero la pantalla no tiene colores. Es lo mismo con la realidad, una multitud de cosas aparecen en ella para desaparecer después; pero la realidad no tiene nada que ver con todo eso.
Pregunta: He comprendido, pero querría una última aclaración. A veces en la meditación me traspongo, y cuando miro el reloj constato que ha pasado mucho tiempo aunque tengo la impresión de que sólo ha pasado un minuto. ¿Es eso el estado sin estado, cuando uno desaparece simplemente?
Maharaj: ¡Olvide todo y usted está ahí! ¡No se acuerde siquiera de usted mismo! Porque si lo hace, usted se acuerda inmediatamente de alguna otra cosa. ¡Olvide! Olvide incluso la realidad, y ella está ahí. Si usted trata de acordarse, se trata siempre de un objeto, de alguna otra cosa. ¡Usted no puede conocerla! Ahí, el conocimiento deviene ignorancia. Así pues, olvide el conocimiento y la ignorancia, y usted está ahí. Se le llama el estado sin estado. Ahí, no hay ni estado ni concepto ni pensamiento, es la realidad. Todo aparece y todo existe debido al conocimiento, pero ¿de dónde viene el conocimiento? ¡De la ignorancia! El conocimiento y la ignorancia son las dos caras de una misma moneda.
Pregunta: ¿Por ignorancia, usted quiere decir vacuidad, vacío?
Maharaj: Sí, cero.
Pregunta: ¿El olvido es entonces la naturaleza de lo real?
Maharaj: No, la realidad no puede olvidar ni acordarse de nada. En la realidad no hay ni ignorancia ni conocimiento. No hay ni tendencias ni atributos, pues la realidad es más allá. Cuando duerme, usted olvida todo; entonces emerge un pensamiento y se desarrolla el sueño. De la misma manera, la realidad es olvidada pero no es su natura-leza. Olvidar o acordarse no concierne a la realidad. De hecho, sólo la realidad es; así pues, ¿quién puede acordarse u olvidarla? Se debe simplemente a la ignorancia el que algo haya pasado, y usted toma eso por verdadero; pero olvide eso y es Él, la reali-dad, está aquí. «Aquí», no es más que una palabra, y en la realidad no hay palabras. Si usted comprende correctamente que nada es verdadero, entonces, automáticamen-te, Él, la realidad, es verdadero. Se deben utilizar palabras, o en caso contrario, usted no puede comprender; pero las palabras no pueden alcanzar-Le. Por ejemplo, usted se duerme y sobreviene un sueño; pero para saber que es un sueño, usted debe ir al sue-ño y después puede decir que es un sueño. En este mundo todos están en un sueño; «sueño» aquí quiere decir ignorancia. De la ignorancia surge un pensamiento, y la ilusión, el sueño, se despliega. Todos los seres están en la ignorancia; eso significa que duermen, son sólo cuerpos que actúan en el mundo, cadáveres ambulantes. Usted se considera como un cuerpo vivo, pero el cuerpo no es más que un cadáver; sólo fun-ciona porque está conectado al poder interno. Usted se esfuerza en acumular toda suerte de conocimientos del mundo, quiere el mayor número de títulos posibles; ¿pero qué es todo eso? Nada más que ignorancia. Ese conocimiento concierne sólo a la ilu-sión, que por definición no existe.
Usted es y no es, la realidad es así. ¿Entonces dónde encontrarla? Olvide simple-mente el «yo», y Él es. Olvide su mente, olvide su conocimiento y su ignorancia, ol-vide todo lo que usted ve y percibe de este mundo. Olvidar quiere decir, «Eso no es verdadero». No hay ninguna necesidad de dejar nada, comprenda simplemente que no es real; el «yo» quiere siempre lo que no es, está en su naturaleza engañarle, decir y ver lo falso. Todos los nombres son falsos, délo por hecho. Son sólo ilusión, pero, sin embargo, usted da nombres a todo y a todos. ¿Por qué no puede encontrar la reali-dad? Porque el origen del «yo» es cero, el vacío. El «yo» no existe. Su nombre es Peter o Paul, ¿pero puede usted encontrarle en alguna parte? No, porque viene de nada, de cero. Usted dice «sí» a lo que no es; así pues, ¿cómo puede eso ser real? Todos están en la ignorancia, pues todo tiene por origen la ignorancia, el olvido de la realidad. De ahí ha surgido todo, y por ignorancia usted dice que todo es verdadero, que todo es real.
En el sueño profundo, que no es más que un cambio de estado, todo deviene cero. ¿Sabe usted dónde está cuando duerme, cuando olvida? En esa ignorancia emerge un pensamiento y usted deviene alguien en el sueño. La realidad no tiene tendencias, ni de olvido ni de recuerdo. Lo que dice el «yo» es siempre falso. Sócrates ha dicho, «Lo que usted ve y percibe por la mente no es verdadero». Usted ve una multitud de cosas, pero no está satisfecho nunca. Usted sólo obtiene satisfacción cuando com-prende que lo que «yo» ve no es nada. Es mi pensamiento, mi poder interno el que se exterioriza para volver después dentro, y en él veo todo. ¿Qué ocurre cuando toma una foto? El rayo va hacia el exterior y vuelve al interior, el resultado es la foto. Así pues, todo es este poder interno que sale por el ojo y llega hasta el sol para volver de nuevo al interior. Por este poder usted ve todo. ¡Es por ignorancia que usted cree que todo está en el exterior mientras que todo está en usted! «Usted» aquí significa po-der; todo está en ese poder. Por eso es por lo que los Santos le dicen que vaya al inte-rior. ¿Pero dónde ir en realidad? Usted es eso, ¿dónde ir entonces? Ellos le dicen que todo está en usted y que es un malentendido el que le hace creer que todo está en el exterior. Lo que yo veo y percibo no es nada más que mi sombra, diga al menos eso, es mejor que nada. Se dice que los ojos obtienen satisfacción cuando ven que todo es mí mismo. No hay nada aparte de mí mismo. Usted mira su propia foto, ¿cuántas ve-ces la contemplará? Dos o tres veces todo lo más, pues esa imagen es su reflejo, no es real. Si usted toma el reflejo por lo real, entonces se olvida de usted mismo.
Ahora yo digo que todo lo que usted ve y percibe no es nada más que su concep-to. Usted dice que es un árbol; así pues, es un árbol, pero él no dice nunca que es un árbol. Los ignorantes a quienes se les ha dado un nombre, dicen orgullosamente, «Yo soy eso, yo soy fulano». Usted se cree superior al resto de la creación, pero usted es mucho más ignorante, puesto que acepta ser lo que no es; así pues, ¿qué hacer enton-ces? A lo que no es usted, le dice «sí». ¿Qué hacer entonces?
Usted se ríe de aquel que, bajo el efecto del alcohol, delira y dice tonterías; no le cree. De la misma manera, las personas realizadas se ríen de usted, ya que todo lo que usted puede decir o hacer no son más que niñerías. Cuando los niños juegan, mues-tran piedras diciendo, «Ésta es mi casa, éste es mi coche, etc.» ¿Acaso lo cree usted? Las niñas pequeñas juegan con muñecas y le invitan al matrimonio, «Venga a la cere-monia, mi muñeca se casa». Y usted responde, «Sí, sí, iré». ¿Pero hace usted los pre-parativos que sean para asistir? No, pues usted sabe que no tiene nada que hacer ni ninguna parte adonde ir; pero si el hijo de su amigo se casa, usted lo toma en serio y por la mañana temprano se apresura para estar listo. Simplemente porque usted cree que es real. Cuando comprende que no es real, usted ya no hace ningún preparativo para nada. A usted le importa poco que eso se haga o no se haga. Los Santos com-prenden que ocurra lo que ocurra, es mi orden, sea bueno o malo; porque ese poder que ha creado el mundo entero es el mismo poder que está en mí. Así pues, usted puede decir, «Es mi orden que todo pase así». Incluso si muere la persona que usted ama, en lugar de decir, «Es la voluntad de Dios», diga, «Es mi elección que esto pase así». En ese momento usted deviene el conocimiento universal.
Ahora voy a ir un poco más adelante diciendo que este poder que ha creado el mundo no es verdadero tampoco. Cuando tiene un sueño, usted es su creador, ¿no es así? Pero al despertar, usted mismo se dice, «Eso no es real». Los Santos dicen que el creador ha creado el mundo, pero que todo desaparece en el vacío, en cero. Así pues, no es real. El mundo ha sido creado en la obscuridad. El creador ha creado el mundo en la ignorancia, en el olvido de la realidad; así pues, el mundo no es real y el creador de lo falso es falso igualmente. Exactamente como cuando usted duerme; usted olvi-da todo en el sueño profundo y seguidamente aparece el sueño. ¿Es real el sueño? Su origen es la ignorancia y la realidad no tiene nada que ver con todo lo que se produce en la ignorancia. Numerosas películas han aparecido en la pantalla, ¿pero se inquieta por eso la pantalla? En la película usted canta, llora, se agita; pero cuando la película termina, no queda nada. Usted cree real lo que ve y percibe en la ignorancia, y dice además que eso es la expresión de la realidad. ¡Es falso!
Si el olvido está aquí, si la ignorancia está aquí, el conocimiento también debe es-tar aquí; son las dos caras de una misma moneda. La realidad no tiene ninguna ten-dencia o cualidad, no tiene olvido ni recuerdo. La realidad es, y en ella ocurren toda suerte de cosas, pero la realidad no es tocada. En el recuerdo, en el conocimiento, hay automáticamente la tendencia contraria que es el olvido, es decir, la ignorancia. Si usted se acuerda, eso quiere decir que había olvidado. Un Santo ha dicho, «Es muy fácil olvidar». Rama, su hermano Kakhmana y Hanuman olvidaron; los dioses tam-bién olvidan, todos han cometido errores. Brahma es el creador del mundo, Vishnu le mantiene y le protege y Shiva es el destructor que dice que el mundo no es real. Olvi-dar es una cosa común a todos. El olvido, la ignorancia, está ligado al conocimiento; pero la realidad no tiene nada que ver con él. Conocimiento e ignorancia son concep-tos que tienen por origen cero. Lo que comienza en cero tiene los atributos de cono-cimiento y de ignorancia, de olvido y de recuerdo. Usted debe ir más allá de cero, más allá de lo que no existe. Es lo que se llama la vía secreta. Aquellos que son fuer-tes y animosos pueden ir más allá del vacío, más allá de cero. Basta estar convencido de que todo es nada. Ciertamente, requiere coraje decir que todo es falso, que todo es mi pensamiento, comprendidos los dioses y los demonios. Mis pensamientos positivos son llamados Dios, y mis pensamientos negativos Demonio, eso es todo.
Así pues, cuando usted olvida la realidad, puede producirse cualquier cosa; pero la realidad no tiene tendencias de olvido ni de recuerdo, de ignorancia ni de conoci-miento. Si la realidad tuviera la facultad de olvidar, ya no habría nada en absoluto. Si no hay cimiento, ¿cómo puede tenerse en pie el edificio? ¡En el olvido de la base, un solo pensamiento ha creado el mundo entero!
Conversación sin fecha I
Maharaj: Si quiere seguir una práctica, usted tiene que seguir a alguien que sea una persona realizada. Los métodos están llenos de frustraciones y no dan ninguna satis-facción real. La realidad no tiene ningún método. Es la ilusión la que tiene muchos métodos, muchos problemas y muchos conceptos. Para vencer a la ilusión, o a los conceptos, uno debe preguntar, «¿De dónde viene todo este pensamiento?» El pen-samiento es siempre sobre otras cosas. Para conocer la realidad sin pensamiento, no se requiere ningún pensamiento. La realidad es donde no hay ningún pensamiento. Cualquier cosa que usted piense, sepa que no existe. Todo es sólo Él, y aparte de Él, no hay nada en el mundo. Sea cual sea el pensamiento, siempre hace de Él otro que lo que Él es. Cuando el pensamiento acaba, ¿qué acontece? Entonces usted va a cero.
El despertar no es nada sino una comprensión total, completa. La comprensión ta-jante de una cosa es despertar. La realidad no se logra, ya está aquí. Después de esta comprensión tajante, no se requiere nada.
Mientras el cuerpo está aquí, él actúa. Él llama «madre» a su madre, y «esposa» a su esposa. Pero, sin embargo, sabe. Si alguien le pregunta, «¿Cuál es su nombre?», él da su nombre; pero, sin embargo, sabe: «Yo no soy esto». Se requiere esta compren-sión tajante. A la comprensión completa se le llama «Eso». Sea en «Eso». Sea como una hoja de loto —usted es producido en agua, vive en el agua, pero usted no es to-cado por el agua. Permanezca así, nada más. Una vez que usted sabe, «Yo no soy esto», entonces deviene limpio de dudas. Mi Maestro me dijo, «Después de com-prender, si quieres quedarte, quédate. Quédate en la cárcel, pero recuerda, “yo no soy una víctima”». Uno no puede soportar dejar lo ilusorio tan deprisa, de manera que viva en ello, pero comprenda que «yo no soy la víctima». El ego es así; permanece en muchas figuras y maneras diferentes. Así pues, uno debe estar siempre alerta, y en-tonces, una vez que su comprensión es completa, ya no hay nada de qué inquietarse. Todo lo que usted ve es ilusión. Si usted comprende que «mí mismo es ilusión», en-tonces ¿qué queda? Las gentes no comprenden que la ilusión es nada. ¿Cómo puede bloquearle a usted la ilusión? ¿Cómo puede bloquearle nada?
Lo que ve y percibe está en usted y no fuera. Usted no es el cuerpo, délo por he-cho. Cuando la mente adopta un pensamiento y se apega a él, entonces todo se ve como «otro» que Él.
En la naturaleza humana siempre hay miedo. Todo el mundo tiene miedo, debido a que creen que «yo soy el cuerpo». La mente crea este miedo que no es nada sino su propio concepto. El miedo surge en la mente debido a la inestabilidad del mundo. El mundo cambia a cada minuto. Si usted va más allá de la ignorancia y del conocimien-to, entonces no hay ningún miedo. Por ejemplo, una pantalla no tiene ningún miedo de la imagen debido a que la pantalla es estable. Así pues, lo que no es estable siem-pre tiene miedo. Su mente cambia a cada momento y no puede permanecer estable por sí misma. Si su mente conoce su propia fuente o su propio comienzo, sólo enton-ces puede ser feliz. Mientras hay un cuerpo, hay miedo. Si usted quiere ser sin miedo, sea lo que es sin miedo, debido a que eso no tiene fin. La realidad final no tiene fin ni comienzo, es sin límites. Es tan sutil que todos los pensamientos y conceptos desapa-recen. La dualidad contiene el miedo, la unidad no tiene ningún miedo.
Sáquese la espina del ego. Sáquese el nombre y la forma, y no queda nada. Usted ve por su propia comprensión que todo es ilusión. ¡Experiméntelo! Usted no quiere ver debido a que la mente no le deja ver. La mente es el único obstáculo que le man-tiene alejado de usted. La mente dice, «Esto es verdadero». Diga a la mente, «Esto no es verdadero». Comprenda a la mente, y entonces ella no permanece.
Usted puede ver el espacio, puede observar el espacio, puede sentir el espacio, pe-ro la realidad es más allá del espacio. El espacio es cero, donde no hay silencio, ni voz, ni paz, ni ningún estado. Todo esto son cosas condicionadas. El silencio no es Él, la paz tampoco es Él. En Él, en la realidad, no hay nada. Si hubiera habido algo, en-tonces eso habría sido la realidad, y no Él. Nada puede perturbar-Le debido a que no existe. La realidad no requiere nada, pues de otro modo eso perturbaría a esa reali-dad.
Entonces, el aspirante puede preguntar, «¿Qué debo hacer?» ¡No haga nada! Las palabras sólo llegan hasta el espacio. El Señor Krishna dice en la Bhagavad Gita, «Allí, de donde vienen las palabras, eso es mí Sí mismo». Eso es mi Sí mismo. En la Biblia, Cristo dice también la misma cosa, «Conócete a ti mismo y conoces el mun-do». Vaya adonde acaba el pensamiento, vaya a eso, y ahí es el Sí mismo. Yo digo siempre, «El Sí mismo sin sí mismo». La realización del Sí mismo es el Sí mismo sin sí mismo. Mientras permanece «el hecho de realizar», permanece el sí mismo. Los ojos han adquirido el hábito de ver lo que no es. El Maestro le lleva a eso, a la realidad, y dice, «Compréndase a usted mismo». Ésta es la situación.
Mi Maestro, Siddharameshwar Maharaj, daba primero el conocimiento, mientras que nuestros mitologistas dicen que primero se debe tener renunciación, y que des-pués se recibe el conocimiento. Siddharameshwar Maharaj decía que la renunciación sin conocimiento es inútil, que deviene una esclavitud de la mente. Por ejemplo, se prepara una buena comida, hay un olor agradable y todo el mundo quiere comer. Pero alguien dice a los demás, «No comáis». Ellos preguntan, «¿Por qué no? Entonces se les hace saber que hay veneno en la comida. El conocimiento del veneno lleva a la renunciación inmediata. Así pues, si hay conocimiento primero, la renunciación debe venir automáticamente.
Primero se requiere la comprensión mental; y después de eso viene la comprensión práctica. El talento intelectual es la cosa más grande. Sin el intelecto, uno no puede comprender. Así pues, usted tiene que comprender completamente con el intelecto, y entonces, ese conocimiento o esa comprensión se sumergirá, porque el conocimiento es un pensamiento. Un pensamiento bueno o un pensamiento malo, los dos son pen-samientos. Así pues, el conocimiento es una espina de oro, y la ignorancia es una es-pina ordinaria, y ambas son esclavitud. Suponga que a sus manos se les han puesto grilletes. Los grilletes pueden ser de hierro o pueden ser de oro, pero son una prisión. Lo mismo ocurre con las espinas. Uno debe comprender y deshacerse de ellas. Es muy difícil deshacerse del conocimiento, porque el ego permanece donde hay cono-cimiento. El conocimiento es el ego, nada más. Para borrar ese conocimiento, uno debe decir, «Yo no sé nada». Como decía Sócrates, «Yo sólo sé que no sé».
En la realidad no hay ninguna experiencia. ¿Qué experiencia tiene usted cuando duerme profundamente? Ese conocimiento, o ese poder está aquí, y todo lo demás no es. La realidad es más allá de la ignorancia y del conocimiento. Por ejemplo, la obscu-ridad y la luz van juntas. Si se apaga una luz, la obscuridad está aquí; y si usted en-ciende esa luz, la obscuridad desaparece automáticamente. Son sólo uno. De la misma manera, el conocimiento y la ignorancia son sólo uno. En las palabras de mi Maestro, Siddharameshwar Maharaj, «El conocimiento es la mayor ignorancia». A través del conocimiento, nosotros conocemos eso que es nada, y éste es el truco, nada más. Uno debe conocer este truco.
Lo que conoce en usted hoy, lo que conocerá en usted mañana, es lo mismo. De la misma manera, el conocimiento no cambia nunca. Debido a la ignorancia, los efectos difieren. Si usted coloca una cubierta sobre la luz, entonces habrá obscuridad; y si después quita la cubierta, entonces vuelve la luz.
Quite el velo de la ignorancia que ha venido a usted. Quite la cortina de delante de la luz, y la luz está aquí. En el sueño profundo uno va a este «final». Vaya al «fi-nal» y encuentre a su Sí mismo. Encontrar significa olvidar su mente, sus pensamien-tos y su individualidad.
No se necesita demoler nada. ¿Por qué demoler algo? ¿Qué son estas cosas? Las cosas no vienen a inquietarle, es usted quien entra en ellas y se inquieta. Esta carne no dice nunca, «Yo soy de usted». Es usted quien dice, «Ella es mi carne». Así pues, ¿de quién es la culpa? No de la carne, sino de usted mismo. Usted no tiene nada que ver con ella. Usted debe ver el mundo de esa manera.
Usted debe seguir adelante. Debe haber obstáculos, pero deben ser vencidos. Uno debe vencer los problemas. Un problema es sin pensamiento. Desde su infancia, usted ha acumulado muchos pensamientos. ¿Quién le ha dado todos esos pensamientos? Su padre, su madre, sus amigos en su círculo. Todo ha venido a usted. Todos ellos son gentes ignorantes; así pues, ¿qué pueden darle? ¿Qué puede dar la obscuridad a la luz? ¿Dígame? Nada, ¿no es así? ¿Qué puede encontrar usted en la obscuridad? ¡Na-da! Los pensamientos y los hábitos no son verdaderos. Todos han venido a usted debido a la ignorancia. Vaya a la fuente de donde surgen, y se disuelven. Toda escla-vitud es sólo esclavitud mental que usted ha tomado de algún otro. El dinero presta-do no es suyo. De la misma manera, usted ha tomado los pensamientos de otros y los ha tomado como su propia esclavitud. ¿Cómo puede ser? ¡Deseche esa esclavitud! ¿Quién se lo impide? Dé el dinero al prestamista, y usted es libre de toda deuda. Us-ted tiene que ser libre de la deuda.
¿Cómo puede saber cuándo ha encontrado a un Maestro? No hay pruebas ni esta-dísticas. Lo que hay escrito en los libros de conocimiento por muchos Santos y perso-nas experimentadas, debe ser experimentado por usted. Un Maestro dice, «Esto es sal». Los libros también describen la sal. Póngalo en su boca y vea por usted mismo si es salado. Lo que dice el Maestro, usted debe experimentarlo. Usted sólo puede des-cubrir «saboreando».
Cuando el Maestro le enseña, usted puede obtener la experiencia. Nada es impo-sible en el mundo. Usted es Él; así pues, ¿qué es imposible? Pero usted no comprende esto, no lo toma en serio. Debido a la identificación con el cuerpo y mente, usted dice que no es perfecto. Todo desaparece en el sueño profundo; así pues, ¿por qué no puede ir al fin de usted mismo? ¿De dónde viene este poder? Encuentre la fuente, y eso es su Sí mismo. Uno puede comprender la realidad final si el Maestro le da la dirección verdadera. Si la dirección es falsa, usted no puede llegar al destino. El Maestro debe ser perfecto; sólo entonces puede mostrarle la senda a la realidad.
Todos quieren ser un Maestro. Incluso entre dos muchachos, siempre hay uno que será el Maestro del otro. Esa es la naturaleza del poder que hay dentro del hombre. Si experimenta por usted mismo lo que dice el Maestro, si puede verificarlo, entonces es verdadero. De otro modo, la separación entre Maestro y aspirante permanece. En verdad, no hay ninguna dualidad entre ellos. Así pues, la cuestión del miedo no exis-te. Cuando eso está plenamente satisfecho y hay la sensación de que no queda nada que adquirir en el mundo, entonces uno se siente completamente en paz. Esa satisfac-ción viene a usted. Uno debe experimentar por sí mismo y después hablar; en caso contrario, se debe guardar silencio.
Se requiere que haya fe, pero sólo hasta la comprensión. Después, ya no se requie-re ninguna fe. Suponga que usted tiene seis millones de dólares en el banco, y que yo le digo, «Tenga fe». ¿Hay algún significado en eso? Usted dice, «No, yo sé que los tengo». Una vez que usted comprende, una vez que viene la comprensión tajante, entonces ya no se requiere ninguna fe. Pero para tener fe, el ego debe ser sometido. El niño pequeño tiene mucha fe en la madre; así pues, la madre hace todo por él. Antes de que llore, ella le da leche, y todo. Suponga que la madre se cae con su hijo. Cuan-do se levanta, primero mira si su hijo tiene algún daño. De la misma manera, el Maes-tro es también así. Cuando uno tiene fe, el Maestro sabe. Todas las incomprensiones y dudas de los aspirantes son aclaradas por él. Sólo tiene que conocerse a usted mismo. Usted sólo se representa bien o mal a usted mismo. Si esa comprensión no viene, en-tonces el ego permanece.
Hay un dicho en la India, «Con un poco de jengibre, no se puede poner una tien-da de ultramarinos». Muchas gentes hablan de Dios aunque no conocen a Dios. ¿Por qué? Porque siempre se están moviendo en la dirección opuesta de Él. Si usted quiere ir a las montañas del norte, y va hacia el sur, ¿cómo puede llegar a las montañas? ¿Dónde está Dios y Quién es Dios? ¡Uno debe saber que Él no está fuera, sino dentro de uno! Los pensamientos se dirigen de modo natural hacia fuera; deben volverse hacia el Sí mismo con la ayuda del Maestro.
Encuentre quién es usted. Cuando todos los pensamientos acaban, ahí está Él. Ol-vide todo lo que ha aprendido hasta ahora; entonces Él está ahí. De esta manera, uno está en paz. La paz viene de dentro de nosotros mismos. Cristo dice, «Conócete a ti mismo y conocerás el mundo». Cuando va al verdadero fin de usted mismo, la cues-tión de la paz ya no surge. Ya no queda nada; usted es usted mismo.
Comprenda por usted mismo que la muerte es nada. Sepa que, «Yo soy sin naci-miento, yo soy sin muerte, yo no he tomado nacimiento nunca y nunca moriré». Quí-tele a la serpiente el diente venenoso y juegue con ella. Usted sabe entonces que no le hará ningún daño. La muerte es nada. Cada día, cuando usted se duerme, es como una pequeña muerte. ¿Por qué tener miedo? No hay nada. Todo es ilusión. Mantenga su mente sólo en ese estado sin miedo. Como se quita el diente venenoso, de la mis-ma manera, ¡juegue con el mundo, juegue con la ilusión!; no hay ningún mal en ello. Ello no afectará a su mente. ¡Viva sin miedo!; no muerte, no miedo, sabiendo que «yo soy ese poder real». ¡No hay nada! ¿Qué podría hacerle daño?
Yo puedo decírselo, pero es usted quien tiene que sacarse la espina. Nada existe, délo por hecho. No existe, pero usted siente su existencia. La dificultad es que no lo deja en paz. Usted tiene miedo de lo que acontecerá. No va a acontecer nada. Hasta ahora no ha acontecido nada; así pues, ¿qué va a acontecer ahora? Así pues, para sa-car la espina del ego, diga siempre, «Yo no sé nada, yo no veo, yo no oigo, yo no como, yo no duermo, yo no camino, yo no hago nada». Entonces, no hay ningún «yo» ahí y el ego debe partir.
Uno debe ser valiente para vivir verdaderamente. Cuando usted es valiente, el miedo no permanece. Sea valiente y tenga fe en el Maestro. Haga lo que él dice, por-que usted y Él son uno. Deshágase del velo. Es fácil dejar eso que es nada, pero es difícil ver eso que está presente y que usted ha olvidado. Hay una costumbre india en la que se distribuyen dulces a todos los parientes el día trece después de la muerte. ¿Cuál es el significado de esto? El significado es: «La persona no ha muerto, no mue-re nunca».
Conversación sin fecha II
Pregunta: La primera vez que encontró a Siddharameshwar Maharaj, a la edad de doce años, ¿cómo supo que era su Maestro?
Maharaj: Yo le vi y él me conquistó. Ése es el punto principal. Desde mi nacimien-to mis pensamientos habían estado siempre del lado de los Dioses —el Señor Krish-na, Rama y otros Dioses de la mitología hindú.
Yo practicaba con todo el corazón desde la edad de seis años. Estaba muy absor-bido en el culto del Señor Krishna con muchísima devoción. Iba a los templos y a las peregrinaciones. Todos los miembros de mi familia también hacían culto junto conmi-go. En aquella época, mi salud era muy débil y yo ayunaba y hacía muchas, muchas cosas. En la India hay un mes extra que se llama «Purshutamath», el mes del Señor Krishna. Durante este mes yo no hablaba, ni siquiera durante las comidas. Sólo quiero decir que durante aquella época yo hacía muchas cosas.
A una cierta edad tuve un accidente. Estaba caminando junto con mi padre y una carreta me pillo la pierna. Los huesos se rompieron por tres sitios. Me la vendaron completamente. En aquella época mi madre estaba embarazada, de modo que mi ve-cina se hizo cargo de mí. Era una señora anciana muy religiosa. Finalmente, viví con ella durante veinte años. Y como ella era muy religiosa, me llegaron muchos pensa-mientos de este tipo. Su sobrino trabajaba en la oficina de un procurador, donde el secretario se llamaba Mr. Okaria; era un hombre que estaba en contacto con Siddha-rameshwar Maharaj en aquella época. Este sobrino era de una naturaleza muy diferen-te debido a que no creía en Dios. En 1925, fui con Mr. Okaria al lugar de nacimiento de Siddharameshwar Maharaj (Pathri), sólo para ver lo que había allí. La personalidad de mi Maestro era tan grande que cuando alguien entraba en contacto con él, no po-día irse sin ser tocado. Así pues, aunque su sobrino no creía en Dios, no obstante, tomó el mantra de Siddharameshwar Maharaj. Cuando volvió a Bombay, me dijo, «Cuando Siddharameshwar Maharaj venga a Bombay, te llevaré a él. Debes recibir el mantra». Así pues, yo tomé su mantra y su bendición. Vino a mí automáticamente. Aunque yo era un creyente en Dioses ídolos y los adoraba como una persona fanática, al día siguiente los dejé. ¿Cómo? No lo sé. Pero cuando le vi olvidé al Señor Krishna. Ésta es la cosa más grande que vi en él. Lo que quiero decir es que cuando le vi, me sentí muy natural; así se lo digo; y olvidé al Señor Krishna, se acabó. En todo esto —no quedó nada en mí. Así pues, de este modo encontré a mi Maestro y por su gracia comprendí. Todo el honor es para él y no para mí.
Algunas gentes me preguntan, «¿Cuándo podremos obtener esto (la comprensión de la realidad)? ¿Cómo acontecerá?» Acontece si su mente lo desea muy abruptamen-te. Desde el día en que le encontré, yo olvidé todas las palabras. Me di cuenta de que el Maestro es la única persona en el mundo de quien se puede recibir algo. Su cono-cimiento era muy grande y muy simple. Él no usaba nunca palabras grandes y compli-cadas y creía que los Vedas —los libros sagrados más elevados de la India— debían enseñarse también a las mujeres y a los niños. Estaba muy seguro de su propia com-prensión de la realidad y sentía que comprender era el derecho de nacimiento de to-dos. Esto sólo puede lograrse en un cuerpo humano. Los animales y los pájaros, por ejemplo, no tienen poder de discriminación. El poder es el mismo, pero la función de discriminación no está. Sólo el cuerpo humano ha recibido la función de discrimina-ción —entre el bien y el mal, entre lo que es realidad y lo que es irreal, entre lo que es ilusión y lo que es Dios.
Pregunta: Cuando encontró a su Maestro la primera vez, ¿usted rechazó todo de golpe?
Maharaj: Sí. «Rechazar» significa que dejé lo que entonces era mi vida —el culto era mi vida. Así pues, primero rechace eso. Entonces, ¿qué más había que rechazar? Después de eso, no se necesita rechazar más, ¿no es así? Pero los miembros de mi familia estaban contra mí. Mi madre vino a escucharle, pero, no obstante, ella y mi familia estaban contra mí. Yo nunca me inquieté por ellos. Yo les dije a todos, «No me inquietáis». Yo era un joven muy decidido, así se lo digo (risas).
Pregunta: Uno tiene que serlo, ¿no es así?
Maharaj: Uno tiene que serlo. A no ser que usted devenga muy decidido, no pue-de aceptar la realidad. Depende de su muerte. Una cara es la muerte y la otra es la realidad. Yo acepto la muerte. «Usted no va a morir porque usted es la realidad». Uno debe tener esa fuerza. Los miembros de mi familia estaban muy en contra mía, mis hermanos y muchas gentes. Yo dije, «¡No me importa nadie!» Así pues, uno debe tener esa gran comprensión. La comprensión le hace más fuerte, nada más. Si usted llama a un médico, él le dirá, «Yo le curaré, no se inquiete». Entonces le da la medi-cina. Usted debe aceptarla, ¿no es así? Él ha recibido esa comprensión. Otros docto-res dicen que usted morirá. Así pues, no, no se inquiete por ello. Tenga fe en usted mismo. Si pierde su fe en usted mismo, entonces está perdido. Entonces usted devie-ne la criatura más pequeña del mundo. ¿Qué hay aquí (Maharaj muestra con su mano el espacio entre los dedos pulgar e índice)? En el mundo hay muchas gentes, ¿no es así? ¿Cuál es el significado de una persona? Él puede ser el más grande de los gran-des, ¿pero qué hay realmente? Cuando usted sabe que todo el mundo es Él, la reali-dad, entonces usted puede comprender al más grande de los grandes verdadero. En-tonces todo el mundo es Él. Las gentes no pueden comprender esto. ¿Qué hacer en-tonces? No lo toman en serio. Dicen, «¿Qué acontecerá entonces si yo hago esto?» Esa duda siempre viene a la mente. La mente duda siempre. Así pues, uno no debe inquietarse por la mente. Deseche su mente, deseche su ego. Tenga la comprensión de la realidad en usted mismo. Esa fue la misión de mi Maestro, y él dio esa misión. Hoy yo me atrevo a decir a cualquiera, «¿Por qué inquietarse?, usted es Él». Debe haber alguna fuerza en su mente; de otro modo, ¿cómo podría usted decir siquiera algo? Algunas gentes pueden decir, «Muy bien, ahora vamos a matarte, porque tú eres Él, ¿no es así?» Así pues, que me maten. Yo digo que nunca me inquieto por nadie. Us-ted tiene que comprender. El poder de discriminación debe ser usado por usted; la discriminación de la mente. En eso, la mente le ayuda. La mente está aquí para ayu-darle a comprender la realidad; y si usted quiere la realidad, la mente puede hacer algo por ello.
En la mitología india hay muchos ejemplos sobre esto. Había una devota del Se-ñor Krishna y un tal Narana. La palabra «Narana» significa mente. Así pues, Narana se vistió como un Santo y dijo a la devota de Krishna, «Mata a tu hijo, y mientras lo haces no llores. Mientras lo haces, debes cantar cantos de alabanza, y finalmente de-bes cocinar al niño». Su marido era también devoto de Krishna. Mataron y trocearon al niño —lo recogieron de la escuela y lo trocearon. Ella no lloraba. Entonces cocinó y se lo dio a Narana, que estaba vestido como un Santo. Narana dijo, «Ahora no tienes ningún hijo, eres una mujer estéril». Ella era muy fuerte y le respondió. «¡Olvida eso! He tenido un niño en mi vientre antes y ahora tengo un segundo niño». ¿Y entonces qué dijo Narana? Narana había comprendido que ella tenía la mayor devoción por la realidad. Entonces llamó al segundo niño, «¡Ven Raúl —su nombre era Raúl— ven Raúl!». El niño vino entonces. Narana comprendió que el niño no había muerto nun-ca. Uno debe comprender eso. Las gentes dicen, «¿Cómo podemos comprenderlo? Nosotros somos criaturas muy pequeñas» ¿Por qué? Tenga el coraje, haga algo para comprender la realidad; nada más.
¡Si su cuerpo se va, que se vaya! Siddharameshwar Maharaj decía siempre, «Yo dejaré mi cuerpo, eso no me inquieta; pero comprendo mi realidad». Él era una perso-na muy fuerte. En aquella época iba al gimnasio y hacía mil flexiones. Estaba hacien-do mil flexiones en la calle, era muy fuerte. Pero cuando murió su Maestro (Bhaus-aheb Maharaj) —pienso que cinco o seis años después de que realizó esa comprensión en la mente— dijo a sus co-discípulos, que estaban viajando con él, que debían ade-lantar, ir más adelante. Dijo, «La meditación no es el punto final. Se debe ir más ade-lante». Pero ellos le dijeron, «¡Pero nuestro Maestro no nos dijo eso!» Él respondió, «Aunque el Maestro no lo dijera, ¿acaso no podemos ir?» Él era muy decidido. En-tonces dejó su compañía. Eran tres o cuatro co-discípulos, y fueron aquí y allá, dando aquella comprensión a las gentes. Él dijo, «No, yo no voy». Al comienzo, durante nueve meses se sentó en un cerro, una colina de Bijapur y comprendió la realidad. Entonces lo dejó. Todo esto es muy milagroso, así se lo digo. Si usted ha recibido esa fe en el Maestro, entonces todo deviene un milagro, así se lo digo. Y comprendió la realidad. Para comprender la realidad, uno no debe inquietarse por el cuerpo. No se inquiete por el cuerpo. No se inquiete por el ego. Entonces usted deviene Él, la reali-dad. Olvide todo, entonces usted puede comprenderlo, ¿por qué no? Uno puede comprenderlo. Es muy fácil conocerse a uno mismo. ¿Por qué no? Pero el problema es que usted no quiere soltar el amor por la ilusión. ¿Qué hacer entonces? Esa ilusión siempre le tiene embaucado. ¡Olvide esa ilusión! Mientras vivía, Siddharameshwar Maharaj dio esa comprensión a muchas gentes de esta manera.
Todos son iguales, pero depende del aceptador cuando acepta. Los profesores en el colegio enseñan a todos la misma cosa. El que tiene más capacidad o más poder de aceptar, deviene el primero de la clase. Así pues, no hay ninguna discriminación con la enseñanza. Todos son iguales, cualquiera puede venir. Siddharameshwar Maharaj tampoco creyó nunca en ninguna religión. Daba sus propios sermones sin ninguna distinción, y aquello estaba abierto a todos, incluso si pertenecían a alguna religión. Enseñaba de esta manera tan abierta.
Pregunta: ¿Cómo enseñaba exactamente este conocimiento a las gentes?
Maharaj: Daba sermones diarios durante una hora. No iba a muchos lugares, pues nunca quiso la fama. Así pues, iba a Bombay, a Bijapur, y cerca de allí a un lugar lla-mado Bagevadi y también a Sholapur. En estos cuatro lugares daba su sermón sobre los libros de conocimiento. En lengua marathi, está Dasbodh, escrito hace cuatrocien-tos años por Ramdas Maharaj. Éste es un libro de nuestro linaje, y Siddharameshwar Maharaj daba charlas sobre este libro cuando estaba en Bombay, durante un mes y medio o dos meses al año. Los sermones eran todos los días por la tarde, de siete me-nos cuarto a ocho menos cuarto. Y después seguían los bhajans, que nosotros hacía-mos de noche. Después de los bhajans, las gentes volvían a casa. Así pues, durante un mes y medio o dos meses, Siddharameshwar estaba en Bombay. Pasaba también el mismo espacio de tiempo en Sholapur. En todas partes se daba el mismo conocimien-to. Él hablaba en un lenguaje marathi muy simple. Su frase era, «No se requieren pa-labras elevadas y complicadísimas, pues está más allá del alcance de la mente huma-na». Así pues, daba ejemplos muy simples de la vida cotidiana de manera que uno pudiera comprender muy fácilmente.
Un libro era Dasbodh, otro era Yoga Vashista, otro era Saachara, escrito por Shankaracharya, y Ecknath Bhagavad (Gita), que describe toda la vida de Krishna y lo que enseñó a sus discípulos. Fue escrito por Ecknath Swami, que era una gran per-sona realizada. «Ecknath» significa «El Señor es sólo uno». Aquél de quien el Maes-tro es sólo uno, es Ecknath. Ecknath escribió muchos hechos históricos de Krishna; hay muchas historias, y muchas luchas también. Siddharameshwar nos decía que sólo tratáramos de comprender el significado principal de toda esa lucha. ¿Qué es esa lu-cha? ¿Cuál es el significado de esa lucha? ¿Qué es el karma? ¿Qué son las reacciones? Todas estas cosas están en la Bhagavad Gita. Así pues, solía enseñarnos cuatro libros. Al comienzo, era el conocimiento del libro de Ramdas Swami. Después, para la re-nunciación, era el Yoga Vasistha. Rama estaba en un estado de humillación, y enton-ces su Maestro Vasistha le dio el conocimiento, y así devino el Señor Rama. De otro modo, sólo era el hijo de un rey. Finalmente, nos enseñaba el libro de Shankarachar-ya. Después de comprender y de renunciar, describe cómo lleva su vida una persona. Siddharameshwar Maharaj nos enseñaba muy bien el Saachara de Shankaracharya —cómo vive el que comprende, cómo lleva su vida y cómo comprende lo que es la realidad, lo que es la realidad final, lo que es la realidad sin pensamiento. Se cubrían todos estos puntos.
Siddharameshwar Maharaj primero nos daba el conocimiento. Decía que las gen-tes dicen que primero debe venir la renunciación, pero él no estaba de acuerdo con ellos. Primero el conocimiento, después la renunciación, y entonces usted puede com-prender. De otro modo, si usted renuncia sin conocimiento, las cosas pueden cambiar en cualquier momento. La mente puede cambiar en cualquier momento, ¿no es así? Por ejemplo, se prepara un buena comida, un arroz muy aromático. El olor sabroso se extiende y todo el mundo quiere comer. Si usted dice, «¡No comas!», él dirá, «¿Por qué?, esto es mío». Entonces él pregunta, «¿Por qué me dices que no coma?» Enton-ces usted dice, «Lo siento, pero hay veneno en eso». En cuanto recibe el conocimien-to de que está envenenado, renuncia inmediatamente. Así pues, si primero se da el conocimiento, la renunciación vendrá automáticamente. ¿Querría usted comer eso todavía? Nadie querría. Así pues, si viene el conocimiento, entonces usted no quiere. Un niño pequeño se acerca a la lumbre, quiere cogerla. ¿Qué le dirán su padre y su madre? «¡No la toques!» ¿Por qué razón no quieren que la toque? Para que no se queme, nada más. De la misma manera, si usted comprende el conocimiento, entonces renuncia muy fácilmente, ¿no es así? Es una ilusión, todo es cero. Si esa comprensión viene a la mente, ¿cuánto tiempo le llevará renunciar? Aquel hombre sólo dijo, «Hay veneno en eso», y entonces nadie quiso comer, ¿no es así? Una vez que comprende que la comida es venenosa, usted ya no piensa nunca en comerla, aunque tenga ham-bre. Después de comprender, ya no quedan dudas en ninguna parte y entonces usted puede renunciar muy fácilmente.
Muchas gentes se vistieron como santos y salieron de campaña, durante cuatro meses, seis meses, ocho meses —lo que quisieron. Después de algún tiempo Siddha-rameshwar les dijo, «Ahora quitáos estas vestiduras de color azafrán y sed hombres simples como antes». Todas estas cosas, nadie las dirá. Hay muchos maestros, pero no dicen nunca, «¡Quítese sus vestiduras!» Él decía, «Sea una persona simple. La com-prensión ha venido a usted, justamente a usted ahora. Así pues, ¿por qué debe conti-nuar este espectáculo?» Así pues, si usted comprende de esta manera, entonces puede desechar también las vestiduras fácilmente. Las gentes quieren vestiduras de color azafrán para poder decir, «¡Oh, se inclinan a mis pies al momento!» El ego permanece siempre en la mente. Entonces, él decía, «Renuncie a la renunciación ahora». Y en-tonces daba esa comprensión final de la realidad. Así pues, Siddharameshwar Maha-raj era el más grande de los más grandes de aquella época, un Santo desconocido de aquella época, ¿qué hacer entonces? Él nunca quiso la fama, nunca quiso decir nada en público. Daba sus charlas a aquellos que venían a él. Durante doce años dio sus charlas, su comprensión plena. Y entonces, ¿qué nos dijo? Dijo, «Yo nunca os he pe-dido nada. Hoy digo, habéis entendido, habéis comprendido, ahora no olvidéis los bhajans de mi Maestro». Y ésa era su grandeza, así se lo digo. Ahora yo siento esto. En aquella época, yo no podía sentir. No sé, yo no podía decir nada. Una vez que se entiende cuál es el significado de eso, usted ha comprendido la realidad. Pero el ego está siempre aquí, le sale al paso y le lleva por la senda errónea. Así pues, ¡olvide ese ego! Olvídelo, no hay ningún mal en ello.
Pregunta: Después de encontrar a su Maestro, ¿cómo vivía usted su vida de ca-da día?
Maharaj: Vivía una vida muy simple. En aquella época iba a recibir educación a una escuela. Yo sólo tenía doce años. Mi mente no estaba allí. Aunque seguí matricu-lándome, suspendía, y finalmente dije que ya no quería aprender más ningún conoci-miento impuesto. Mi madre era muy buena conmigo; nunca me forzó, nunca me insis-tió. Mi padre murió cuando yo tenía seis años, de manera que no se planteó la cues-tión del padre. Pero mi madre podía obligarme a casarme y todas esas cosas, pero nunca me obligó. Todo esto es por su gracia (mirando a la fotografía de su maestro).
La ilusión lucha siempre con las personas realizadas. En nuestra lengua, la llaman «maya». «Maya» es una palabra sánscrita —«ma» significa «no», y «ya» significa «lo que». «Lo que no es» es una ilusión, o «maya». Así pues, esa ilusión, esa «maya» lu-cha siempre. Uno debe ser firme en su vida —«Ya puede venir lo que venga, yo nun-ca me someteré a ti». De esta manera, después de doce años, mi Maestro dejó su cuerpo en 1936 a la edad de cuarenta y ocho años, habiendo dado toda la compren-sión, la comprensión completa —lo que es la realización, lo que es la realización final, qué es la realidad, qué es la realidad completa. Explicaba tan sencillamente estas co-sas, que uno podía comprenderlo fácilmente. Lo que yo hablo es su gracia. Una vez, una persona hizo la siguiente pregunta, «¿Usted es también una ilusión o no?» Mien-tras hay «yo» hay ilusión. ¿Qué pregunta no queda por hacer? Cuando el «yo» desa-parece, ¿cómo puede permanecer la ilusión? Donde hay luz, no puede permanecer la obscuridad. Así pues, uno debe escuchar al Maestro con plena fe en él; eso es sufi-ciente. Usted puede preguntar sus dudas, no hay ningún mal en ello; pero lo que el Maestro dice, debe tomarlo en serio. Todo es posible, no hay nada de qué inquietarse. Entonces el hombre es Él, y no un hombre. En 1936, cuando mi Maestro murió, yo vivía mi vida simple solo, y nunca quise ser un Maestro (risas), porque querer esas cosas implica fama y esto —«yo soy un Maestro y él es un discípulo»— todas esas cosas. Yo no enseñé a nadie hasta 1983; pero, por su orden o gracia, tuve que ser un Maestro, y en este momento le enseño a usted (risas). Así pues, comencé a enseñar en 1983. ¿Por qué? Porque la nieta de mi Maestro quería un mantra. Ella me dijo, «Yo quiero un mantra de usted». Si yo no le daba un mantra, entonces no hubiera tenido fe en Siddharameshwar Maharaj.
Pregunta: Así pues, ¿es así como usted comenzó a enseñar?
Maharaj: Sí, sí, comencé con eso sólo. Uno no debe carecer de fe en él, puesto que él ha dado esta cosa tan verdadera. Nadie puede dar eso en el mundo, así se lo digo. Era su coraje; había tanta fuerza en ello cuando hablaba, lo afirmaba tan vigorosamen-te, que uno podía comprender, ¿por qué no? La mente debía ser cambiada, nada más. «Me conquistó» significa que él cambió mi mente, nada más. «Me conquistó» signifi-ca que él no hizo nada, ningún milagro; no obstante dijo, «Puedes ver muchos dioses, ¿por qué inquietarse?» Él tenía que decir eso. En aquella época yo no estaba prepara-do, ¿no es así? Yo no sabía nada. Yo no conocía ni siquiera a «Brahman» (Dios) o «maya» (la ilusión). Yo no sabía nada. «Dios» era sólo un ídolo, ésa era mi idea. No se inquiete por eso. Si se tiene un papel en blanco, se puede escribir muy deprisa en él. Si el papel ya está escrito, entonces usted no puede escribir en él, ¿no es así? Usted tiene que hacer muchas raspaduras en él. Así pues, no hay nada que decirle. En doce años, Siddharameshwar Maharaj me dio, me enseñó de esta manera tan buena.
Ramdas Maharaj ha escrito un capítulo entero sobre el «culto». Sus discípulos le preguntaron, «¿Cuál es la necesidad de un culto ahora?» Lo que usted ha comprendi-do es ese nirguna. ¿Por qué ir a saguna (el culto) ahora?» Entonces él dijo, «¿Voso-tros hacéis de todo o no lo hacéis? Coméis, dormís, vais al retrete. Si viene alguien, le decís, “entra. Es mío, es tuyo”. De esta manera la comprensión permanece. Mientras el cuerpo está aquí, la comprensión permanece, ¿o no? Entonces, ¿por qué queréis olvidarle, al Maestro?» En ese linaje, siempre hubo bhajans y él también hacía bha-jans. Los hizo hasta su último momento, ¿me sigue? Entonces, ¿qué ocurre? Para us-ted no queda nada. Así pues, usted no quiere nada de él. Ramdas Maharaj no quiso nunca nada de su Maestro, así pues, ¿por qué le rendía culto? Para hacer servicio, pero también para honrarle. Nada más. El servicio —un hombre valiente puede hacer eso. Él no quería nada de él. Así pues, él enseñaba y nosotros aceptábamos, porque era una cosa verdadera. Y eso es lo único que se puede hacer por la comprensión. ¿Qué hacer entonces? ¿Dígame? Usted es Él. Así pues, ¿qué hacer ahora? Usted está haciendo de todo, ¿no es así? Así pues, ¿por qué dejar los bhajans? Eso es ego —«Ahora yo soy una persona realizada, ¿por qué, pues, debo hacer culto? No hay nin-guna necesidad». Sin embargo, él no dijo, «Tened fe en el Maestro o fe en vuestro Sí mismo. La fe debe ser sólo para el Uno. Así pues, tened fe en vuestro Sí mismo». Pero, sin embargo, a veces eso le lleva al camino equivocado, a veces viene ese ego. Así pues, él siempre nos decía, «Haced lo que os he dicho, no hagáis lo que yo hago». Él siempre estaba diciendo esto, «Yo puedo hacer algo acordemente al cuerpo». Por ejemplo, él tenía diabetes, de modo que no podía comer azúcar. ¿Significa esto que sus discípulos no podían comer azúcar tampoco? Eso es una insensatez, ¿no es así? Así pues, él decía, «Todo lo que yo hago, no lo hagáis; pero lo que yo digo, hacedlo. Conservad eso en vuestra mente, ese poder que os he dado. Conservadlo bien, de modo que podáis hacer todo en el mundo». Porque el mundo «no es»; así pues, ¿qué hay que hacer en el «no» y qué no hay que hacer en el «no»? ¿Dígame?
Muchos discípulos pueden venir hoy, y pueden no venir mañana, ¿por qué debe inquietarse Él? El agua no se inquieta nunca por nadie. Si usted está sediento, enton-ces va al río, ¿no es así? El río proporciona agua y su sed se sacia. Así pues, yo tuve que comenzar de esta manera. Su nieta me lo pidió. Porque yo nunca quise ser un Maestro, así se lo digo. Fue su deseo, debido a que todo el mundo es Él. Después de dejar el cuerpo, usted está por todas partes. Así pues, yo le dije a ella, «Dentro de dos horas te daré el mantra, pero primero déjame pensarlo». Yo tenía que pensar y medi-tarlo y entonces comencé. Y hoy ya han pasado dieciséis años; comencé en 1983. ¡No hay que inquietarse! Si el niño llora porque quiere leche, la madre le dice: «Espera». Ella calienta la leche y luego la enfría y entonces se la da, ¿no es así? Ello debía ser digerible. Así pues, el Maestro es siempre como un protector. Él le protege a uno por todas partes. Todo lo que uno dice es verdadero. Y uno ha recibido ese poder para hacer esa verdad. Todo lo que uno dice —no hay mal en ello. Suponga que el niño de alguien dice algo no muy claro; entonces su madre o su padre lo dicen más claro, «Él quería decir esto, él quería decir aquello». Así pues, el Maestro es un protector. Uno debe tener la fe más grande en el Maestro, una fe más allá de su vida. Entonces es muy fácil. ¿En qué le perjudica a usted? ¿Hacía dónde va el conocimiento? Usted mismo es Él, la realidad. De esta manera, yo fui muy afortunado de tener a ese Maes-tro verdadero. Así pues, yo nunca fui a ver a nadie más. Había muchos otros —Ramana Maharshi estaba allí, Rajneesh estaba allí. Había muchas, muchas gentes, pero yo no quise ir a verlos. ¿Qué necesidad había? Cuando su barriga está llena us-ted no necesita ir a un restaurante, ¿no es así? ¿Qué significa eso? Si alguien le ofrece galletas muy buenas, usted dice, «¡Oh!, lo siento, estoy lleno, no puedo comer más». Los brahmines son conocidos por sus dulces. Así pues, se reunieron muchos brahmi-nes y estuvieron comiendo dulces, y entonces, después de comer, se sirvió arroz. Esto es una costumbre india, ya sabe usted. Uno de ellos dijo, «Si yo tuviera sitio para el arroz, en lugar de ello comería más dulces. No habría dejado ningún dulce (risas)». Ya no había sitio para el arroz. Así pues, él dio mucho conocimiento, pero no para ir a alguna parte. «Tú eres por todas partes, tú eres Él por todas partes». Y él me dio esa comprensión; y su gracia es que él me dio esa comprensión. Y hoy yo puedo atrever-me a decir a cualquiera, «Usted es Él, adelante pues, no se inquiete». ¡Ahora le co-rresponde a usted aceptarlo! Si usted lo acepta plenamente, ¿qué queda entonces? Usted es también uno de los Santos, ¿por qué no? Haga lo que quiera, no hay ningún mal en ello; pero tenga el coraje de comprender. Diga a su mente, «¡Vete!, yo no te quiero, porque tú siempre pones la objeción». En una carrera, la objeción siempre la pone la persona que llega en segunda lugar, ¿no es así? A veces es vencida y a veces hay que someterla también. Así pues, no acepte ninguna objeción de la mente. Sea muy franco y dígase a usted mismo que «yo soy siempre Él, la realidad». Así pues, yo digo siempre, «Ya sea que esté en el cielo o en el infierno, usted es siempre Él. No se inquiete por eso». Los asuntos del cuerpo no significan nada, ¿por qué inquietarse por él? Tenga la comprensión completa, y eso es lo que le da el Maestro, nada más. Nadie más puede darle esa comprensión. El Maestro da esta comprensión de esta manera. Así pues, yo me atrevo a decir ahora, «Si usted quiere matar, mate a alguien. No se inquiete si usted va a la horca. El cuerpo va a la horca, yo no voy nunca a la horca». Cuando le hablo, a veces voy a los extremos. Me gusta usar ejemplos extremos. No hay necesidad de matar a nadie. ¿A quién matar? Cuando todo es Él, la realidad —¿a quién matar? Pero, sin embargo, la mente debe ser muy fuerte. No se inquiete por nada, porque usted no está haciendo nada; usted está haciendo todo en un sueño. Lo que usted ha hecho en el sueño no es verdadero, délo por hecho. Uno debe tener esa gran comprensión y esa gran fuerza para aceptarlo.
Pregunta: ¿En la realidad no hay objetos, ni experiencia, ni experimentar, ni experimentador, como usted nos dijo antes?
Maharaj: Sí, no hay ninguna experiencia.
Pregunta: Si uno es la realidad, entonces ¿cómo comprende, puesto que com-prender requiere un objeto?
Maharaj: Sí, de acuerdo.
Pregunta: ¿Ve usted lo que quiero decir?
Maharaj: Sí, he comprendido. Olvide todo, entonces usted es Él, ¿o no?
Pregunta: Así pues, ¿tiene uno que olvidar todo?
Maharaj: Sí. ¡Olvide todo! Y entonces usted es Él. Tiene que olvidar todas estas cosas —cuerpo, mente, alma, el poder que está en usted— todo, e ir más allá de esto. Deje todo, ¿y entonces qué? Usted es Él. Él, la realidad, es sólo Uno. ¿Quién experi-mentará entonces? Cuando hay unidad, no se plantea ninguna cuestión de experien-cia. Él es, ¿no es así? Olvide todo, y usted es siempre. Yo suelo dar este ejemplo: usted entra en una habitación para ver si hay alguien allí. No hay nadie. Todo el mun-do se ha ido. Pero Él, la realidad, está ahí sin decirlo. Así pues, sin decir nada, usted es Él. No hay ninguna necesidad de decir: «Yo estaba allí».
Hay otro ejemplo que uso a menudo. Diez hombres cruzaron a nado un río. Cuan-do llegaron a la otra orilla, uno de ellos decidió contar para ver si los diez habían lle-gado sanos y salvos. Sólo contó nueve. Así pues, probó a contar otro y también contó sólo nueve. Probaron todos y todos contaron nueve. Entonces se pusieron a llorar porque uno no había cruzado. Entonces vino hasta ellos alguien que los observaba y dijo a uno que volviera a contar. Cuando llegó a nueve, le dio un cachete y dijo, «¡Hemos encontrado al décimo!» El que recibió el cachete dijo, «¡Oh, comprendo, yo soy el décimo!» Cada uno de ellos se había olvidado de contarse a sí mismo. De la misma manera, usted es siempre su Sí mismo. ¿A quién experimentar entonces? ¿Quién Le experimentará? No hay ninguna dualidad en absoluto. La dualidad siem-pre trae inquietud. Cuando viene el conocimiento, entra en operación la triada, el nú-mero tres. Si usted conoce algo, entonces permanece la triada, ¿o no? Usted es el ob-servador, usted está observando algo, y hay el proceso de observación, los tres están aquí. Shankaracharya dice, «Si la triada no está aquí, usted es Él. ¿A quién experi-mentar?» ¿Cómo puede usted experimentar a su Sí mismo? Incluso para ver su cara, usted tiene que usar un espejo. Usted no puede ver su cara sin un espejo. Usted pue-de ver todo su cuerpo, pero no puede ver su cara. Así pues, cuando usted es Él, ¿qué hay que experimentar? El que dice, «Yo he experimentado», no ha experimentado, así se lo digo.
Llega el segundo día de la luna. Es sólo una línea fina. Así pues, alguien dice, «Mira allí, hay una nube y un árbol; y cerca hay una pequeña línea fina (la luna)». Si usted no lo ve, entonces está perdido. Y si usted ve, entonces el que ha comprendido le da esa comprensión. Sólo el que ha visto eso puede darle la misma comprensión. «La luna está ahí, como una pequeña línea fina». ¿Pero qué hacen las gentes? Se po-nen a ver estos árboles, las ramas de estos árboles o incluso la nube, y dicen, «¡Oh!, nosotros hemos comprendido». ¡Pero no han visto Eso! El que ha visto, no objetará nunca nada. Debido a que él es Él, por eso mismo comprende. Si no hay nadie ahí, entonces usted está ahí, ¿o no? Así pues, usted se prueba siempre a usted mismo por la negación. Usted no puede decir, «Yo soy esto». Diga, «Yo no soy esto». Alguien llama a la puerta y usted dice, «Entra, no hay nadie». Pero usted está ahí, sin decirlo. La realidad es así. No se requiere experiencia. Pero si usted va hacia la experiencia, entonces hace la triada de nuevo. Pero si ahí no hay nadie, entonces usted está, ¿no es así? Así pues, yo digo siempre, «Cierre sus ojos, y entonces usted está. ¿Qué hay que experimentar por quién? Usted permanecerá siempre ahí. Ahí no hay nadie —ningún usted, ningún sí mismo, ningún conocimiento, ninguna ignorancia y ningún conoce-dor tampoco». Entonces la comprensión viene automáticamente, no hay nada de qué inquietarse. Él le enseña a usted de esta manera.
Suponga que pone sus dos pies fuera, de modo que usted no está en la habitación. Usted está fuera. En otro caso, si pone un pie dentro, entonces usted es un transgre-sor. Así pues, si hace algo para comprender-Le, usted Le olvida. De manera que, haga todo pero comprenda, «Yo no existo». Así pues, el que es real nunca oculta el ego. Hace todo, hace cualquier cosa, pero sin embargo dice, «Yo no existo». Para el que no existe, ¿qué queda entonces? Saber que es falso, que no es verdadero, que es una ilusión. ¡Usted no está haciendo nada! La pantalla de cine no hace nada pero muestra todo, ¿no es así? De la misma manera, usted no hace nada pero muestra todo. Usted muestra la totalidad del mundo. Así pues, el que comprende la pantalla no dice nunca lo que no es verdadero. Si alguien muere en la película que se muestra en la pantalla, las señoras lloran; al menos en la India lloran. Ellas dicen, «¡Oh, ha muerto!», y lloran. Pero el que comprende que es sólo una película, ¿acaso llora? Dice, «¡Oh!, era sólo una película en la pantalla. No ha ocurrido nada». De la misma manera, uno debe comprender que no está ocurriendo nada. Todo es cero. Acontezca lo que acontezca en cero, ¿es verdadero? En sus sueños, usted hace muchas cosas. ¿Puede decir que son verdaderas cuando se despierta? El despertar debe venir aquí y la ignorancia debe desaparecer. Cuando viene el despertar, entonces usted olvida todo lo que ha aconte-cido en el sueño. Usted dice, «El sueño era falso». De la misma manera, diga también aquí, «Este sueño es un sueño falso, nada más». Al día siguiente, cuando usted duerme profundamente, todo se va, desaparece. ¿Dónde está el mundo entonces? Ni siquiera usted mismo permanece. Usted ni siquiera sabe su nombre. Entonces sueña, y en el sueño usted toma otro nombre. En el sueño, usted tiene otro nombre. Usted es un pobre pordiosero, o incluso podría devenir un rey ahí. Así pues, no se inquiete por nada. El que dice, «Yo he comprendido», no ha comprendido, yo puedo decir eso. ¿A quién comprender si se comprende «nada»? ¿A quién comprender? Si usted dice, «Yo conozco mi Sí mismo», ¿cuál es el significado de eso entonces? ¿Dígame? Uno conoce el Sí mismo automáticamente. Usted toma el cuerpo como si fuera el Sí mis-mo, de modo que está confundido, y eso se debe a la ignorancia. El poder que opera en usted está aquí, ¿o no? Cuando ese poder se desconecta, ¿adónde va ese poder? El poder permanece como nada, deviene nulo y vacío. Entonces desaparece ese conoci-miento.
Cuando usted muere, ¿qué acontece? Usted olvida todo. ¿Quién toma el naci-miento entonces? Si el último deseo de un hombre moribundo es, «Yo debo tener un cuerpo», entonces eso le hace tomar nacimiento de nuevo. Nadie le mete en el naci-miento y nadie le hace morir, así lo digo siempre. Cuando llega la desconexión, en-tonces usted muere automáticamente, ¿qué hacer entonces? Se pueden tener diez años, veinte años o incluso cien años. Cuando usted muere, todo el conocimiento desaparece y los cinco elementos vuelven a cero. Los cinco elementos son cero. El conocimiento deviene cero. ¿Qué queda entonces? El deseo que usted tenía del cuer-po, eso hace que tome nacimiento de nuevo. Así pues, el renacimiento está siempre en eso. Si usted comprende que yo no soy esto (señalando a su cuerpo), que yo soy otro que esto, entonces usted no pensará nunca que «yo debo tener un cuerpo». Con el cuerpo siempre hay problemas, ¿no es así? Por muy fuerte que sea el hombre, siempre tiene problemas en la vida. Así pues, el nacimiento es un problema y la muerte tam-bién es un problema. Entre ambos, multitud de problemas vienen y van. Usted sólo tiene problemas. La felicidad es sólo esto (muestra un pequeño espacio entre sus de-dos pulgar e índice). Y el sufrimiento es esto (muestra un gran espacio con sus brazos abiertos). Usted está trabajando duramente durante 30 días, y entonces recibe el sala-rio, ¿no es así? (Risas). Usted tiene que trabajar. Nadie le da su salario por adelanta-do. ¡Usted tiene que esforzarse duramente! Ser rico no es fácil. Usted tiene que ac-tuar y hacer muchas cosas. Y a menudo, tiene que hacer muchos cosas trapaceras. Entonces usted puede devenir rico. Un centenar de gentes devienen pobres y usted deviene rico. ¿Qué ha acontecido? El dinero no viene sólo a usted, está en circulación siempre. Olvide la idea de que «yo soy rico o yo soy pobre». Si usted comprende la realidad, entonces usted no es ni pobre ni rico. Todos son iguales. Entonces no queda nada. Ésa es la enseñanza, ¿me sigue?
Pregunta: ¿Ese poder de discriminación entre lo que es real y lo que no es real, a través del reflejo de la verdad, deviene cada vez más fuerte?
Maharaj: Sí, exactamente.
Pregunta: Así pues, ¿es un proceso?
Maharaj: Sí, es un proceso, pero uno también puede hacerlo en el momento. La mente es un proceso. Si la mente no acepta, entonces usted tiene que hacer de ello un proceso. Pero si la mente acepta, ¿entonces qué? Tome H2O, por ejemplo. Si no com-prende esto, entonces usted hace muchas, muchas cosas para comprender. «¿Cómo pueden ser agua dos partes de hidrógeno y una parte de oxígeno?», dice usted. Pri-mero necesita saber muchas cosas, y entonces usted puede decir por qué es así. De la misma manera, para fortalecer su mente se requiere un proceso, nada más. Si la mente se vuelve de ese lado, entonces se pierde todo, pero no se inquiete. Usted no es el perdedor. Usted puede probar todo lo que quiera. Usted ha recibido ese poder. Com-prenda que, «Si yo hago algo, entonces eso es un problema para mí, nada más». Hay un dicho que dice así, «Una vida infeliz espera al que lleva la corona». La mayoría de las gentes sienten que el rey es muy feliz. Creen que la felicidad se debe a que ha re-cibido todo. Pero el rey tiene que preocuparse por todos. Por la noche, si acontece algo, todo el mundo telefonea al rey, ¿no es así? «Ha acontecido esto; ¿qué debemos hacer ahora? ¡Dénos sus órdenes!»
Todo esto, incluso la grandeza del mundo, no es nada sino cero. Usted siente, «¡Yo soy muy grande, yo soy el más grande de los grandes!» ¡No, el más grande es Él, la realidad! Él está en todo el mundo y hace todo. Así pues, ¿por qué inquietarse? Si usted quiere hacer algo, hágalo. Uno no debe inquietarse por eso. Si se inquieta, entonces usted está perdido. Los problemas también vienen a usted, ¿no es así? Al-guien mata a alguien, y si usted dice, «¡Oh, yo le he visto cometer el crimen», enton-ces usted tiene que ir al tribunal una y otra vez para dar su testimonio. Si uno dice, «Yo no sé lo que ha ocurrido», ¿qué tiene que hacer entonces? ¡Nada!, porque no ha ocurrido nada, ¿qué hacer entonces? El matador es Él y el que ha sido matado tam-bién es Él. ¿Quién mata a quién? De esa manera, ¿quién soy yo para ser un testigo? Ser testigo no es nada sino perder su Sí mismo. No sea un testigo. No haga nada y usted es siempre Él. Pero usted siempre quiere hacer algo, así pues, ¿qué hacer enton-ces? La mente siempre quiere hacer algo. La mente es el mayor malhechor, siempre está haciendo fechorías. Muchas gentes vienen a mí, me cuentan todos sus problemas, y yo me río en mi interior (risas). ¿Qué hacer entonces? Todo se debe a las fechorías de la mente.
Pregunta: Probablemente todavía sienten que pueden sacar algo de la ilusión.
Maharaj: Sí, desean; pero si les digo que aquí no hay nada, ¿entonces qué? Enton-ces ponen una cara así (pone una cara triste). ¿Qué hacer entonces? «El Maestro dice que esto es nada, que todo es nada». ¿Qué hacer entonces? Pero el que ha recibido alguna comprensión y desea la realidad, ese acepta. Así pues, uno debe tratar de aceptar eso, nada más.
La mente debe ser llevada a ese lado (a la realidad). Vuelva su mente, nada más. Uno debe volver la mente. La mente es la cosa más grande, hace todas las diferen-cias. El hombre bueno, el hombre malo, el hombre malísimo —la mente hace la dife-rencia. Las gentes dicen, «Día a día esto va de mal en peor». Nada es lo «peor». Se-gún la mente, así acontece, ¿o no? En nuestra época, obteníamos doce kilos de arroz por cuatro rupias. ¡Ahora, un kilo vale entre cincuenta y dos y sesenta rupias! El tiempo cambia, así pues, ¿por qué inquietarse? El mundo sigue y sigue. Así pues, Siddharameshwar Maharaj escribía en 1926 que, «El mundo galopa hacia el infierno». Finalmente, ¿adónde va uno? Uno muere y acaba todo. Para él no queda nada. Así pues, usted es siempre libre. Había luchadores por la libertad luchando por la inde-pendencia de la India. Una vez Siddharameshwar Maharaj dijo, «¡No penséis que después de ganar la independencia de Inglaterra va a llover oro! La lluvia de agua vendrá ciertamente. Después de la independencia, tendréis que trabajar más». Por ejemplo, si usted está bajo la protección de su padre, ¿acaso tiene que preocuparse más entonces? ¡No! El padre cuida de todo. Pero cuando deviene independiente, entonces usted tiene que preocuparse por todo —«¿Qué hacer, cómo hacerlo, cómo ganar dinero?» Todas estas cuestiones vienen a la mente. La mente es así. Así pues, Siddharameshwar dijo, «De acuerdo, yo puedo ser independiente, ¿pero acaso no veis cuantísimo sufrimiento hay ahora? ¡Olvidad la independencia! La realidad está siempre aquí y todo lo que está aconteciendo está bien. Nada es malo y nada es bueno, tened esto en la mente». Si algo va contra su deseo, diga, «¡Es por mi bien, debido a que yo soy el creador. Yo he creado esto!» Esa debe ser la comprensión. ¿Por qué inquietarse por nada? Si viene la muerte al cuerpo, entonces diga, «Está bien, estoy preparado para morir, debido a que yo no soy eso». ¿Quién muere? Nadie muere. La muerte no tiene ningún valor. Todo es cero y deviene cero. ¿Qué es la muerte, dígame? ¿Qué hay ahí (señalando a una alacena)? Hay un fuego que luce en ella, y después deviene cero. Es lo mismo para todo. ¿Qué es todo esto? Deje que todo sea y comprenda que no es verdadero.
Pregunta: Así pues, en un sentido, ¿debemos dejar de crear cosas?
Maharaj: ¡No cree nada! ¡Cree su Sí mismo! (Risas). Encuentre la realidad, cree su realidad cada vez más. ¡Entonces, automáticamente usted comprenderá que todo es nada, sólo un juego! Suponga que un niño está jugando a las cartas con usted. El niño echa un ocho, pero dice, «¡Rey!» Entonces dice, «Yo soy el ganador». Usted lo ama y dice, «Sí, sí, tú ganas». La misma cosa, nada más. Así pues, todo el mundo dice, «¡Yo soy el ganador!» «Sí, sí, usted es el ganador, y yo soy el derrotado». Délo por hecho, debido a que yo no existo. ¿Quién es el derrotado? Cuando yo no existo, ¿quién es el derrotado entonces? Usted lo toma como verdadero y entonces la derrota viene a usted. Así pues, olvide todo y usted es Él, la realidad sin hacer nada. Los ojos traen todo, ¿no es así? Cierre sus ojos y entonces usted es Él, la realidad. ¿Cuánto tiempo lleva eso? Pero usted no acepta eso, así pues, ¿qué hacer entonces? Cuando cierra sus ojos, usted está ahí, ¿o no? Usted sin usted, el Sí mismo sin el sí mismo. ¿Por qué inquietarse? Aunque todo deviene cero, usted no va a ser cero. La pantalla permanece siempre la misma. Muchas imágenes vienen y se van. Cuando llega el fi-nal, entonces todas las gentes se van. Usted paga dinero, se sienta durante tres horas, y sin embargo tiene que volver a casa sin recibir nada. De la misma manera, todo esto es una fantasía de la mente. La mente fantasea siempre. ¿Qué fantasía le vendrá a uno? —nadie lo puede decir. Debe venir la comprensión, nada más. Siddharamesh-war Maharaj me dio esa comprensión, y sin embargo, a los ochenta y siete años, toda-vía vivo, délo por hecho (risas). De otro modo, yo habría muerto y desaparecido en cualquier momento. Mi cuerpo estaba siempre muy débil. ¡Ahora soy muy fuerte, así se lo digo! (Risas). Cuando iba a la escuela tenía que pedir permiso, «¡Yo no quiero ir al gimnasio ni hacer deportes!» Yo no podía hacerlos, ¿no es así? Tenía un cuerpo muy débil, ¿qué hacer entonces? El rector me dio el permiso. «Me sentaré y miraré a los otros hacer su trabajo».
Pregunta: Maharaj, ¿qué es el despertar?
Maharaj: El despertar no es nada sino la comprensión —una comprensión comple-ta. La comprensión tajante de una cosa es el despertar.
Pregunta: ¿Es una comprensión mental?
Maharaj: Primero, se requiere que sea mental, y después se requiere que sea prácti-ca. El talento es la cosa más grande, el talento intelectual. Sin el talento intelectual, uno no puede comprender. Así pues, usted tiene que comprender plenamente con el intelecto; y entonces, ese conocimiento o esa comprensión debe sumergirse, porque el conocimiento es un pensamiento. Un buen pensamiento o un mal pensamiento, los dos son pensamientos. Así pues, el conocimiento es una espina de oro, y la ignorancia una espina ordinaria. Y son una esclavitud, los dos son una esclavitud. Suponga que le han puesto esposas en las manos; pueden ser de acero o pueden ser de oro, pero ambas le tienen esclavizado. Así pues, ambas son espinas. Uno debe comprender y entonces desecharlas. Es muy difícil desechar el conocimiento, porque el ego perma-nece con el conocimiento. El conocimiento es ego, nada más. Para borrar ese conoci-miento, uno debe decir, «Yo no sé nada». Como dijo Sócrates, «Yo sé que no sé». De esta manera comprendí que incluso después de comprender, uno debe pensar siempre en su mente, pensamientos, conocimiento y ego. Eso puede venir en cualquier momento, uno no puede decir cuándo. Así pues, uno debe estar alerta siempre, por-que el ego es así, y puede irrumpir en cualquier momento.
Pregunta: Esta discriminación entre lo real y lo irreal, ¿viene a la persona o tie-ne uno que alcanzarla?
Maharaj: Uno tiene que alcanzarla. La mente es como un cuchillo —debe afilarse constantemente. Si el Maestro está aquí, él afila su mente. Cuando el Maestro no está, usted tiene que afilar su propia mente. La ilusión es así, uno puede ser arrojado de cualquier sitio. La ilusión quiere que la persona esté bajo «su» control. Si usted se opone a la ilusión, a la ilusión no le gusta y trata por todos los medios de abatirle, o de atraerle como sea. Así pues, se dice, «Usted tiene que caminar por el filo de una espada. Cualquier pequeño error, y usted será cortado». Uno debe ir, uno puede ir de esta manera. La realidad no hay que alcanzarla, no ha dejado nunca de estar aquí. El campesino trabaja, todo brota, y finalmente sale el grano; pero todavía tiene que tra-bajar y cosecharlo. De la misma manera aquí también. Después de recibir o compren-der la realidad final, uno debe estar en guardia. Después de una comprensión comple-ta, ya no se requiere nada.
Pregunta: Así pues, ¿ése es el consejo que usted da a sus discípulos?
Maharaj: Les enseño que cuando vienen las dudas, yo tengo que resolver sus du-das.
Pregunta: ¿Usted tiene que resolverlas?
Maharaj: Debo resolverlas siempre, debido a que doy charlas todos los domingos en Bombay. Para la mayoría, sus dudas se aclaran automáticamente en la charla si-guiente. Si alguien tiene más dudas, puede venir y preguntar, y yo le doy mi plena cooperación. Yo no creo en todos esos grandes, grandes esfuerzos para obtener algo —el que quiera puede pedir una cita, y esto es lo que debe hacer. Todo es una insen-satez. ¿Por qué? Cuando se dice que todo es una ilusión, ¿por qué aumentar la ilusión en usted? (Risas) El ego sólo quiere eso, ¿no es así? «Yo soy un gran santo y ellos deben preguntarme…», y todas estas cosas. ¡Todo esto es nada! Uno debe poner su propio ego a los pies, lo cual significa: meterse en la enseñanza del maestro. Si uno puede hacer eso, entonces yo puedo llevarle a la puerta de la realidad, y después de eso, tiene que experimentar por sí mismo. Ahí, yo no soy. Debido a que su Maestro y la experiencia son sólo uno. No hay ninguna dualidad, no hay ninguna dualidad. ¿Hay algo más ahí?
Pregunta: Yo tengo unas cuantas preguntas más. ¿Puede el individuo repenti-namente elegir despertar, o el despertar acontece solamente cuando llega su hora?
Maharaj: Si usted tiene plena fe en lo que enseña el Maestro, ¿por qué entonces no va a poder aprender? No es que eso lleve tiempo, o que venga repentinamente. Yo no creo en eso. Usted debe tener fe.
Pregunta: ¿Y si uno no tiene fe?
Maharaj: Entonces todo es inútil. La fe se requiere sólo para comprender. Des-pués, ya no se requiere ninguna fe. Suponga que usted tiene 6 millones de dólares en el banco, y que yo le digo, «Tenga fe». ¿Tiene eso algún significado? Usted dice, «No, yo sé que lo tengo». Una vez que usted comprende, cuando viene una compren-sión tajante, entonces ya no se requiere ninguna fe. En esto hay muchos pasos. Usted tiene que comprender paso a paso. «Repentinamente», yo no creo en «repentinamen-te». Muchas gentes dicen esto e incluso hay muchos santos que lo dicen. «Repenti-namente», yo no creo en esto. Cuando usted tiene 6 millones de dólares en el banco, ¿por qué hablar de «repentinamente»? ¡Usted lo sabe! ¿No es así? Si usted lo olvida, mi deber es hacer que comprenda.
Pregunta: ¿Diría usted que la fe viene cuando hay aceptación?
Maharaj: El ego debe aceptar.
Pregunta: Así pues, mientras hay alguien que piensa que es otro que Eso, ¿no puede comprender?
Maharaj: Sí. El niño pequeño tiene mucha fe en la madre, de modo que la madre hace todo por él. Antes de que llore, ya le da leche, y todo. De la misma manera, el Maestro es también así. Si usted tiene fe, entonces nada es imposible. Suponga que una mujer se cae con un niño. Cuando se levanta, lo primero que hace es ver que el niño no tiene ningún daño. De la misma manera, el Maestro también sabe. Cuando uno tiene fe, el Maestro sabe, de modo que todas sus confusiones y sus dudas son aclaradas por él. De otro modo, ¿cómo puede tener lugar ese «repentinamente» o «abruptamente»? ¿Cómo puede tener lugar la comprensión? Sólo usted puede cono-cer su Sí mismo. Sólo usted puede comprender o no comprender su Sí mismo. Si esa comprensión no viene, entonces el ego permanece.
Pregunta: Así pues, una vez que uno sabe o una vez que uno ha saboreado, en-tonces no pueden surgir dudas. ¿Es eso lo que está diciendo?
Maharaj: Sí, usted deviene sin dudas, ¿no es así? Una vez que usted sabe, «Yo no soy esto», ¿entonces qué? Mi Maestro me dijo, «Después de comprender, si quieres quedarte, quédate. Quédate en la prisión si quieres, pero guarda en tu mente que “yo no soy una víctima”». Hay resistencia a dejar la prisión ilusoria, de modo que viva en ella, pero comprenda que «yo no soy una víctima». El ego es así —permanece de mu-chísimas maneras, en muchas apariencias diferentes. Así pues, uno debe darse cuenta realmente de que comprende siempre, y entonces, una vez que usted es completo, entonces no hay nada de qué inquietarse. Lo que usted ve es sólo ilusión. Si com-prende que «mí mismo» es también ilusión, entonces ¿qué queda? Las gentes no comprenden. La ilusión es nada, ¿cómo puede bloquearle a usted? ¿Cómo puede na-da bloquearle a usted?
Pregunta: Para usted es una ilusión, para la mayoría de las gentes es real.
Maharaj: Cuando el Maestro le enseña, usted puede obtener la experiencia. La ex-periencia trae todo. El niño es un niño ignorante, y entonces va a la escuela. Final-mente, se licencia en la universidad como un médico, como un abogado, o como un ingeniero. Obtiene el conocimiento. De la misma manera aquí también. Nada es impo-sible en el mundo. Pero todo ha devenido imposible en el mundo, debido a que las gentes evitan esto. Usted es Él, la realidad; así pues, ¿qué es imposible? Usted no comprende, no se lo toma en serio. Ésa es la imposibilidad.
Muchas gentes vienen y me preguntan, «¿Dónde está el Maestro, y qué hacer?» Su Maestro ya no vive, y entonces preguntan, «¿Qué podemos hacer?» Alguien me dijo, «Yo he tenido tres Maestros —Nisargadatta Maharaj, Siddharameshwar Maha-raj y usted mismo». Esto es una cosa errónea de la mente. En una vaina sólo puede haber una espada. No puede haber dos. Usted debe dejar a uno u otro de esos Maes-tros y olvidarle. Ése es el punto principal, nada más. Yo amaba al Señor Krishna co-mo a algo, pero sin embargo le deje cuando vi a Siddharameshwar Maharaj. Así pues, digo siempre, «Yo le vi y él me conquistó». Ese es el punto principal en esto. Uno debe tener gran amor por el Maestro y gran devoción también. Lo que el Maestro dice es correcto, si usted lo comprende. En aquella época, Siddharameshwar Maharaj en-señaba meditación. Él también nos dijo, «Podéis ver muchos dioses también. No hay ningún mal en ello —se pueden ver, pero no hay ninguna necesidad de toda esa in-sensatez, eso también es una prueba». Yo era muy joven, y así él tenía que decirme eso. Yo nunca estuve pendiente de eso. ¿Por qué iba a estar pendiente? Lo que él decía es correcto, ¿no es así? Ahora puedo decir que «Yo soy Él». Puedo decir muy firmemente que «Yo soy Él». Yo mismo no existo. Yo no existo como Maestro tam-poco, ni como esto ni como eso. Yo soy Él. El maestro también es ego. Ser un Maes-tro también es ego. ¡Olvide eso!
Pregunta: Ayer, usted mencionó también el dicho, «Esto no es mí mismo, esto no es mí mismo». Encuentro que esto es también una manera bella.
Maharaj: Sí, exactamente. «Yo no soy», usted tiene que decir eso. «Yo soy» es muy espinoso. «Yo» no existo nunca. En un sueño usted deviene algo, usted deviene «yo», ¿no es así? Cuando despierta, usted dice, «¡Oh, era falso!» Así pues, este esta-do de vigilia es un sueño muy largo. Entonces se requiere ver al Maestro, de manera que después usted mismo tenga la comprensión y diga, «¡Oh, todo esto es ilusión!, ¿por qué inquietarse?» Es muy fácil y también muy difícil, las dos cosas. Si la mente acepta, entonces es muy fácil. ¡El pensamiento debe ser cambiado, nada más! El carril de la mente —la mente está descarrilada, como un tren. Póngala en el carril verdade-ro, y entonces ella colabora.
Pregunta: ¿Podría explicarnos la significación de la peregrinación para usted?
Maharaj: La significación significa —los últimos restos de Siddharameshwar Maharaj están guardados allí, en Bagewadi. Entonces, ¿qué hacer ahora? Él ha deja-do lo corporal. Así pues, nosotros vamos allí y hacemos culto durante un rato. Él es por todas partes, de modo que no hay nada de qué inquietarse. Usted mismo es Él. Sin embargo, usted tiene que hacer la dualidad para comprender, para darse cuenta de algo o para amar a algo. ¿Me sigue?
Pregunta: Así pues, ¿ayuda eso a hacer la comprensión más fuerte?
Maharaj: Sí, sí, sí, la comprensión. Le ayuda. Cuando usted va a la peregrinación, todos sus pensamientos desaparecen. Los pensamientos mundanos también desapare-cen. Allí, todos son pájaros de una misma camada. Usted hace culto allí, hace muchas cosas, y eso le ayuda. Esa es la significación de la peregrinación. Y otras cosas tam-bién. También hemos visitado Chimmud, ¿no es así? Usted puede ver cómo se cons-truyó allí la pira —el hombre que construyó su propia pira y entonces se echo a dormir sobre ella y dijo, «Cuando me deje el soplo, encendedla». Y todavía está allí hoy. Tiene alrededor de dieciocho pies de alto. Fue construida hace cien años, han pasado cien años. Así pues, su mente le rapta allí. Y usted también olvida todos los asuntos mundanos. ¿Qué hacer entonces? Esto es la única cosa, nada más. Después de com-prender, ¿por qué se ha de ir a una peregrinación? ¿Adónde ir y adónde no ir? Así pues, usted va allí. Si usted va al cine, entonces vienen todos los problemas, ¿no es así? Primero de todo, se necesita dinero (risas). Para estar con Él no se necesita nada. Eso es la peregrinación. Así pues, nosotros también visitamos el lugar de nacimiento de mi Maestro (Pathri), donde tomó el nacimiento, y donde comprendió esa realidad, que la mayoría de las gentes no pueden comprender.
¡Muchos santos tampoco comprenden, me atrevo a decir ahora! Ramakrishna Pa-ramahansa estaba allí y una persona realizada le encontró. Ramakrishna le dijo que sólo estaba adorando a Kali Kamata. Un poder, una Diosa —su nombre era Kali. Aquella persona dijo a Ramakrishna, «Toma esa foto y escúpela; sólo entonces pue-des comprender». Todos éstos son asuntos mundanos. El culto es también un asunto mundano, ¿no es así? Todas estas cosas, olvídelas, y entonces usted comprende su Sí mismo, «¿Quién soy yo?» De otro modo, usted no puede comprender. Así pues, mi Maestro decía también, «Olvida a todo el mundo». Los ídolos también. Cuando us-ted va a la iglesia, el cuerpo de Cristo no está allí; sólo está el emblema, ¿no es así? Si adora sólo al emblema, entonces usted devendrá sólo el emblema. Usted no quiere ser Él, la realidad. Pero si adora a la realidad, entonces usted deviene la realidad. Cristo dijo, «Yo soy Dios», y entonces sus propios discípulos le mataron. En aquella época las gentes no tenían una capacidad intelectual muy elevada. Su capacidad era muy pobre, y así no podían aceptar lo que Cristo decía. Así pues, le mataron. «¿Cómo puede ser Dios?» Debe venir la comprensión. Cristo enseñaba con comprensión. Al final dijo, «Padre mío, perdónales porque no saben lo que están haciendo. Matan mi cuerpo, pero no pueden matarme a mí». Ése es el significado. De la misma manera, si alguien viene a usted y le dice, «Voy a matarte», usted dice, «¡Mátame!» Es muy bueno para mí no permanecer en el cuerpo debido a que yo soy Él, la realidad» (risas). Como usted ha tomado el nacimiento, debe permanecer en el cuerpo durante un cier-to tiempo.
Así pues, no se inquiete nunca. Siddharameshwar Maharaj era la persona adecua-da, pues daba esta comprensión. Así pues, ¿qué hacer ahora? Hacemos estas peregri-naciones, vamos allí y rezamos. Lo que rezamos aquí, lo rezamos allí también. No hacemos nada más. Es sólo una manera diferente —vamos allí todos al mismo tiem-po. Entonces su mente puede ser atraída hacia ese lado, hacia la realidad, nada más. Así pues, todas estas cosas se requieren para ese propósito.
El Santo Tukaram, después de haber comprendido la realidad, se juntó con algu-nas gentes que iban a Pandrapur, que es un lugar de peregrinación para el Señor Krishna. Uno de ellos le dijo, «Ven, Tukaram Maharaj, tienes que venir con nosotros a Pandrapur». Entonces el dijo, «Mi Pandrapur está aquí ahora, no allí». De esta ma-nera, la comprensión viene y después ya no hay nada que hacer. Ninguna necesidad. ¿Pero qué debe hacer uno mientras el cuerpo está aquí o muchas gentes están aquí? Muchas gentes no pueden comprender esto. Comprender es muy difícil para ellos. Es muy fácil, pero las gentes no quieren las cosas fáciles; quieren las cosas difíciles. Por ejemplo, si usted pregunta a alguien, «¿Dónde está su oído izquierdo?», él dice, «¡Oh, está aquí!» (Maharaj levanta su brazo derecho sobre su cabeza para alcanzar su oreja izquierda). Pero si lo hacen de esta otra manera, ¿entonces qué? (Maharaj lleva su mano izquierda directamente a su oreja izquierda). Se llama «Dravidiam Prana-yam» (Vuelve a hacer el primer gesto, tocar la oreja izquierda con la mano derecha pasando por encima de la cabeza). ¡Cosas falsas! Hágalo de la manera más fácil y diga, «¡Está aquí!» De la misma manera, diga: «Él, la realidad, está siempre aquí!» Así pues, Vitthoba, o el Señor Krishna, o Siddharameshwar Maharaj, todos están aquí. Sepa que todo es Él, la realidad. Cuando viene la comprensión, entonces no hay ninguna necesidad de hacer nada. Pero, no obstante, la persona realizada lo hace por las demás gentes, para darles alguna satisfacción y comprensión, de modo que un día puedan comprender también, ¿por qué no? Todo esto es la significación de la peregri-nación, nada más. De otro modo, la peregrinación no tiene ninguna significación. Él es por todas partes, ¿no es así? Pero los últimos restos corporales se guardan allí; así pues, nosotros vamos allí y rezamos. Nada más. Pero Siddharameshwar Maharaj dijo, «No se requiere nada». Cierto, pero sin embargo las gentes no pueden comprender; de manera que para darles alguna comprensión, él hace por ellos y hace todo. No hay nada de qué inquietarse. Él, la realidad, hace todo, ¿no es así? Nuestro Maestro nos dijo, «Tenéis que cantar bhajans». Así pues, yo he cantado cuatro bhajans hasta aho-ra. Durante los pasados setenta y cinco años, desde que tenía doce años de edad, he estado haciendo eso, ¿qué hacer entonces? ¡Y en eso me delecto! No queda nada y ninguna perturbación viene a mí. Si todavía tengo unas cuantas horas de vida —¡lo seguiré haciendo! Por la noche, en cualquier momento— no hay mal en ello. Ninguna sujeción a tiempos. Si usted siente alguna perturbación, si viene una fiebre, entonces duerma. Pero no le olvide. Levántese después, cuando se sienta mejor, y cante ese bhajan; y seguidamente duerma —todo desaparecerá, no hay nada de qué inquietarse (risas). Ése es el poder de Él, la realidad. El poder de usted significa el poder de Él, nada más. La comprensión debe venir, nada más. Usted no hace nada por él, usted hace todo por su Sí mismo. Su Sí mismo es Él, la realidad. Ése es el punto principal en todo esto, nada más. Sea Él y haga todo. Usted hace todo ya, así pues, ¿por qué no adorar-Le?
Cuando hablamos, decimos, «Mío, tuyo, suyo». Después de comprender, uno tie-ne que decir también, «Ésta es mi parte, ésa es tu parte». Usted tiene que hablar así, ¿no es cierto? Así pues, ¿por qué debe olvidarse el culto? Eso es ego también, decir, «Ahora que he comprendido, ¿por qué debo adorar a algo?» El ego vuelve de nuevo. Así pues, quite el ego y aplástelo; usted tiene que hacerlo y puede hacerlo. ¿Qué acontece? Usted va al retrete, come, bebe, duerme, hace todo. ¿Por qué inquietarse entonces? En eso no hay nada. Cuando usted hace culto, su mente deviene cada vez más fuerte y se mueve hacia ese lado (la realidad). Entonces, finalmente usted devie-ne Él. Hoy mismo usted es Él, pero no lo sabe. Su mente hace algunas objeciones. La mente no le deja ir a la realidad, porque sabe que ahí está su muerte. Así pues, la men-te hace algunas objeciones, y le hace retroceder, nada más. Así pues, uno debe vencer a la mente, nada más. Olvide su mente y haga que la mente del Maestro sea su mente. Entonces usted puede ser Él, la realidad, en una fracción de segundo, ¿por qué no? Si viene la aceptación, ¿qué queda entonces? Pero usted no lo acepta porque su amor por la ilusión no se va. El amor por la ilusión es muy fuerte, por eso llevamos a las gentes de peregrinación y les decimos que hagan esto y que hagan eso, y entonces regresan.
Por ejemplo, si un muchacho no hace sus deberes, ¿entonces qué? A veces tiene que pegarle, y a veces tiene que decirle, «No vamos a darte la comida ni la cena hasta que no hagas tus deberes». Cuando no se le da la comida ni la cena, entonces dice, «¡Oh, tengo que hacer mis deberes!». De la misma manera, aquí también tenemos que hacer algo. Sólo si usted comprende eso, no se requiere nada. Pero, sin embargo, lo que dice el Maestro, hágalo, para que el ego no vuelva nunca. Si usted deja la puerta abierta, puede entrar un ladrón, ¿no es así? Pero si la cierra, entonces no puede entrar nadie. Así pues, cuando duerme, usted tiene que cerrar todo antes de irse a dormir. El ladrón ve que no hay nada abierto, de manera que no puede entrar. El ladrón es el ego. Además, el ego es una cosa muy insensata. Incluso después de comprender, a veces viene a la mente. Mientras el cuerpo esté aquí, la mente estará aquí. Cuando le perturbe, deténgala y aplástela. Así pues, lo que le perturba, olvide siempre eso. Aplástelo en una fracción de segundo. No tenga ninguna misericordia de ello. Uno debe olvidarse de sí mismo. Olvidarse de sí mismo quiere decir del sí mismo falso. Entonces la realidad se abre y está aquí siempre. Si usted sale de esta casa, entonces está fuera; y cuando está dentro, entonces todo viene a usted; así pues, ¿qué hacer entonces? Alguien puede decir, «Usted ha transgredido». Pero cuando uno está fue-ra, ¿quién puede decir que uno ha transgredido? El que está fuera dice, «No, yo no he transgredido». Así pues, él es siempre libre. La mente debe mantenerse siempre libre. Mantenga su mente fuerte, de manera que nada pueda entrar en ella. Cuando viene esa comprensión, entonces usted es Él, la realidad, y entonces no hay nada de qué inquietarse. Ese es el propósito principal de la peregrinación. Las gentes pueden gozar y al mismo tiempo comprender, ése es el punto principal. El gozo y la comprensión vienen juntos cada vez más. Eso es bueno, ¿no es así? (Risas). ¿Alguna pregunta más?
Pregunta: Sí, una más. ¿Cómo ve usted el mundo?
Maharaj: (Risas). ¿Cómo ve usted un fantasma? Aquí no hay nada; así pues, ¿qué hay que decir? Mientras el cuerpo está aquí, actúa, no hay duda. Llama «madre» a su madre, y «esposa» a su esposa. Si alguien le pregunta, «¿Cuál es tu nombre?», da su nombre, pero sabe, «Yo no soy esto». Se requiere esa comprensión tajante. A la com-prensión completa se le llama «Eso». Sea en «Eso». Ayer dije, «Sea como una hoja de loto. Usted es producido en el agua, vive en el agua, pero no es tocado por el agua». Así pues, permanezca de esa manera, nada más. No hay necesidad de demoler nada. ¿Por qué demoler algo? ¿Qué son ellos? ¿Por qué están aquí, perturbándole? De he-cho, ellos no le perturban. Usted entra y recibe muchos trastornos. Esta carne no dice nunca, «Yo soy tuya». Es usted quien dice, «Es mi carne». Así pues, ¿de quién es la culpa? No de la carne, sino de usted mismo. La carne no dice nada. Así pues, ¿de qué manera puede uno ver el mundo? El que comprende puede estar en el mundo. Está como un niño, sin ningún interés. Shankaracharya ha dado para esto palabras muy buenas —«El que comprende está en la realidad sin pensamiento y permanece en el pensamiento, pero sabe que él es un pensamiento». Brevemente, juega con la ilusión.
Por ejemplo, si usted juega con una serpiente, primero quítele su diente venenoso y entonces juegue. El diente venenoso es el único punto perturbador, ¿no es así? Así pues, todo es ilusión y no es verdadero, y si usted comprende que todo es nada, en-tonces puede jugar con ello. ¿En qué le daña a usted? ¡No hay nada! ¿Qué le dañará a usted? Así pues, sea como una hoja de loto, viva en la vida siempre. Una persona realizada no tiene miedo de la muerte, no se inquieta por nada, y no quiere nada. Cuando no quiere nada, las gentes traen cosas y las ponen ante él. Él dice, «No, no quiero». Ellos insisten y dicen, «¡No, usted debe tomarlo!» Suponga que usted llega a casa, y que le dice a su madre o a su esposa, «No quiero comer nada». Ellas pregunta-rán, «¿Qué ha pasado? ¿Por qué no comes?» Le harán muchas preguntas. Pero su-ponga que, en lugar de eso, usted dice, «¿Está mi comida lista o no?» Ellas responde-rán, «Espera un rato, pronto estará lista». Ellas responden muy dulcemente, pero inte-riormente piensan, «Pronto estará lista; y si la quieres, come; y si no la quieres, enton-ces…» Así pues, en el mundo, uno no debe esperar nada. Usted debe conocer prime-ro su Sí mismo en el corazón. De otro modo, será un esclavo de la ilusión. ¡No quiera nada; comprenda que, debido a que no hay nada, todo esto no es verdadero!
Pregunta de otro: Maharaj, si todo es un sueño, una ilusión, entonces yo soy un figura soñada en esta ilusión. ¿Es correcto eso? Si yo soy parte del sueño, ¿tengo yo algún control sobre lo que acontece en el sueño?
Maharaj: Si no sueña, ¿cómo puede entonces venir a usted un sueño? ¿Si usted se duerme y toma el sueño como verdadero, entonces hace todo en el sueño. De la mis-ma manera aquí también, si toma esto como un sueño, ¿por qué inquietarse por ello? Usted se inquieta siempre por el sueño. El sueño debe ser así o así, debería desarro-llarse de tal y tal manera. El río no se inquieta de adónde va, sólo corre. De la misma manera, después de comprender, permanezca tal cual, sin inquietarse nunca. Acontez-ca lo que acontezca, está bien. Si le acontecen cosas malas, el que comprende dice, «Está bien, porque es mi deseo». Es su sueño, ¿no es así? Usted ha tomado nacimien-to en el sueño, de modo que está preso sólo en el sueño. En un sueño no hay ninguna ley; por ejemplo, un avión puede aterrizar en su alcoba. Usted puede hacer todo tam-bién, de modo que su poder es muy grande. Un avión aterriza automáticamente en su alcoba, y usted experimenta esto.
Por ejemplo, aquí (en el estado de vigilia), si usted quiere dinero, primero tiene que depositarlo en el banco. Pero en un sueño, si quiere dinero, puede tener el dinero inmediatamente. Aquí, usted tiene que esperar nueve meses para un niño, pero en el sueño puede tener un niño en un momento. No hay necesidad de esperar nueve me-ses. Todo lo que tiene que decir es, «Yo quiero un niño», y el niño está ahí. El poder es entonces muy fuerte. Pero como usted ha devenido un cuerpo, su poder se ha sin-cronizado, se ha hecho muy pequeño, de manera que no puede hacer nada. Así pues, nosotros tenemos que despertar su poder, nada más. ¿Qué hace la persona realizada? Despierta el poder de usted, que estaba durmiendo. La persona realizada le despierta, y cuando usted está despierto, entonces el mundo deviene tan pequeño como una semilla de sésamo. Todo este universo, que es un universo tan grande, no es nada sino como una semilla de sésamo; no es nada. Cuando viene la comprensión, entonces no queda nada.
Pregunta: ¿Tiene el individuo mismo poder de discriminación o viene del Maes-tro?
Maharaj: Del Maestro. El Maestro le enseña porque usted no sabe que uno más dos es tres. Cuando va a la escuela, usted comprende. Ahora usted puede decir que uno más dos es tres. Una persona realizada dice enérgicamente, «¡Uno más dos es tres, lo sé!» Así pues, dígalo enérgicamente. La comprensión debe venir. El Maestro despierta su comprensión. Cuando usted está durmiendo, el Maestro le da una sacu-dida y le despierta. Si usted está en un sueño o en un problema, alguien le despierta, «¡Arriba! ¿Qué pasaba? Estabas llorando». Usted dice, «¡No, no lo sabía, no estaba llorando!» Pero estaba llorando, aunque no lo sabía. Entonces despierta y ve que no hay nada. Usted está diciendo cosas falsas constantemente. La comprensión debe venir a la mente. La mente debe ser despertada, nada más. La mente está durmiendo en la ignorancia, toma todo por verdadero y actúa de tal manera que viene a ella más ignorancia.
De la misma manera, el Maestro le despierta. Despierta su comprensión y entonces usted mismo puede decir, «Yo soy Él». Porque todo el mundo es Él. Excepto Él no hay nadie en el mundo, el mundo está lleno de Él. Excepto Él no hay nada. Lo que usted ve es Él. Esto no existe, pero debido al cuerpo usted siente su dureza (Ranjit golpea el sillón). Así pues, yo doy este ejemplo, usted está soñando y en el sueño al-guien le da un cachete en la cara. Usted siente el cachete e inmediatamente se des-pierta y encuentra sólo la almohada. Entonces usted se da cuenta, «¡Oh, no era nada! Nadie me ha dado un cachete». En el sueño, alguien le mata, «¡Ah, me han matado!» Entonces se despierta. «Todo es falso, aquí no había nadie». Entonces su miedo des-aparece. Despertar no da miedo. Uno debe ser sin miedo. Entonces deviene realizado. «Sin miedo» significa que la mente deviene completamente desnuda —nada es ver-dadero. Incluso Dios dirá, «¡Oh, él es Él ahora —no puedo hacer nada por él». Eso es el poder que viene a la mente, nada más. Todo es ese poder, hacer no es nada. El po-der de la realidad es muy fuerte. Lo que no es, usted lo ve aquí, pero en Él no está aconteciendo nada. Eso es la realidad. Por ejemplo, usted ve una película durante tres horas en una pantalla de cine. Entonces la película acaba y la pantalla deviene blanca. La pantalla no grita, no se ríe, no canta, pero durante la película todo aparece en ella. De la misma manera, aquí nosotros experimentamos muchas cosas debido a que la mente deviene muy objetiva. Usted ve todos los objetos como verdaderos. Pero en el momento en que viene la comprensión, usted ve que todo es nada, cero. Ése es el punto principal de todo esto, nada más. La mente debe aceptarlo. Una vez aceptado por la mente no queda nada, todo es cero, y mí mismo es la verdad.
Conversación sin fecha III
Pregunta: ¿Diría usted que la realidad es silencio que se refleja a sí mismo?
Maharaj: Usted puede ver el espacio, puede observar el espacio, puede sentir el espacio, pero la realidad es más allá del espacio. El espacio es cero. Ahí no hay silen-cio, ahí no hay voz, ahí no hay espacio, ahí no hay ningún estado. Todo esto son co-sas condicionales. Cuando duerme, usted se siente feliz, pero ahí no hay ninguna feli-cidad, délo por hecho.
Así pues, el silencio tampoco es Él, la realidad; la paz no es Él. La acción y la reacción son opuestos e iguales, es así. Con Él no hay nada. Si hubiera habido algo con Él, eso habría sido otro que la realidad, otro que Él, y no Él. ¿Por qué la realidad no se perturba? Porque la realidad no es un existente, no es un proceso. Cuando usted duerme, no existe nada, no hay ningún proceso. Entonces usted siente paz. ¿Por qué? Porque, por ejemplo, suponga que un hombre corre en una carrera durante todo el día. Cuando gana esa carrera, está sudando y jadeando mucho. Pero eso no es el placer, el placer es ganar. Para la realidad no se requiere nada, de otro modo eso habría pertur-bado a la realidad.
Pregunta: Entonces, la realidad es conocida sólo por sí misma.
Maharaj: Eso es, sí. De otro modo, no hay nada. ¿Así es que cómo puede ver al-go?
Pregunta: La realidad habla por sí misma.
Maharaj: No, la realidad tampoco habla. Olvide este punto, es más fácil. En la realidad no hay ninguna experiencia. ¿Qué experiencia tiene usted cuando duerme profundamente? ¿Hay algo ahí? ¿Algún conocimiento o algún poder? Todo desapa-rece. Así pues, ahí no hay nada, ningún conocimiento. La realidad es más allá del conocimiento y más allá de cero. Es más allá de la ignorancia y del conocimiento. El conocimiento es un concepto, nada más. Ayer mismo dije, «La obscuridad y la luz van juntas». Cuando la luz desaparece, entonces está aquí la obscuridad. Usted no tiene que buscarla. Y si usted da la luz, la obscuridad desaparece automáticamente. Usted no tiene que decir, «¡Hala, vete!», porque son uno. De la misma manera, el conocimiento y la ignorancia son también uno. En palabras de mi Maestro, Siddhara-meshwar Maharaj, «El conocimiento es la mayor ignorancia». Con el conocimiento, nosotros conocemos eso que es nada, y eso es un truco, nada más. Uno debe conocer el truco. Un mago hace muchos movimientos rápidos, y todo desaparece de repente. Aquí, es también lo mismo. Sólo el Maestro le enseña este truco. No hay ningún Maestro ni aspirante en la realidad. Ninguno de ellos está ahí, ninguno de ellos puede permanecer. ¿Cómo puede haber dualidad cuando sólo hay completud? Cuando hay dualidad, hay incompletud. Sólo la «unidad» es completa. Aquí tenemos que usar la palabra «unidad». ¿Por qué? Porque usted ve muchas cosas, de modo que tiene que usar la palabra «unidad». Pero en la realidad no hay ni paz, ni ningún otro estado. «Paz», «estado», «samadhi» son sólo métodos, son sólo palabras. Son el veneno real, porque le llevan lejos de la realidad, y como resultado de ello su ego deviene cada vez más fuerte.
Entonces puede surgirle al aspirante la siguiente pregunta, «¿Qué debo hacer?» ¡No haga nada! Las palabras sólo van al espacio. El Señor Krishna dice en la Bhaga-vad Gita, «Allí, de donde vienen las palabras, eso es mi Sí mismo. Eso es mi Sí mis-mo». La misma cosa fue dicha por Cristo también, en la Biblia, «Conócete a ti mismo y conoces el mundo». Vaya a ese punto donde acaba el pensamiento, vaya a Eso, y ahí está el Sí mismo. Así pues, yo siempre lo llamo, «Sí mismo sin sí mismo». Así pues, la realización del Sí mismo es el Sí mismo sin el sí mismo. Mientras queda que realizar el Sí mismo, permanece el sí mismo. Los ojos han adquirido el hábito de ver lo que no es. Usted dice, «Esto es carne», pero no es carne. El niño dirá, «Esto es agua». Sus padres dirán, «No, no, esto se llama océano». Así vierten más ignorancia en él. Pero es lo contrario, el niño tiene razón, no es nada más que agua. El niño se somete a sus instrucciones. Las gentes ignorantes siempre querrán la ignorancia y no querrán el conocimiento. En las escrituras hindúes se dice, «La mente ha recibido la maldición de no escuchar al Maestro». La mente no quiere escuchar. Todas las gentes alrededor de usted están llenos sólo de ignorancia y quieren mantener su ignorancia. No quieren deshacerse de su ignorancia. A las gentes no les gusta ir a ver a un Santo y tampoco les gusta cuando otras gentes van, porque tienen miedo de perder alguna persona de su círculo. El Santo le lleva a Eso, a la realidad, y dice, «Compréndase a usted mismo». Ésta es la situación.
Pregunta: Pero la vida surge de la realidad. ¿No está la vida bajo la autoridad de la realidad?
Maharaj: ¿De dónde sale la totalidad del sueño? De cero. El sueño no sale de la realidad, sale de cero. En la ignorancia, usted olvida la realidad. Este olvido es cero. Entonces surge algo; surge de cero. En el sueño profundo, nosotros olvidamos todo, pero cuando despertamos, todo vuelve al instante, en una fracción de segundo. Así pues, ¿de dónde viene? No de Él, no de la realidad. Si hubiera venido de Él, habría sido Él, la realidad; y si fuera así, entonces no habría mundo.
Pregunta: Pero podría ser un juego de la realidad expresarse a sí misma en la manifestación.
Maharaj: Es un truco. Aquí, en cero, usted puede soñar lo que quiera, cualquier cosa. Usted no puede esperar nunca obtener nada, pero, sin embargo, quizás lo ob-tenga. Nada de todo esto viene de usted —todo lo que hay aquí ha salido de esta ignorancia. La ignorancia ha resultado de escuchar. Ahora, usted tiene que escuchar al Maestro y seguir lo que dice, y entonces la ignorancia desaparece. Vaya al Maestro y dígale, «Inscriba mi nombre en su registro». Usted va a la escuela e inscribe el nom-bre del niño en el registro de la escuela, ¿no es así? Y entonces, el niño tiene que ir a la escuela y aprender. Aquí también es así. Uno debe ir al Maestro y aceptar lo que dice. Si usted lo acepta, entonces puede alcanzar la meta muy deprisa, en una frac-ción de segundo. ¿Por qué no?
Pregunta: Me gustaría saber sobre la muerte. Yo mismo no tengo miedo de la muerte, pero tengo algunos parientes que lo tienen. Así pues, ¿cómo tengo que re-lacionarme con ellos?
Maharaj: Déjeles que comprendan lo que comprendan. Primero comprenda usted mismo que la muerte no es nada. Si usted les enseña, no le escucharán. Pero usted mismo sabrá, «Yo soy sin nacimiento, yo soy sin muerte. Yo no he tomado nacimien-to nunca y nunca moriré». Guarde ese conocimiento en su mente. Si alguien que us-ted conoce, está muriendo, entonces dígales, «No tengáis miedo. No tengáis miedo. Sólo está muriendo» (Risas). Usted debe decir en su mente, «Cuando uno muere, ya no hay inquietud, porque todo miedo desaparece». Por ejemplo, ahí hay una serpien-te. Quítele el diente venenoso y juegue con ella. Entonces, ella no le hará nada, ¿no es así? Las gentes dirán, «¡Oh, cuidado, usted está jugando con una serpiente!» Usted les dirá, «Cierto, estoy jugando. ¿Quieren ustedes jugar también?» Pero ellos dirán que no quieren jugar, debido a que tienen miedo. Usted sabe que ha quitado el diente venenoso de la serpiente, y que así ella no va a hacerle ningún daño. La muerte no es nada. Cada día, cuando usted se duerme, es como una pequeña muerte, y usted no tiene miedo de esa muerte porque sabe que se levantará mañana. Pero suponga que usted muere en el sueño profundo, ¿entonces qué? ¿Por qué tener miedo? Ahí no hay nada. Todo es una ilusión. Guarde su mente en ese estado sin miedo. Si los demás tienen miedo, que lo tengan. De la misma manera que se quita el diente venenoso de la serpiente, de esa misma manera juegue con el mundo; no hay ningún mal en ello. Ello no afectará a su mente. Viva sin miedo —no hay ninguna muerte, ningún miedo, sabiendo que «Yo soy ese poder real».
Pregunta: ¿Es su papel quitar la espina del ego, y si es así, puede usted ayudar-me a quitar esta espina?
Maharaj: «Sáquese la espina». Ésa es la ayuda que doy. De otro modo, ¿cómo puedo yo ayudarle? Usted tiene que sacarse su propia espina. Yo puedo decírselo, pero es usted quien tiene que sacársela. La espina no existe, délo por hecho. No exis-te, pero usted siente su existencia. Usted no la suelta, ésa es la dificultad. ¿Qué hacer entonces? Usted tiene miedo de lo que ocurrirá. No va a ocurrir nada. Hasta ahora no ha ocurrido nada, así pues, ¿qué va a ocurrir ahora? Así pues, para sacarse el ego, diga siempre, «Yo no sé nada. Yo no veo, yo no oigo, yo no como, yo no duermo, yo no camino. Yo no hago nada». El ego debe desaparecer. Por ejemplo, el médico le da una medicina. Usted no puede curar la enfermedad a menos que deje la enfermedad. Después de algún tiempo, el médico viene de nuevo para ver si está mejor y usted le dice, «¡Oh, todavía no estoy bien!». ¿Qué puede hacer el médico si usted no toma la medicina, dígame? Así pues, para quitar el ego, diga, «Yo no hago nada. Yo no duermo, yo no hablo, yo no hago nada. Aquí no hay “yo”». Eso es una práctica. Us-ted puede hacerla.
Pregunta: Maharaj, en sus bhajans (cantos devocionales), ¿a qué concepto ado-ra usted?
Maharaj: Adoramos a Eso que es sin concepto y sin pensamiento. La esencia de este culto es hacer a la mente más fuerte hacia el lado de la realidad. Mi gurú, Sidd-harameshwar Maharaj, y su Maestro, Bhausaheb Maharaj de Karnataka, eran gurús de Sholapur. Bhausaheb Maharaj comenzó este linaje y tuvo en él la plena sabiduría, la plena comprensión. En la India hay muchos Santos, y han escrito muchas cosas. Así pues, él recogió los pensamientos más elevados sobre la realidad. Usted no puede comprenderlo porque está en lengua marathi, y eso es una dificultad. De otro modo, vería que cada palabra ha recibido un significado muy fuerte de la realidad. Por ejemplo, cuando usted ve una película, y si le agrada una canción en la película, en-tonces, después de volver a casa, canta esa canción una y otra vez. Así pues, al cantar los bhajans, usted permanece en ese círculo de la realidad, nada más. Ningún concep-to. Cuando un concepto es conocido, ¿cómo va usted a adorar a un concepto? Noso-tros tenemos ahí sólo la foto de Siddharameshwar Maharaj, pero él está aquí (lleván-dose la mano al corazón) y no en la pared. Las gentes hacen cosas que no saben. Cuando usted dice, «Cristo», las gentes se persignan. Esto significa que Cristo está aquí y no allí. ¿Qué hacer entonces? Pero la mayoría sienten que Él está allí. Eso es ignorancia. Saber que «Yo no estoy ahí», es la práctica. Por ejemplo, si usted deja la habitación, entonces está fuera de la habitación; de otro modo, usted permanece en la habitación. Así pues, debe dejar la habitación. Eso es lo único que tiene que hacer. Depende de usted. El Maestro está aquí para guiarle, nada más.
Pregunta: Yo vivo con miedo y no me atrevo a vivir mi vida. ¿Qué debo hacer para vencer este miedo?
Maharaj: El miedo está en la naturaleza humana, siempre está aquí. Todo el mun-do tiene miedo, incluso los animales, porque comprenden que «yo soy el cuerpo». El cuerpo siempre tiene miedo y la mente es el factor más grande en él. La mente no es nada sino su propio concepto. Un concepto también es conocimiento, de manera que el miedo viene siempre a la mente debido a la inestabilidad del mundo. El mundo cambia a cada instante. La mente siempre tiene miedo de lo que no es estable. Su propia vida también es nada —depende sólo de su respiración. Mientras usted respira, todo está aquí. La respiración no es nada sino aire, y el aire nunca es estable. El aire ha recibido poder y conocimiento. Igualmente, la luz siempre tiene miedo de la obs-curidad. ¿Por qué tener miedo de la obscuridad, si la luz y la obscuridad van siempre juntas? Donde hay luz, hay obscuridad —si la obscuridad está aquí, la luz también está aquí; así pues, no son estables. Por lo tanto, como usted dice, uno siempre tiene miedo. Si usted va más allá de la obscuridad o más allá del conocimiento, entonces no hay ningún miedo. Por ejemplo, una pantalla de cine no tiene miedo de ninguna película, porque la pantalla es estable. Así pues, aquello que no es estable, siempre tiene miedo. Su mente cambia a cada momento, ¿no es así?
Los seres humanos tienen miedo incluso de los insectos más pequeños —insectos, pájaros y gérmenes. Hay muchos tipos de gérmenes, de bacterias. Además, hay todo tipo de insectos debido a que el poder es vida, nada más. Así pues, el hombre siempre tiene miedo de la muerte. Hay cinco elementos en el mundo —el cielo, el fuego, el agua, la tierra y el aire— todos vienen del cielo, del espacio. Además, todos ellos tienen una entidad exactamente opuesta —el espacio contiene al aire, el aire contiene al fuego, el fuego consume al agua, y el agua puede disolver la tierra en cualquier momento. Aquello que es transitorio siempre tiene miedo. Sus pensamientos y con-ceptos son transitorios, a cada momento usted cambia sus pensamientos y conceptos. Así pues, uno siempre tiene miedo. El cuerpo está hecho de los cinco elementos, nada más; y en él hay un poder, chetana. Así pues, todos operan juntos, debido a que el poder está ahí. La mente no es nada sino ese poder en una forma sutil, y el poder no es nada sino conocimiento. Es automático; así pues, el miedo debe estar ahí. Por ejemplo, hay muchos insectos, muchas cosas en el mundo. Usted tiene miedo de to-do, ¿por qué? Porque quiere que su cuerpo permanezca intacto. El miedo siempre está aquí, de manera que para hacerse cargo del miedo uno debe conocer su propio Sí mismo. Es fácil, y se llama realización de Sí mismo. Así pues, si uno comprende que «yo soy más allá de cero, o del espacio», ya no tiene miedo.
Krishna dice a Arjuna —que era su discípulo— en la Bhagavad Gita, «¡Oh Arju-na!, todas tus acciones te limitan y son inútiles a menos que conozcas tu Sí mismo». Así pues, para librarse del miedo, usted va a la iglesia, reza a Dios, y los hindúes van a los templos y rezan igualmente. El miedo mismo es la mente. Todos esos rezos, leer mucho, muchos libros filosóficos, todas estas cosas hacen a su mente cada vez más complicada, y esa complicación trae siempre más miedo. Así pues, la mente no puede permanecer estable. Si su mente conoce su propia fuente o su propio comienzo, sólo entonces puede ser feliz. Así pues, el miedo es eso. Así pues, uno puede vencer el miedo, ¿por qué no? Cuando no hay nada, su miedo es siempre más grande. Por ejemplo, si usted está en un lugar solitario, entonces tiene mucho miedo. La soledad no es nada sino espacio. Así pues, por la gracia del Maestro, vaya más allá del espa-cio. Sólo por la comprensión dada por el Maestro puede usted penetrar el cielo e ir más allá del cielo, más allá del espacio. Mientras el cuerpo está aquí, el miedo tiene que estar aquí, nada más. Si usted quiere ser sin miedo, sea lo que es sin miedo, por-que eso no tiene fin. La realidad final no tiene ningún fin y ningún comienzo. Lo que ha tenido un comienzo o un final, tiene miedo; pero si no ha tenido comienzo, ¿cómo puede tener fin? Es sin límites, nada más. Es tan sutil que todos los pensamientos y conceptos se detienen ahí; no pueden entrar ahí. Así pues, como he dicho antes, la pantalla de cine no tiene nada de qué inquietarse. Venga la película que venga, la pan-talla la muestra, hace todo, y sin embargo no tiene miedo. La pantalla no es tocada, por lo tanto es sin miedo. Si usted es tocado, entonces viene el miedo. Suponga que ve una soga en la obscuridad, y que la toma por una serpiente. Usted tendrá mucho miedo de ella. Si se da la luz, entonces el miedo desaparece cuando usted ve que es sólo una cuerda. La comprensión del Sí mismo borra todos los miedos, porque el Sí mismo es unidad, de modo que no hay ninguna dualidad en él. La dualidad tiene miedo, la unidad no tiene ningún miedo.
Pregunta: Para mí es difícil tener una meta, e ir al final de mi ser. Me siento va-cío; no tengo energía y no tengo ninguna meta fijada en la vida.
Maharaj: La meta es de la mente y usted no es la mente. Usted es el poder, de modo que, ¿por qué no puede usted ir al poder? Una meta y el poder son cosas dife-rentes. Uno no debe sentirse así. Usted piensa que es la mente y el cuerpo; por lo tan-to, dice, «Yo no soy capaz de alcanzar la realidad». No es el caso, ambos son diferen-tes. Como la luz y la electricidad, son completamente diferentes. La electricidad no tiene luz, pero debido a esos inventos da luz. Así pues, la mente no es perfecta, el pensamiento no es perfecto, pero su Sí mismo, el poder que es en usted, es completa-mente perfecto. Dondequiera que es, es perfecto; así pues, ¿por qué no sería perfecto en usted? Es perfecto en todas partes. Debido a la identidad del cuerpo y la mente, usted dice que no es perfecto. Todo desaparece en el sueño profundo; así pues, ¿por qué no puede ir usted al final de su Sí mismo? ¿Desde dónde comienza este poder? Encuentre la fuente, y eso es su Sí mismo. Ahí, no hay ningún sí mismo. Pero si usted dice el «cuerpo», entonces tiene que decir el «sí mismo». En la realidad no hay nin-gún sí mismo, ninguna individualidad, ninguna dualidad. Así pues, uno puede com-prender la realidad final a través de la guía del Maestro. Depende del Maestro dar la dirección verdadera para comprender. Si la dirección es falsa, entonces usted no pue-de llegar al destino. El Maestro debe ser perfecto, sólo entonces puede dar los pen-samientos o puntos reales de esa realidad. Para uno es fácil comprender, pero es muy difícil hacer que otros comprendan. Así pues, uno no debe pensar de esa manera. Por ejemplo, usted siempre va al final de usted mismo si no sabe qué hacer. Como en el sueño profundo, usted va al final de usted mismo. Pero entonces no lo sabe, de mane-ra que usted vuelve a la ignorancia. Entonces dice, «Yo estaba en un vacío» o «Yo estaba en completa ignorancia». La realidad está ya ahí, pero usted no sabe eso debi-do a la ignorancia de la mente. La realidad penetra todo y por todas partes. Sin Él, sin la realidad, no puede hacerse nada. Todo es Él, la realidad. El punto de comienzo es el final, nada más. A eso desde donde usted comienza, a eso puede ir siempre sin ningún esfuerzo. Por ejemplo, la lava sale del centro de la tierra, cubre la superficie y finalmente vuelve al centro. Así pues, Cristo ha dicho también, «Tú eres polvo —comes polvo y mueres en el polvo». Vaya más allá de eso. Usted no es un objeto —usted no es un cuerpo ni una mente; así pues, vaya al final de todas estas cosas, desde donde surgen y donde acaban. Entonces uno puede comprender, ¿por qué no?
El propietario de una casa conoce cada rincón de su casa, de manera que no tiene nada de qué inquietarse. Sabe donde está todo. De la misma manera, uno debe ir al final, desde donde comienza todo. Todo el mundo es Él. Aparte de Eso, no hay na-da. Así pues, uno debe comprender. Quite la cortina de delante de la luz, y la luz está aquí instantáneamente. Uno puede ir al final. Todos los días, cuando duerme profun-damente, usted va al final. Encuentre ahí a su Sí mismo. ¿Qué significa «encontrar»? Olvide su mente, olvide sus pensamientos y olvídese de usted mismo. Él, la realidad, está aquí.
Pregunta: ¿Ayuda admitir que uno es impotente?
Maharaj: ¿Impotente? ¿Cómo puede ser, si usted es el poder real? Pero el ego es impotente, debido a que no tiene ningún entidad. Si no tiene ninguna entidad, ¿cómo puede tener poder? ¿Qué puede usted escribir a alguien que no ha nacido? ¡No pue-de! Puesto que el ego no tiene ninguna entidad, no tiene ningún poder. La luna no produce luz, sino que da la luz que viene del sol. De la misma manera, el ego es tam-bién como la luna. El poder que está dentro del ego le da la luz, y él (el ego) dice, «Yo soy, el poder no es, no tiene ninguna entidad». Así pues, ¿por qué no iba a poder uno apagar, borrar el ego que no tiene ninguna entidad? A uno que no ha tomado nacimiento, usted no puede quitarle nada, ¿no es así? De la misma manera, ¿por qué inquietarse por lo que no tiene ninguna entidad? Vaya al final. Se puede ir al final. Sólo su ego no le deja ir ahí. El ego sabe que si usted ve su Sí mismo o el fin de la ilusión, entonces él ya no permanecerá aquí y nadie pensará en él. ¡No piense que us-ted no puede ir ahí! Es sólo la flaqueza de su mente la que dice, «Yo no puedo com-prender-Le». Es como un bombilla que luce y dice, «Yo produzco la luz». Ella no puede comprender la electricidad. Cuando deja de pensar que usted es la bombilla, entonces el poder está ahí. Si uno puede ir al final, desde donde viene la luz, su ego ya no está aquí. Así pues, uno puede ir, ¿por qué no? La ignorancia de la mente dice que no puede ir. «Mente» significa pensamiento, y el pensamiento no puede ir a la realidad sin pensamiento. Por lo tanto, la mente dice que eso es imposible, ¿no es así? El pensamiento desaparece y Él, la realidad, permanece.
Pregunta: Usted dice que es a través de la discriminación como uno puede des-truir la mente. ¿Pero qué hay sobre las emociones bloqueadas, los miedos o los blo-queos emocionales que se remontan hasta la infancia, y de los que nosotros no siempre somos conscientes? ¿Qué debe hacer uno para librarse de ellos?
Maharaj: Usted tiene que seguir adelante; puede haber obstáculos, pero los obs-táculos deben ser vencidos. Por ejemplo, está teniendo lugar una carrera de caballos y hay muchos obstáculos en el camino. Uno debe vencer los problemas, ¿por qué no? Un problema es un pensamiento. Desde su infancia, usted debe haber tenido muchos pensamientos, ¿no es así? ¿Quién le ha dado esos pensamientos? Su padre, su madre y después su círculo de amigos. Todos esos pensamientos han venido a usted de gen-tes ignorantes; así pues, ¿qué pueden darle? ¿Qué puede dar la obscuridad? ¿Díga-me? ¡Nada! ¿Qué puede encontrar usted en la obscuridad? ¡Nada! De la misma ma-nera aquí, usted tiene que descubrir eso que es nada. Todos sus pensamientos son una ilusión, no son verdaderos. Todos han venido a usted debido a la ignorancia y ahora han devenido un hábito. Si piensa en sus pensamientos, entonces la ilusión permane-ce. Pero si va a la fuente de donde salen los pensamientos, al punto de partida, si va a esa fuente, entonces los pensamientos se disuelven. Usted no piensa nunca en la realidad, en la fuente; piensa siempre en otras cosas. Usted no piensa nunca en sus pensamientos y de dónde vienen. Todas las esclavitudes son sólo esclavitudes menta-les, y usted las ha recibido en préstamo. El dinero que es prestado no es suyo, ¿no es así? De la misma manera, usted ha recogido los pensamientos de otros y los ha toma-do como su esclavitud, ¿cómo puede ser? Arroje esa esclavitud, devuelva el dinero al prestamista, y entonces usted es libre de la deuda. Usted tiene que liberarse de la deuda, ¿no es así? De la misma manera, usted ha tomado sobre sí las esclavitudes de otros. ¡Arroje eso! ¿Qué le detiene? Pero usted no quiere arrojarlo, ¿qué hacer enton-ces?
Respuesta: Debido al miedo.
Maharaj: El miedo es ignorancia, ¿qué hacer entonces? ¡El miedo no es nada! ¿Por qué tiene usted miedo, dígame? Se debe al ego. Usted tiene miedo de lo que dirán las gentes.
Pregunta: Miedo del conflicto. Tengo miedo de la oposición de los demás.
Maharaj: Entonces, usted no puede alcanzar la meta. El miedo no tiene ninguna entidad. Si usted lo toma por real, ¿cómo puede entonces ir a la realidad sin pensa-miento? Todo el mundo está desnudo bajo sus vestidos, todo el mundo lo sabe, ¿no es así? ¿Por qué tener miedo? Yo no comprendo. Si el Maestro es real y lo que es verdadero, entonces «los miedos pueden ser mentirosos, y las esperanzas pueden ser ilusiones». Los miedos pueden ser mentirosos, así pues, ¿cómo pueden tener alguna entidad? Las esperanzas tampoco tienen ninguna entidad. ¿Qué puede hacerle daño si usted tiene un Maestro fuerte? ¡Y ese Maestro debe ser su mente! En la India, te-nemos un dicho en hindú, «Al que no tiene miedo, incluso los dioses le tienen mie-do». Incluso los dioses le tienen miedo; así pues, ¿por qué debe usted temer algo? ¡Sea desnudo! Arroje todo y entonces nada puede tocarle, nada puede detenerle. Cuando los miedos le salgan al paso, arrójelos. Usted es Él, délo por hecho.
Si usted sube los cuarenta y cuatro escalones, llega a la habitación, ¿no es así? Si hay cuarenta y cuatro escalones para subir al segundo piso, y los sube todos, entonces debe llegar al segundo piso, ¿no es así? O bien, si toma el ascensor, llegará también ahí —¿quién puede detenerle? Así pues, ¿qué miedos pueden detenerle? Los miedos no son nada. Cuando el ego no quiere ver su propio Sí mismo, entonces surgen los miedos. Así pues, es el ego el que no le deja, eso es todo. Lo que usted sabe hoy y lo que va a saber mañana es siempre lo mismo. El conocimiento no cambia nunca. Debi-do a la ignorancia, los efectos difieren. Como decía antes —mantenga la cortina sobre la luz, y entonces habrá obscuridad. Quite la cortina, y la luz vuelve.
Pregunta: Maharaj, ¿hay alguna técnica especial para quitar el velo? ¿O es su-ficiente tener mucho coraje y ser valiente frente a estos miedos, para que desaparez-can naturalmente?
Maharaj: Uno debe ser valiente para vivir. Cuando usted es valiente, entonces el miedo no permanece. Sea valiente y tenga fe en el Maestro. Lo que el Maestro dice, hágalo. Puede hacerlo, debido a que usted es Él. ¿Cuánto tiempo lleva realizar su Sí mismo? Si alguien le llama por su nombre, inmediatamente usted levanta la mano. ¿Cuánto tiempo le lleva responder? Usted lo hace instantáneamente. Así pues, lo que usted es, lo que usted dice es la realidad final, es usted. ¿Cuánto tiempo lleva? Arroje el velo. Pero usted no quiere arrojar el velo, ¿qué hacer entonces? Además, la realidad no puede ser vista, ¿qué hacer entonces? Es muy fácil dejar lo que es nada y muy difícil ver lo que es. Usted ha olvidado eso, y por ello tiene problemas. De la misma manera, es muy fácil; no se inquiete. Uno mismo debe tener plena fe. Aquí, la mente siempre hace preguntas. Por ejemplo, en el ejército se dice, «No hagáis preguntas, no deis contestaciones, haced sólo vuestro deber y morid». Éstas son las órdenes para los militares, y aquí es también lo mismo (risas). El Maestro dice, «¡Muera! ¡Experimente su propia muerte!» El Santo Tukaram dijo, «Vi mi propia muerte y fui muy feliz, muy feliz. No puedo describir esa felicidad». Uno debe ver el fin de su sí mismo; el sí mismo es la mente. En la India tenemos una costumbre —el día trece después de que alguien muere, se dan dulces a todos los parientes. ¿Qué significa esto? Debe tener un significado, ¿no es así? El significado es —«Él no está muerto, él no muere nunca». Ellos no comprenden esto, pero el significado es éste, y ellos sólo siguen la costum-bre. Así pues, ¿por qué no dar dulces a todos si usted comprende, «Yo no voy a mo-rir, yo estoy vivo siempre»? Cuando el cuerpo muere, sólo tiene miedo el cuerpo o el ego. Así pues, si muere, entonces dé dulces a todos.
Una persona en prisión, siempre cuenta cuántos días le quedan para salir. Aquí también ocurre lo mismo. Las gentes no comprenden, pero cuando llega el cumplea-ños, se dan dulces. Todos los cumpleaños se celebran dando dulces. Piensan que ha llegado el tiempo de que la esclavitud acabe. La vejez es seguro que viene, y entonces la esclavitud desaparecerá; por eso celebra uno los cumpleaños. Es un año menos de vida, pero incluso así, usted lo celebra porque la esclavitud del cuerpo se acerca a su fin. Un año es corto, pero es un año menos en la ilusión. Suponga que usted tiene veinticinco años y que su vida será de cien años; entonces sólo le quedan setenta y cinco. ¡Cuando ve que ha perdido veinticinco años, usted debe ser feliz y dar dulces a todos, porque su esclavitud se acaba muy deprisa! Así pues, viva sin miedo y rego-cíjese de que esto se acaba.
Cualquier cosa que piense es siempre algo que no existe, debido a que todo es so-lamente Él. Excepto Él, la realidad, no hay nada en el mundo. Cualquier pensamiento o concepto que usted piense, crea algo diferente de lo que Él es. Cuando el pensa-miento acaba, ¿qué acontece? Usted va a cero. En el mundo, usted pasa su tiempo pensando en muchas cosas, en muchos problemas, sean lo que sean. Pero cuando la mente duerme, usted olvida todo. Los pensamientos vienen a la mente continuamen-te. Así pues, lo que ve y percibe está en usted y no fuera de usted. Usted no es el cuerpo, délo por hecho. Cuando la mente atrapa un pensamiento y se apega a él, en-tonces se ve todo.
La realidad prevalece por todas partes y aparte de la realidad no hay nada. Está aquí, por todas partes y en todo. El Santo más grande en los últimos mil años, Shan-karacharya, ha dicho, «Hay unidad. No hay dualidad en el mundo». Por ejemplo, si alguien bebe alcohol, los efectos deben venir a él, ¿no es así? Entonces dice lo que quiere. Y cuando la ebriedad desaparece, entonces deviene sobrio de nuevo. Si usted le pregunta entonces, «¿Dijiste esto?», él dirá, «¡Oh, yo no sé nada!» Es la ebriedad de la ignorancia la que hace todo, la que trae todo. Si quita la ebriedad, la ignorancia no puede permanecer. Así pues, ¿por qué inquietarse?
El gran Santo, Ramdas Maharaj, dijo, «Lo que usted dice que está aquí, ha parti-do. Eso que no es, no es siempre. ¿Qué hay que decir sobre ello?» Así pues, aquello que ha sido, ha desaparecido, y aquello que no ha sido ha desaparecido también. Por ejemplo, alguien siente un acero contra su rostro. Está ahí, él siente algo durante un breve tiempo y después ya no está ahí. Los dos han desaparecido. Ocurre lo mismo con el conocimiento y la ignorancia. Los dos están aquí; entonces viene su ausencia, y después de su ausencia, ¿queda algo? No hay nada, pero, sin embargo, Él, la realidad, es. Usted tiene que usar muchas palabras para explicar esto. Es muy sutil. Un pequeño toque hace que venga toda la consciencia. Finalmente, usted es Eso. Experimente-Lo de esta manera. Sea Eso y permanezca sólo como Eso.
De la misma manera, este mundo no está aquí. Usted siente que existe, ¿qué hacer entonces? ¿Hay algo verdadero aquí? ¡Nada es! Si se da cuenta de esto, entonces para usted no queda nada. ¡Todo es un gran cero! ¡El mundo viene de cero y acaba en cero! Todo acaba en cero. Cuando usted duerme, ¿desaparece o no desaparece el mundo? Usted tiene que cerrar sus ojos para dormirse y entonces tiene sueños. Eso es imaginación también. En un sueño, un pobre deviene una persona rica y una persona rica deviene la persona más pobre. Por ejemplo, hubo un rey que devino un mendigo en el sueño. Así pues, maldecía a Dios, «¿Qué es esto? Nadie me da limosna. Todo el mundo me insulta y me dice cosas malas. ¿Qué mal he hecho? Yo no lo sé». Dios le responde, «Has entrado en este sueño, ésa es la cosa mala que has hecho. Así pues, sólo estás soñando cosas malas que tú sientes como verdaderas». Pero cuando viene un Maestro y dice, «¡Oh!, el que está soñando es un rey», entonces él representa su papel con mucho gusto, ¿o no? Representa su papel con mucho gusto. El Maestro le dice al rey que lo que ve es sólo un sueño para que el rey sepa, «En el sueño soy un mendigo, y cuando despierte de este sueño seré un rey». De la misma manera aquí también, el Maestro le dice que «Usted es Él, la realidad», pero usted no puede acep-tar esto. Pero suponga que usted se atreve a comprender al Maestro enteramente, ¿en-tonces que? Entonces el mundo deviene el cielo. Para el que comprende, el mundo es el cielo.
Cuando algo agradable le acontece a alguien que comprende, dice, «¡Oh, muy bien!». Y cuando muere alguien, dice, «¡Oh, ha partido!» No se ríe. ¿Por qué? Porque su risa podría molestar a otras gentes. Pero, sin embargo, sabe que no ha ocurrido na-da. Los cinco elementos vuelven a los cinco elementos y el poder vuelve al poder; ¡y entonces no queda nada! ¿Qué hay entonces? ¿Quién ha partido? El que vino y el que se ha ido, su nombre está escrito en la tumba. Ellos escriben, «Fulano murió». Puede haber tenido cincuenta años de edad, u ochenta o cien años. Si tenía cien años, usted dice, «¡Oh!, había llegado su hora». Pero si sólo tenía treinta, entonces usted siente mucho su muerte, porque siente que la muerte puede venir en cualquier momento. Así pues, ¿qué hacer entonces? Morir puede ocurrir muy fácilmente, pero uno no debe sentir que ellos mueren. Cuando el cuerpo muere, usted mismo no muere. Usted sien-te que «yo muero», y entonces vienen a usted todos esos problemas. Pero de hecho, cuando uno muere, acaban todos esos problemas, ¿no es así? Así pues, para el que muere ya no hay problemas, él es más allá de todos los problemas.
Pregunta: Maharaj, si usted dice que nada es verdadero, ¿significa eso que en usted, el cuerpo y la mente, no son verdaderos tampoco?
Maharaj: ¡Oh, sí! ¡No es verdadero! Lo que yo pienso tampoco es verdadero. «Yo no pienso», ése es el punto principal. ¿Por qué pensar en cosas que no son verdade-ras? ¿Por qué pensar en cosas que ni siquiera existen? Las gentes piensan porque están en la ignorancia. «¡Oh!, el mundo está aquí ahora, ¿qué me ocurrirá?» Un hombre cumple setenta años y siente que si muere mañana, ¿qué acontecerá? ¡Piensa que él muere y que otros continúan gozando! Todo eso depende sólo de su mente.
Pregunta: Así pues, si no es verdadero, ¿por qué pensar en ello?
Maharaj: Si usted piensa así, eso es muy bueno. Entonces está fuera del mundo. Usted está en el mundo, pero fuera del mundo. Esa es la belleza de la comprensión. Si dice que esto no es mi casa, entonces usted no tiene problemas. Puede clavar cla-vos donde quiera. Pero si dice, «Es mi casa», entonces usted dice, «¡Oh, esta pared se estropeará. No debo clavar clavos en ella». De este modo, se restringe a usted mismo. El pensamiento no es verdadero; con él se restringe a usted mismo. «¡Oh!, ¿cómo puedo hacerlo? Es mi casa». Si no tiene ninguna casa, entonces usted puede hacer cualquier cosa aquí, porque sabe que no va a ocurrir nada. Como mucho, podrían caerse las paredes. Comprenda de esta manera. Cuando dice que «es mío», entonces vienen a usted los problemas. «Yo» y «mío» es el problema. «Yo» y «mío» —a eso se le llama «aham» y «mamata». Así pues, Kabir dice simplemente, «Todo muere».
Pregunta: Bien, si «yo» no soy verdadero, entonces la muerte no puede ser ver-dadera.
Maharaj: La muerte no es verdadera. Sí, sí.
Pregunta: De acuerdo, eso cuida de todo.
Maharaj: Kabir dice, «Primero se disuelve la mente. Después acaba el amor por alguien. Y, finalmente, todos los cuerpos desaparecen».
Pregunta: Así pues, ¿es eso la liberación?
Maharaj: La liberación. ¡Exactamente! El deseo de un cuerpo, el fuerte deseo de un cuerpo no deja que usted muera. Entonces usted toma otro cuerpo. Este cuerpo se está yendo ahora; así pues, ¿qué hacer entonces? Usted trata de obtener otro cuerpo. Usted morirá con ese deseo, y entonces debe obtener otro cuerpo. Cualquier cuerpo que obtenga, terminará enfermando. Usted quizás devenga un mosquito o una chin-che. La mente quiere algo, lo que sea. Así pues, uno debe comprender la belleza de los pensamientos. La mente es una cosa maravillosa, así se lo digo. ¡Es muy fuerte! Quiere muchas cosas. Así pues, pregunta a su mente; yo digo siempre, pregunte a su mente, «¿Qué es lo que no quieres?» La mente dice, «Yo quiero todo. ¿No sé yo lo que quiero?» Pero la persona realizada dice, «Yo no quiero nada porque no es verda-dero». Cuando no es verdadero, ¿por qué tomarlo? Las gentes corren siempre detrás de las cosas. Por ejemplo, un ciervo corre detrás de un espejismo pensando que es agua, ¿no? Si usted dice, «¡Oh!, no hay ningún agua», el ciervo pensará que usted es una persona tonta. Dirá, «Yo puedo ver el agua; así pues, ¿qué quiere decir usted con eso?» El ciervo ve con sus ojos que es agua, pero es un espejismo. De la misma mane-ra, las gentes corren sólo detrás de su deseo. Es sólo un deseo, un fuerte deseo de la mente. Cuando usted toma nacimiento, se debe a que lo quiere. Así pues, usted ha tomado muchos nacimientos, ha venido aquí y regresado de nuevo. A eso se le llama deseo, un deseo fuerte; en nuestra lengua se le llama vasana. Pero si usted comprende que este mundo no es verdadero, entonces cada elección viene a usted. Diga que no es verdadera. Eso es muy difícil de decir.
Pregunta: Maharaj, decirlo es fácil, pero es difícil de practicar.
Maharaj: ¡No, no! Si usted ya no quiere nada, ¿qué hay que practicar entonces, dígame? Usted quiere algo, de modo que va detrás de ello. Cuando uno no quiere nada, entonces ¿qué le queda? ¿Dígame? Si usted tiene hijos, una esposa y todo, en-tonces siempre le viene algún problema. Para mí, por ejemplo, no hay ningún proble-ma. Yo nunca pido nada a nadie. ¿Por qué pedir? ¿Por qué mendigar? ¡Qué este cuerpo se vaya al infierno, no me importa! A cada momento, usted se preocupa del cuerpo, ¿qué hacer entonces? Todo el mundo se preocupa de su cuerpo. Si usted no se preocupa del cuerpo, entonces el cuerpo deviene su esclavo. Entonces, quiera usted lo que quiera, el cuerpo lo hará. «¡Adelante!» Si usted comprende esto, es realmente una cosa muy buena. Entonces está fuera de la garra de los pensamientos. Cuando usted está fuera de la garra de los pensamientos, entonces su poder deviene muy fuer-te. No se inquiete por nada. En marathi hay un dicho, «Si duermo en este catre, mi Dios está aquí». Él debe darme todo para comer. Todo es su poder. Desarrolle su po-der. Si ese poder está ahí, entonces usted ya no necesita nada. ¿Por qué debe desear?
Los ojos quieren ver cosas buenas. La nariz quiere oler cosas muy buenas. «¡Oh, estas flores son muy fragantes!» Usted quiere comer muchas cosas también. «¡Oh, esto es muy sabroso! Uno debe comer». Y todo eso se convierte en más problemas para usted. Así pues, coma si lo tiene. ¡Coma! En caso contrario diga, «¡Yo no quiero nada!» No sea un esclavo. Usted deviene el esclavo de los pensamientos, y la mente trabaja y gobierna sobre usted. La mente le está gobernando siempre. Así pues, lo mejor es comprender que uno debe practicar contra la mente. Por ejemplo, la mente quiere beber algo, coñac o whisky. Diga «¡No! No voy a beber». Si la mente no quie-re hacer algo, entonces diga, «Vamos, vamos a una reunión, o vamos a caminar». Ésta es la práctica que tiene que hacer. Entonces la mente deviene su esclava en todo. La mente dice entonces, «Lo que yo digo no lo haces; así pues, ¿para qué decir nada?» Entonces está de acuerdo con usted en todo; y eso es felicidad, ¿o no? Cuando la mente acepta, ya está. La mente debe aceptar, pero no acepta nunca para nadie. Así pues, usted tiene que pensar de esta manera y hacer de su mente una esclava. Cuando la mente deviene una esclava, entonces no viene a usted ningún pensamiento. ¿Cuál es el significado de los pensamientos? Los pensamientos vienen debido a la mente. Es mejor decir, «Yo no quiero nada». Si usted no quiere nada, entonces todo el mundo le fuerza a tenerlo.
La mente es un factor maravilloso. Trate de comprender a su mente. Cuando la comprende, la mente deviene un amigo y finalmente muere dándole la realidad. La mente es el único factor que crea su esclavitud. Sólo quiero decir que si usted com-prende que «yo no existo», entonces todo es felicidad. Si «usted» existe, entonces vienen muchos problemas. ¿Qué hacer entonces? Sea fuera de ello. ¡Haga todo! Yo no digo que no. Haga todo, pero comprenda que no es verdadero. Tenga ese coraje. La mente no tiene ningún valor debido a que no es verdadera. Así pues, ¿por qué inquietarse? Diga, «No es verdadera». Cuando el estado de su mente cambia, enton-ces vienen los problemas. Trate de comprender. No se inquiete por nada. Si la mente acepta esto, ¿qué queda entonces? No queda nada. Las gentes son inquietadas inne-cesariamente por la mente, pero la mente no se inquieta por usted. Si lo comprende de esta manera, entonces se resuelven todas las cuestiones. Usted se siente en paz. Por ejemplo, si usted tiene una enfermedad y no toma su medicina, entonces sus trastor-nos no desaparecen, ¿o sí? El cuerpo morirá. ¡Qué muera! ¿Por qué inquietarse por él? Entonces se resuelven todos los problemas. La mente es una cosa maravillosa. La libe-ración y la esclavitud son obra de la mente. Usted siempre está liberado y nunca en la esclavitud.
Pregunta: Maharaj, lo que ocurre es que cuando deviene claro para mí que yo no existo, instantáneamente pierdo el interés en todo. Nada me parece importante.
Maharaj: ¿Y mientras usted existe?
Respuesta: Todo es importante.
Maharaj: Sí, sí; usted siente interés en ello. Diga eso, «Yo no existo». Entonces todos los pensamientos desaparecen, no permanecen para un hombre con una volun-tad tan fuerte. Eso necesita una voluntad fuerte, ¿no es así? El punto principal es que todo el mundo tiene miedo de la muerte. Y cuando tiene miedo de la muerte, usted quiere hacer todo por su cuerpo. Pero el que no tiene miedo de la muerte, ¿entonces qué?
Respuesta: Entonces el hacer y el no hacer ya no tienen importancia para él.
Maharaj: No tienen importancia para él, exactamente. Ése no va contra el pensa-miento de la muerte. Simplemente no le importa. No se inquiete por nadie. ¿Por qué? ¿Por qué inquietarse por alguien? Las gentes quieren existir, ¿no es así? ¿Cuán buena es su existencia? ¿O la existencia de usted?
Pregunta: Maharaj, puesto que la mente parece ser la causa del mundo, uno no tiene que casarse y tener hijos para no tener problemas. Uno puede estar sin ellos y tener bastantes problemas.
Maharaj: Hay una historia donde se hacen dulces de madera dorados y tienen un color muy agradable. Alguien dice, «¡Oh, si los comes, perderás todos tus dientes!» Pero, no obstante, él responde, «¡Son muy atractivos! Yo quiero comerlos». Él sabe que están hechos de madera, y que puede perder sus dientes, pero no puede evitarlo. ¿Qué hacer entonces? Así pues, uno debe comprender. ¡El mundo no es verdadero! Para el que comprende, entonces todo está bien. Si usted comprende a medias, en-tonces está perdido en el cielo. La mente es de un tipo muy diferente. Trate de com-prender. La comprensión trae todo. Si usted comprende, entonces nada es verdadero y nada es falso. Así pues, alguien que dice que el mundo es verdadero y alguien que dice que no es verdadero, de hecho, los dos son falsos.
Pregunta: Maharaj, esto es interesante. ¿Por qué son falsos los dos?
Maharaj: Los dos son falsos. ¿Por qué decir algo sobre algo que no existe? Nada es siempre nada. ¿Por qué enorgullecerse entonces y decir, «Yo he renunciado al mundo, y he hecho esto y aquello»? El mundo es siempre cero. ¿Por qué debe uno decir algo sobre cero? Sin embargo, el ego le hace a usted decir, «¡Oh, yo sé!» El mundo no es verdadero. ¿Por qué debo inquietarme?» El ego trae todo esto. El ego es un malhechor muy retorcido. Entra de esta manera. Así pues, muchos «santos» se engañan a sí mismos. ¿Qué hacer entonces? Ellos no encuentran nada Ahí. Entonces retroceden y enseñan cosas falsas a otros. Dicen, «Haga esto y lo tendrá». Así pues, muchas gentes hacen esto y aquello. Hay un dicho suyo, «La sierra de Kashi (Bena-rés) corta por ambos lados». Las cosas mundanas son lo mismo que la sierra —si us-ted no quiere el mundo, el mundo le trastorna; y si quiere el mundo, también le tras-torna. ¿Qué hacer entonces? Sea neutral y diga, «Yo no quiero nada».
Pregunta: O bien se puede estar en el mundo y ser trastornado.
Maharaj: Sí. Si hay una casa, entonces viene el terremoto y la casa se cae, y usted tiene problemas. Pero si no hay ninguna casa, ¿entonces qué? La vida es como jugar. Uno no sabe nada. Uno morirá mañana, o quizás vivirá cien años; nadie lo sabe. Así pues, la vida es como un juego, ¿no es así? Deshágase del dado. Si no hay dado, en-tonces no hay jugador.
La comprensión debe venir. Ése es el punto principal. Si usted no comprende, ¿entonces qué? Uno que dice que «el mundo no es verdadero», él mismo es falso también. Y uno que dice que «el mundo es verdadero», él mismo es igualmente falso. Los dos son falsos. ¿Por qué hablar sobre lo que no es? ¿Por qué decir algo sobre eso? Cuando usted dice, «¡Oh, yo sé, el mundo es cero. Yo he renunciado al mundo!», ¿qué ha hecho usted de hecho? ¡Nada! Así pues, Siddharameshwar Maharaj nos de-cía, «Renunciad a renunciar. Olvidad la renuncia. Renunciar es ego». ¡Trate de com-prender al Maestro! A menos que comprenda al Maestro, es muy difícil ir con Él, la realidad. Si la comprensión viene, entonces todo está bien. Sin comprensión es muy difícil. No haga nada.
Pregunta: Maharaj, usted está diciendo que el mundo no existe, de modo que no puede ser ni verdadero ni falso. Está diciendo, «sea en él, pero no crea que es ni verdadero ni falso. Coma, pero comprenda que usted no es el comedor».
Maharaj: Sí. Ése es el punto principal. Si usted no es el comedor, ¿quién será tras-tornado entonces? Puede que el cuerpo sufra el trastorno, ¿qué hacer entonces? Hacer es lo peor. Sepa que «yo no hago nada». Si usted comprende esto, entonces es libre y si hace también es libre.
Pregunta: ¿Todas las acciones son iguales entonces?
Maharaj: Iguales. Nada más. Hacer y no hacer, ambos son lo mismo para Él, la realidad.
Pregunta: ¿Y hacer esto o aquello?
Maharaj: ¡No es verdadero! ¡Los dos son falsos! Tukaram fue preguntado, «¿Por qué haces cosas malas a esta mujer?» Él respondió, «¡Oh, es Brahman (Dios)!» Él usaba la palabra «Vitthal (Dios)». Pero ellos preguntaron, «¿Pero no eres tú quien ha hecho esto?» Él respondió de nuevo, «Vitthal». Entonces ellos dijeron que este hom-bre no debía ser perseguido, pues dice que todo es Vitthal. Pero él (Tukaram) sabía que el que hacía cosas malas a la mujer es Él mismo, la realidad, y que el que daba la evidencia es también Él mismo. Así pues, los dos eran falsos. No hay nada más que decir. Ninguno de los dos existen, ni yo he hecho ni yo no he hecho. Los dos están fuera de cuestión, y cuando usted mismo está fuera de cuestión, entonces no hay nin-gún examen y ningún resultado.
Pregunta: Maharaj, ¿puede reemplazar la reflexión a la meditación?
Maharaj: Es mejor ir por la senda más fácil. ¿Por qué ir por la senda tortuosa? Us-ted puede meditar, incluso durante doce horas. Hágalo, no hay mal en ello. Finalmen-te, usted tiene que devenir su propio maestro. Entonces la meditación se sumergirá en la realidad. Así pues, ¿por qué ir por la senda difícil? (Maharaj hace un gesto para tocar su oreja izquierda llevando su mano derecha por encima de su cabeza, y después lleva su mano izquierda y toca su oreja izquierda para mostrar una manera más direc-ta). La meditación es sólo el comienzo, para hacer más sutil la mente. Cuando la men-te deviene sutil, entonces ya no se requiere nada. Sólo el pensamiento sigue su flujo. Si un hombre está cojo, puede caminar con una muleta; pero si usa dos muletas, pue-de caminar aún más deprisa. ¡Así pues, conserve las dos y vaya más deprisa!
Pregunta: Yo quiero preguntar si Maharaj ha practicado el mantra, puesto que nos da uno.
Maharaj: Risas. Siddharameshwar Maharaj daba el mantra y yo lo practicaba, por-que era su orden. Si el Maestro dice que uno más dos es tres, yo tengo que creerlo. Así pues, yo lo hacía y todavía ahora lo practico. Antes y ahora, pero de maneras di-ferentes. Antes de comprender, usted tiene que actuar acordemente a la elección del Maestro, y después de comprender, usted tiene que actuar acordemente a su elección. Si uno quiere devenir un médico, primero estudia y después practica. Después de algún tiempo, deviene un maestro en ello. Así pues, su practica es completamente diferente entonces. A menos que mate a un montón de pacientes no puede ser un buen médico. De la misma manera, la experiencia trae muchas, muchas cosas. Su gra-cia está con usted; Él, la realidad está con usted. El Maestro está con usted, no se inquiete. Uno debe tener esa fe. Así pues, todo este honor va a Él y no a mí, délo por hecho. ¿Qué es practicar? Comprender es practicar, nada más. Él médico dice, «Tome esta dosis de medicina», y si usted practica, al día siguiente estará bien. Pero si no la toma, ¿qué acontecerá entonces? Usted pone toda su fe en el médico, ¿no es así? Aquí también se requiere toda su fe, nada más.
Pregunta: En lugar de practicar el mantra, ¿puede uno contemplar las ense-ñanzas? ¿El beneficio es el mismo?
Maharaj: Usted debe meditar al comienzo. Entonces su capacidad deviene muy sutil, su capacidad de comprender deviene muy sutil. Entonces puede practicar fácil-mente lo que dice el Maestro. Él le enseña y usted tiene que practicar eso. Estoy de acuerdo. Tener fe y practicar la meditación le ayuda muy rápidamente. El Maestro dice doce más tres es quince. El muchacho tiene una capacidad de comprender alta y manifiesta diferentes maneras de llegar a quince. «Diecinueve menos cuatro también puede ser igual a quince», dice. De esa manera, usted puede pensar en ello cada vez más. Así pues, la mente debe ser sutil; por lo tanto, usted tiene que meditar y mante-ner su mente un poco quieta en ese tiempo, evitando todas estas circunstancias exte-riores. Sea sólo en eso, y entonces su mente deviene sutil automáticamente. Antes, cuando se le dijo por primera vez que uno más dos es tres, usted tuvo que memorizar. Ahora ya no hay necesidad de memorizar. La capacidad de su inteligencia deviene sutil a través de su comprensión, uno más dos es tres. De la misma manera, cuando medita, usted puede comprender lo que dice el Maestro de una manera muy, muy diferente. Hay muchas maneras en que usted puede comprender —hay cuatro más cinco es nueve, y ocho más uno es también nueve. Usted puede comprender de esa manera. Si usted tiene toda su fe en lo que el Maestro dice, entonces puede ir muy deprisa y puede meditar muy fácilmente también. La meditación es sólo un paso, el primer paso; entonces tiene que seguir adelante. Usted no tiene que meditar toda su vida. También puede adelantar con el pensamiento, ¿por qué no? Así pues, su mente debe ser afilada por la meditación, y entonces puede comprender continuando con las enseñanzas. Al pensar cada vez más en ello, se meterá cada vez más en ello, lo pene-trará, y finalmente será suyo. Al comienzo, se requieren tanto la memorización como la meditación, délo por hecho.
Pregunta: ¿La meditación es la repetición del mantra?
Maharaj: Exactamente, uno más dos es tres, ¿no es así? Usted tiene que aferrarse a él una y otra vez. Cantando eso en su mente, usted puede vencer la ilusión, ¿por qué no? Por la meditación también se puede comprender la realidad. No diga que es un proceso muy lento. El Maestro de mi Maestro, Bhausaheb Maharaj, estaba por la me-ditación. Entonces Siddharameshwar Maharaj encontró que por el pensamiento tam-bién se puede acceder a su enseñanza. La vida es muy corta; así pues, descubra el camino más fácil para ir a la realidad. A través de la ignorancia, por su propio pensa-miento usted ha devenido un «hombre» o una «mujer» o un «ser humano». Por la comprensión, por el pensamiento, usted puede corregir eso, ¿por qué no? Así pues, en las escrituras, está escrito que hay dos caminos —uno es llamado el de la «hormiga» y el otro es llamado el del «pájaro». A una hormiga le llevará mucho tiempo subir a un árbol, quizás incluso varios nacimientos. Mientras que un pájaro puede volar de un árbol a otro muy fácilmente, en una fracción de segundo. Así pues, se puede ir por el pensamiento, es muy fácil. Pero lo que es muy fácil es también muy difícil. Aquí se requiere un cambio de mente, nada más. La mente debe ser cambiada, la mente signi-fica pensamiento. Su padre y su madre le han enseñado a pensar sólo a través de la ignorancia. No es culpa de usted, pues sólo ha recibido lecciones como esa. Así pues, el Maestro dice, «Todo esto es falso y lo que yo digo es correcto». Por el pensamiento usted ha devenido un esclavo, y por el pensamiento usted puede devenir el Maestro. Así pues, mi Maestro nos daba el mantra y nos pedía que hiciéramos meditación tam-bién, y entonces nos daba charlas y sermones. Fue muy fácil para nosotros. ¡No trate de escapar de la meditación! (Risas).
Conversación sin fecha IV
Pregunta: Maharaj, ¿querría hablar usted sobre el conocimiento? ¿Está usted diciendo que el conocimiento significa discernir lo real de lo irreal? ¿Es eso lo que significa el conocimiento?
Maharaj: El conocimiento mismo es irreal.
Pregunta: ¿El conocimiento mismo es irreal?
Maharaj: Sí. El conocimiento es un pensamiento. Comienza en la ignorancia. El conocimiento y la ignorancia van juntos, como la obscuridad y la luz. Así pues, todo lo que usted ve es irreal. Los ojos ven con el conocimiento; pero lo que ven es irreal. La realidad no puede ser vista. Sólo la unidad es. Cuando todo es la realidad, ¿quién verá a quién? Ésa es la diferencia. Así pues, el conocimiento comienza desde cero, nada más. Finalmente, todos los pensamientos son olvidados. Cuando duerme, usted está en completa ignorancia, y el conocimiento aparece ahí con un pensamiento. Hace de él un sueño completo. Suponga que cinco personas están durmiendo aquí. Todas ellas están teniendo un sueño. Así pues, se han hecho cinco mundos diferentes, ¿no es así? En esta habitación, ¿cómo puede haber cinco mundos en esta habitación? Así pues, no es verdadero. Todos son sueños diferentes. Todos hacen cosas diferentes. Cada uno de ellos es todo. ¿Cómo puede hacerse todo eso en esta pequeña habita-ción? Así pues, no es verdadero. Ése es el significado. El conocimiento siempre va con la ignorancia. Cuando usted dice, «¿Qué es este vaso? ¿Es un florero?», pregunta porque no lo sabe. El niño también pregunta, «¿Qué es esto?». Él no sabe que es un florero. Pregunta queriendo comprender, porque no hay ningún conocimiento. Así pues, si, sólo si no tiene conocimiento, entonces usted puede preguntar. Así pues, el conocimiento y la ignorancia van siempre juntos. ¿Cómo puede ser real lo que se ve con el conocimiento? Cuando usted ve, ve cosas que no son verdaderas. Los ojos ven cosas. Todo lo que experimentan los cinco sentidos no es verdadero. Ése es el signifi-cado. Así pues, todo es ilusión. La visión viene, el oído viene, el tacto viene, el olfato viene. Los cinco sentidos son sólo conocimiento. ¿Qué hacen con el conocimiento? Así pues, ¿cómo puede ser verdadero? Puede decirse muy llanamente que todo es ilusión. El pasado no está en ninguna parte, el futuro no está en ninguna parte. Usted siente que el presente es verdadero, pero el presente tampoco es. Cambia cada mo-mento. De manera que también está con el conocimiento. Sin conocimiento, nadie haría nada. De modo que lo que usted ve en el presente tampoco es verdadero. Ése es el significado. El pasado, usted no sabe; se ha ido. El futuro, usted no lo reconoce. En el presente, usted dice, «¡Oh, es verdadero!», pero tampoco es verdadero. Así pues, se dice que todo es ilusión. Todo es ilusión. Usted ve todo debido a los pensa-mientos. Si no hay pensamiento, usted no puede ver. Si no hay ojos, usted no puede ver el mundo. Un hombre ciego no tiene mundo. Ellos dicen que hay un mundo. Pero cuando sus ojos son ciegos, ¿qué experiencia tienen? Si usted dice que es de noche, ¿qué experiencia tiene un hombre ciego? Él sólo tiene una experiencia de sí mismo. Suponga que digo a un hombre ciego que este florero es muy bonito. El hombre ciego dice, «¡Oh sí!, es muy bonito». ¿Pero qué experiencia tiene?
La realidad está siempre aquí. ¿Está aquí la pantalla o no? Nosotros no hablamos de nada sino la pantalla. Sea ahí y experiméntela. Nada más. Olvide todo lo demás. Usted es Él, la realidad; es muy simple. Si saco mi pierna fuera, estoy fuera de la ha-bitación. Si la meto, estoy dentro de la habitación.
Pregunta: ¿Olvidar todo lo demás y experimentar la realidad?
Maharaj: La realidad es. ¿Quién experimentará no experimentar? Ése es el punto principal. No busque experiencia. El experimentador, el acto de experimentar y la experiencia son todos falsos según Shankaracharya. En el mundo sólo hay unidad. Cuando usted es por todas partes, ¿cómo puede experimentarse a usted? Cuando dice, «Yo estoy muerto», usted está ahí, ¿no es así? Pero usted malinterpreta las otras cosas, el cuerpo, la mente, lo que sea. Yo es el ego, nada más. Olvide ese ego y usted es Él, la realidad. Yo es ego. Olvide «yo» y usted es Él. Es una cuestión simple, pero es muy difícil para las gentes debido a que no saben, ¿qué hacer entonces?
Respuesta: Por eso estamos aquí con usted.
Maharaj: Correcto. ¿Por qué no? Así pues, cuando sabe que yo y usted son sólo uno, todo acaba. El ego no permanece. No hay nada sino yo. El resto es pensamien-tos, ¿no es así? Es una realidad sin pensamiento, una realidad sin pensamiento. Todo es falso. No hay ningún mundo tampoco. No hay ninguna realidad tampoco. Noso-tros estamos en la ignorancia. Sólo estamos mirando las cosas falsas, por eso tenemos que decir que es la realidad. De otro modo, no hay ninguna palabra aquí. Todas las palabras receden de Él, de la realidad.
¿Por qué venir? ¿Por qué inquietarse? La unidad no puede ser comprendida; pue-de ser intuida, de manera que se necesita al Maestro, nada más. Usted mismo es un error, de manera que tiene que haber un corrector, alguien que corrija, ¿o no? El que corrige su error es su Maestro, nada más. De otro modo, usted es Él, pero no lo sabe. Eso es el error. Eso es la ignorancia. Así pues, se requiere alguien. Usted va a Colaba cuando quiere ir a Wakheswar. Colaba está en la dirección opuesta. Alguien debe decírselo, ¿no es así? Vuélvase entonces y vaya derecho. Entonces usted llega al sitio. La realidad es muy simple, pero las gentes no saben qué hacer. No hay nada malo ni bueno. Todo es un pensamiento, sólo un pensamiento. Es usted quien dice que es un florero. Él no es un pensamiento. Él no tiene ningún pensamiento. Él no dice que «yo soy un florero». Alguien dice, «¡Oh, usted es Sharmila». No, yo no soy Sharmila. Los objetos que usted ve, no son nada, pero usted les da un nombre. Punjaji daba nom-bres. ¿Qué aconteció? Usted no ha cambiado. «Amrita, ven Amrita». Amrita significa «néctar». El néctar viene de ella. Los nombres no están en ninguna parte, no tienen ningún valor. ¿Qué hay en un nombre? Una rosa puede ser nombrada por cualquier nombre. Si usted dice algo… Suponga que alguien me dice una palabra en alemán, que llama al florero con una palabra alemana. ¿Importa algo eso? El florero no dice nunca que él es un florero.
Deseche «yo» y «soy» y diga sólo «Él». Deseche «yo» y «soy» y finalmente tam-bién «Él» y entonces no queda nadie. No hay ningún «yo». No hay ningún «Él». No hay ningún «Eso». Ningún «yo», ningún «soy», ningún «Eso». Y sin embargo es. Ése es el significado. Diga que todo es nada, pero usted permanece. ¿Quién lo dice? A eso se le llama comprensión. ¿Por qué ir por el camino largo? Pellizque su oreja así (Maharaj lleva directamente su mano izquierda a su oreja izquierda). No lleve su mano derecha por encima de su cabeza para pellizcar su oreja izquierda. ¿Por qué se-guir todo este camino tan largo?
Pregunta: Así pues, ¿sobre qué enfoca uno su atención?
Maharaj: Yo no existo, el mundo no existe, la mente no existe. Entonces la igno-rancia no existe y el conocimiento no existe. Todo comienza desde el conocimiento, el cual es ignorancia. La ignorancia de sí mismo ha provocado todos estos trastornos, nada más. Un pequeño error provoca una confusión muy grande. Durante años y años, usted no se conocía. ¿Qué hacer entonces? Es lo mismo que un ciervo en la jun-gla. Tiene almizcle en su barriga. Tiene ese olor en una glándula. Pero lo busca por todas partes, girando y girando. Todo el mundo gira. Cuando muere, las gentes cor-tan esa glándula y la usan. Es lo mismo cuando usted no sabe. Cuando alguien muere, le meten en una tumba. ¿Qué hacer entonces? ¿Por qué le meten en una tumba? Él no hizo nada, ni hizo tampoco algo; así pues, que se vaya al infierno. Cuando uno se comprende a sí mismo, dice «Yo no moriré nunca. Yo no moriré nunca. Yo no exis-to».
Acepte. Usted tiene que aceptar. El aceptador y la aceptación son diferentes. Se requieren los dos, el aceptador y la aceptación. Sea el aceptador y entonces tiene la aceptación. Si usted no deviene hambriento, ¿cómo puede comer? Así pues, se re-quieren el aceptador y la aceptación, y también se requiere la fe en el Maestro; nada más. Lo que dice el Maestro es verdadero. Y si usted tiene la comprensión correcta de lo que dice el Maestro, entonces debe comprenderlo. Experimente esa compren-sión. Eso es su experiencia de sí mismo. Los libros sobre el conocimiento está escritos por hombres sabios… escribieron esos libros. El Maestro dice que tiene experiencia, y finalmente usted recibe esa experiencia. Usted tiene que poner su sello en todo lo que el Maestro dice. El rey firma algo, pero no es suficiente; se requiere también su sello. Así pues, uno debe tener la experiencia. ¿Por qué no? Usted es Él, la realidad. Pero, debido a la ignorancia, usted no puede aceptar la experiencia y la no experiencia. «¿Cómo puede ser?», se dice, «Yo soy simple, o soy malo, soy así, o soy muy bueno. Yo he hecho muchas obras buenas, ayudo a la gente». Todo este tipo de cosas, todas estas insensateces. Pero nada de todo eso es verdadero, y sin embargo usted hace muchas cosas en ello. ¿Cómo pueden ser verdaderas? «¡Oh!, yo ayudo a los pobres», dice usted. ¿Quién es usted para ayudar? No ayude a nadie. Usted les da más ilusión.
Uno debe experimentar eso, uno debe experimentarlo por sí mismo. Usted ve una cosa blanca y dice que es azúcar. Pero no puede creerlo hasta que la ponga en su bo-ca. Entonces, usted experimenta. Tenga el deseo y entonces puede experimentarlo. Si usted va al mercado, entonces puede obtener las viandas. Si se queda aquí sentado, entonces no obtiene nada. Uno debe tratar de aceptar lo que dice la persona realizada. Yo digo que usted es nada y que todo es nada. Nada es cero. Todo comienza de cero. ¿Y cómo puede usted ser esto, su cuerpo, su mente? ¿Cómo puede usted ser eso? El conocimiento está por todas partes, pero comienza de cero. El conocimiento no es verdadero. Es como el día y la noche, la obscuridad y la luz. Deje la obscuridad y la luz está aquí. Dé la luz y la obscuridad desaparece. Ocurre lo mismo con la ignorancia y el conocimiento. En el momento en que están aquí, vienen las similitudes. Así pues, el conocimiento no es verdadero. El conocimiento es una ilusión. Uno debe compren-der eso. Cuando la realidad final es, el conocimiento se sumerge. La ignorancia se sumerge en la realidad y usted no existe. Mientras existe, usted no comprende mu-cho. Eso es ego. El conocimiento es ego; el ego es como un gusano. Si lo corta, se regenera. El ego es así. Ha recibido la ignorancia y también ha recibido la luz. La luz y la obscuridad son uno; nada más. Lo mismo ocurre aquí, mientras usted existe. Ol-vídese de usted mismo y usted es. ¿Quién comprenderá a quién ahí? Ahí no hay nin-guna dualidad. Cuando viene el conocimiento, viene la dualidad. Cuando usted dice «yo», la dualidad debe estar ahí. Si no hay ningún «yo», ¿entonces qué? A eso se le llama ego, nada más. Si la luna oculta el sol, entonces hay un eclipse del sol. «Yo» es un eclipse de la realidad final. ¿A quién viene «yo»? A usted. Si «yo» viene a usted, entonces viene la sombra y la realidad recede; a eso se le llama un eclipse.
Todas estas cosas se han escrito para que uno pueda comprender. Las nubes vie-nen, pero el sol está siempre ahí. El sol no se pierde nunca. Usted no puede ver el sol porque las nubes están ahí. Las nubes llueven y entonces el sol se abre. Si usted quiere aceptar, entonces usted llueve; como las nubes. Entonces usted se abre. ¿Por qué no?
Usted ha aceptado su nombre, ha cargado muchas cosas sobre usted. Así pues, vienen muchos pensamientos. A las gentes debe dárseles la comprensión, nada más. Si yo pongo mi mano sobre la cabeza de una persona ignorante, no puede obtener la realidad de ninguna manera. ¿Cómo podría ser eso? Si un muchacho no va a la escue-la y su padre quiere que sea un abogado o un médico, ¿puede recibir ese conocimien-to si el padre pone su mano sobre su hijo? No. El muchacho tiene que ir a la escuela. ¿Cómo puede usted obtener el conocimiento? Todo esto son cosas falsas, nada más. Hay una madre muy blanca, una madre europea, y el hijo es negro. ¿Puede devenir blanco poniendo su mano sobre ella? ¿Cómo puede él cambiar? Debe cambiarse la comprensión, nada más. El muchacho está en la ignorancia. Debe aprender de al-guien. No sabe nada; es un niñito. «Ahí hay mucha agua», dice cuando ve el océano. Hay muchísima agua. El padre le dice que no se inquiete, que eso es el océano. Con esto vierte más ignorancia en él. Así pues, uno debe comprender todas estas cosas. La comprensión puede hacer que algo sea verdadero, y finalmente esa comprensión de-viene la realidad. Lo que usted ve y percibe no es verdadero. Suponga que aquí hay cinco personas durmiendo. Hay cinco sueños. Cinco mundos pueden producirse en esta pequeña habitación. Uno va a Inglaterra, otro va a América, otro va a China. Cinco personas, pueden ir a cualquier parte que quieran. ¿Quién les detendrá? Una vez que van a la India, ¿quién va a decir que no? Todo está sólo en esta habitación, ¿no es así? Así pues, ¿cómo puede ser verdadero? Usted mismo, cuando se despierta dice, «¡Oh, era sólo un sueño!» Un borracho que no ha tocado el vino se duerme y tiene un sueño. En su sueño, bebe como si fuera de verdad. Bebe dos, tres o cuatro botellas. Cuando se despierta, ¿está borracho? ¿Cómo puede ser? Uno debe com-prender de esta manera. Se requiere experiencia. Sin experiencia, ¿qué significa qué? Mi padre me dijo que esto es un florero. Usted lo llama florero. El florero nunca se llama a sí mismo. ¿Hay algún objeto que diga «Yo soy eso»? Es usted quien lo llama. Las gentes no conocen la comprensión real. Dicen, «¡Oh!, he renunciado al mundo y ahora llevo la túnica azafrán». Y renuncian al mundo. ¿Cómo puede comprender us-ted cambiándose de vestidos? Ella se ha puesto la túnica azafrán. ¿Se ha hecho por eso una mujer santa? Se requiere la comprensión. Primero se requiere la comprensión. ¿Qué es todo esto? Y el Maestro real dirá, «Todo esto es falso, venga. No deseche nada. ¿Por qué desechar? ¿Qué son estas cosas? ¿Qué mal hace esto a nadie? ¿Por qué necesita usted ir a la jungla para ser un santo? ¿Qué se requiere?» Comprenda que todo esto no es verdadero, nada más. En una fracción de segundo todo esto puede devenir un átomo. El mundo no es nada sino un átomo. Los científicos lo han proba-do. El mundo es un agujero negro. Ahí no hay ninguna luz. Ahora han avanzado y dicen que el mundo no existe. Si usted sueña, ¿dónde ocurre? ¿Quién lo hace, díga-me? Usted está durmiendo. En el sueño usted no hace nada, pero experimenta todo, ¿o no? ¿Quién lo hace? Alguien le abofetea en el sueño y entonces usted se despierta. En la medida en que usted mismo deviene objetivo puede ver todos estos objetos. De otro modo, ningún objeto es verdadero. Es el milagro de los ojos, nada más. Los in-dios son negros, los extranjeros son blancos. Todos tienen dos ojos, ¿no es así? Todos tienen una nariz, dos orejas. Todos comen por la boca, ¿no es así?
¿Diferencia de color; qué es eso? Vaya a lo que es común. ¿Qué es común en todo el mundo? El poder es común en todos. Si el poder se detiene, todo el mundo muere. Ya sea en América o en la India, en todas partes. Ocurre lo mismo con la electricidad. Cuando el polo negativo y el polo positivo se juntan, viene el poder y viene la luz. Cuando se olvida de usted mismo; eso es el polo negativo. Entonces viene un pensa-miento; eso es el polo positivo, debido a que entonces aparece todo el mundo. Cuan-do duerme profundamente, usted está en completa ignorancia; en cero. Entonces vie-ne un pensamiento, viene el conocimiento. Un pensamiento es positivo. Hace que aparezca todo el mundo. Si toca la electricidad, usted muere. La electricidad no sabe nada.
Pregunta: Maharaj, usted habla sobre tocar la electricidad. Ha habido gentes que me han tocado y gentes a quien he tocado que supuestamente han sido Maes-tros realizados, y fue así, casi como un shock. La vibración de esas personas era muy fuerte. Lo mismo que un shock. Pero eso no tiene nada que ver con la com-prensión. Hacía que entrara en un lugar muy dichoso, en un lugar muy apacible; esto era cuando estaba con el maestro devocional, el maestro bakhti. Pero no se producía ninguna comprensión.
Maharaj: Eso es la cosa principal, ¿no es así? Si toca la electricidad, muere. Si no murió, es que no era la electricidad real.
Pregunta: Muchos maestros nos dicen que uno tiene que estar preparado para recibir el poder de este conocimiento…
Maharaj: El poder es usted mismo. Usted es Él.
Pregunta: Así pues, ¿todo es falso? ¿Todo eso es sólo parte de la ilusión, de una ilusión espiritual?
Maharaj: Ellos no se conocen a sí mismos. Si yo soy médico, puedo decir que soy médico. ¿Cómo puede decir eso alguien que comprende? Suponga que usted ve un burro y que alguien dice que es un caballo. ¿Estaría usted de acuerdo? No, no estaría de acuerdo. Usted diría, «Usted es un tonto. Es un burro. ¿Cómo puede decir que es un caballo?» Ciertamente parece un caballo. Tiene dos orejas. Lo mismo que un caba-llo. Pero hay una diferencia: un burro y un caballo no pueden ser lo mismo. Ellos no se conocen a sí mismos, de modo que no dicen nada. Una persona tiene una pistola de juguete y finge que le dispara, pero usted no muere. Él mismo es un juguete. ¿Có-mo puede hacer esa persona que usted muera? Cuando él dice que usted tiene que morir, sus palabras pueden hacer que usted muera. ¿Por qué no? Las gentes no com-prenden esto. Muchas gentes dicen cosas falsas. ¿Por qué? Yo no lo comprendo. Rajneesh estaba aquí. Él decía que ponía su mano sobre su cabeza, y que así usted obtenía la Kundalini. ¿Cómo puede ser eso? Todo el mundo obtenía su Kundalini en una semana —eso decía él, ¿no es así?
Su conocimiento debe despertar. El conocimiento debe despertar y entonces el conocimiento mismo dice, «Yo no soy verdadero». Ése es el despertar, de otro modo no hay despertar. Ellos no saben; no es su culpa. Usted tiene que ir más allá de cero aquí, más allá del cielo, donde todo acaba. Tiene que ir más allá de eso; entonces puede comprender lo que es la realidad. Usted puede sentarse aquí o irse allí. No hay nada de qué inquietarse. Usted puede ser una cereza o puede ser Dios. No son más que pensamientos; nada más. Las gentes indias creen que los ídolos son Dios. Las gentes católicas romanas, o extranjeras, creen en Cristo, en la Cruz. Incluso piensan que la cruz es Dios. ¿Qué hacer entonces? Todo el mundo habla debido a la ignoran-cia. Se enredan a sí mismo de esta manera. Yo no puedo comprender. «Conócete a ti mismo y conocerás el mundo» —eso es lo que Cristo dice en la Biblia. Conózcase a usted mismo. Primero, ¿quién soy yo? ¿Qué es conocerse a usted mismo? Usted es conocimiento. Toque ese conocimiento. Entonces usted muere y deviene Él, la reali-dad. El conocimiento no permanece. Si toca la electricidad, ¿muere o no? Entonces, si usted toca el conocimiento, el conocimiento se va y usted no muere. Usted perma-nece más allá de la ignorancia. Uno no quiere morir; ésa es la dificultad. Ellos piensan que son el cuerpo. ¿Por qué inquietarse por el cuerpo? El cuerpo está muerto ya, así se lo digo. El poder está aquí y yo hablo. Si no hay poder, se acabó en un instante. Así pues, realmente es un cuerpo muerto. ¿Por qué inquietarse? Todo el mundo tiene miedo de la muerte debido a que piensan en el cuerpo. El cuerpo muere; usted no muere, pero dice, «Yo muero». ¿Qué hacer entonces? Cuando un borracho dice, «¡Oh, yo soy un rey!», ¿quién puede negárselo? Si usted le dice a un borracho, «¿Cómo puedes ser un rey?», el borracho le abofeteará. «¿Qué dice usted?», dirá, «Váyase a un manicomio. Usted es un loco; hay muchas gentes locas. Mejor actúe como una persona loca, o no le dejaremos estar aquí».
Se necesita tener comprensión. Una vez mi Maestro estaba dando una charla, «Yo nunca os he pedido nada, yo no quiero nada de vosotros. Hoy os digo que voy a to-mar vuestra vida». ¿Quién comprendió? Usted tiene que dar algo. El significado está ahí. Usted ha devenido una criatura muy pequeña. Eso es lo que quiero tomar. Yo quiero hacer que comprenda completamente. Por el ego, usted ha devenido la criatura más pequeña. Dé ese ego al Maestro y devenga grande. El ego es sólo un pensamien-to. El ego hace el mundo entero. Trate de comprender. Las gentes no comprenden. ¿Qué es una vibración? El aire entra y causa una vibración. Viene y se va, ¿o no? To-do vendrá y se irá si usted comprende «¿Quién soy yo?» La vibración puede hacer cualquier cosa por usted. Si usted va a gentes santas y no pregunta nada, ¿cómo va a comprender entonces? Si va a un hombre sabio y le dice, «Déme dulces»; o si usted va a una bodega y pide dulces, ¿cuál es el significado de ello? Sin embargo, el hom-bre sabio le saca de sus pensamientos, y entonces usted llega a la realidad sin pensa-miento.
Uno no debe inquietarse por nada. Puede venir cualquier sueño, ¿no es así? En es-ta vida mundana, puede acontecer cualquier cosa. ¿Por qué inquietarse por ello? Así pues, ¿alguna pregunta más?
Pregunta: Hay una pregunta sobre esta cosa de curarse. ¡Ah! ¿Por qué todo es-to? Quiero decir que el cuerpo es… Cuando hacemos medicina homeopática o to-mamos píldoras, o hacemos trabajos de curación, o todas estas cosas, algo parece que cambia. ¿Qué hay de todo esto? ¿Puede usted hablar un poco sobre este fenó-meno? ¿Es eso parte de la ilusión?
Maharaj: Todo es ilusión. El fuego permanece en el cuerpo, pero algo deviene me-nos, los cinco elementos en el cuerpo, algo deviene menos. Así pues, usted tiene que poner ese elemento de más. Eso es medicina, nada más. De esta manera funciona co-rrectamente.
Pregunta: ¡Ah!, se trata de equilibrio.
Maharaj: Sí, de idoneidad. Los cinco elementos se juntan y usted danza. Así pues, ellos le han salvado a usted siempre, ¿no es así? Los cinco elementos le han salvado. La realidad es; si usted comprende la realidad, entonces no haga nada. Si usted va al circo, hay un tigre, y una vaca y una cabra todos juntos. La magia verde funciona así, y todos ellos están juntos. Así pues, los cinco elementos están operando en el cuerpo, y si acontece que algo no funciona, usted se siente enfermo, pero nada más. Ponga alguna medicina para ese elemento y todo estará bien. En sánscrito los llaman los cin-co elementos. Lo que acontece cuando usted toma el nacimiento, es que estos ele-mentos friccionan entre sí. Ellos están friccionando siempre. Lo mismo que en un circo, donde están juntos el tigre, la cabra y la vaca; de la misma manera ellos están aquí, pero el poder puede arrojarlos de usted.
Pregunta: Así pues, ¿la comprensión afecta al cuerpo?
Maharaj: Esté cómodo en el cuerpo mientras esté aquí la conexión del conoci-miento. Ellos deben venir, ¿no es así? O usted debe dejar que se vayan. No es un cuerpo muerto. La conexión está aquí, no hay mal en ello. Suponga que le ponen una inyección para dormir; entonces no hay ningún dolor.
Pregunta: ¿Experimenta dolor la persona realizada?
Maharaj: Trastorna, sí.
Pregunta: ¿Trastorna incluso a alguien que no está identificado con el cuerpo?
Maharaj: Sí, el conocimiento ha traído muchos trastornos. El conocimiento sólo significa que usted es cada vez más esclavo; vaya a ese conocimiento, pero compren-da que no es verdadero. Dígase, «Yo no soy eso». Suponga que un hombre es opera-do, de manera que hay mucho dolor, mucho sufrimiento; entonces llama al médico, que le pone una inyección, y se duerme. ¿Le da la inyección su sueño? No. El dolor sigue ahí, pero ahora él no lo sabe. Después se despierta, «¡Ay, ay!» La mente trae todo, la mente trae el conocimiento; mientras el conocimiento esté aquí, el sufrimiento debe venir. Usted no es quemado. La realidad dentro de usted no es quemada. ¿Qué tiene que hacer el cielo si viene el fuego? El cielo no se inquieta nunca si un fuego viene y se va. Usted es más sutil que el cielo, ¿por qué debe sentir algo? En el mundo acontecen muchas cosas. Y Él, la realidad, dice, «si usted comprende verdaderamen-te no acontecerá nada». Todas las cosas acontecen bajo el sol, nada más. Si el sol no sale, ¿qué puede decir usted, dígame? ¿Cuándo será de noche y de día entonces? Uno debe comprender esto. Debe hacerse muy fácilmente, pero aquellos que no sa-ben, lo hacen muy difícil. Después de muchos nacimientos —dicen que si usted no la comprende en este nacimiento, la comprenderá después de muchos nacimientos. ¿Por qué no? Lo que usted tiene que saber —¿cuánto tiempo lleva conocerse a usted mis-mo? El Maestro real dice que es muy fácil. Así pues, nadie es malo y nadie es bueno; ¿por qué inquietarse entonces?
Pregunta: Así pues, Maharaj, el estado de comprensión… toda la vía de bhakti que he hecho, ha seguido un curso de amor, de abandono, de más amor; cuanto más claro y más libre deviene uno tanto más amoroso deviene. ¿No tiene nada que ver esto con la comprensión? Entiendo que comprender es comprender y que uno se comporta del modo en que lo hace en el momento debido a que la comprensión está siendo comprendida a través de este cuerpo. Pero a mí me parece que eso no tiene nada que ver con más o menos amor. El amor me suena como amor; es sólo un estado.
Maharaj: El amor es un pensamiento.
Pregunta: De acuerdo.
Maharaj: A usted le gusta este magnetofón (señalando al walkman), pero a mí no me agrada. Usted puede escuchar después. Así pues, aunque a mí no me agrada, us-ted puede escuchar después y por eso le gusta el magnetofón. ¿Soy yo sordo enton-ces? El amor es un pensamiento, nada más. El gusto y el disgusto es un pensamiento. Lo que usted no es, eso es lo que usted quiere; ése es el punto principal. La mente no está nunca satisfecha con lo que ha recibido. Alguien tiene mucho pelo en la cabeza. Otro no tiene tanto pelo, y querría eso; dice, ¡Oh!, yo quiero algo más de pelo». Que-rer no es nada, es sólo un pensamiento. Usted tiene el pelo rizado, y lo quiere liso. El que tiene el pelo liso lo quiere rizado, ¿qué hacer entonces? Así pues, usted no quiere lo que tiene. De la misma manera, a las gentes blancas les gustas las gentes negras, y a las gentes negras les gustan las gentes blancas. En eso no hay nada, todo se debe a los ojos, los ojos manifiestan todo. Él dice, «Ésta es mi tía, ¿ves?» Usted dice eso y ella deviene «tía», ella es su tía; ¿alguien pone en duda que ella es su tía? ¿Dónde está la India? ¿Dónde está América? Es sólo un pensamiento. Suponga que digo, «Déme cinco gramos de América, ¿puede usted hacerlo? Muéstreme los cinco gramos de América. Déme cinco gramos de América. Nosotros decimos que es la India. ¿Pero dónde está la India? Se dan nombre a diferentes cosas. Alguien debe saber las cosas comunes. No es la India, no es Japón, no es China, no es América. Suponga que va a América, ¿puede usted ver América? Está en su pensamiento, nada más. Así pues, uno debe tener la comprensión, nada más. Cuando viene la realidad, entonces todo desaparece. Una persona ignorante dice que todo es verdadero, una persona realizada dice que todo es falso, que nada es verdadero, que todo es ilusión. Su cuerpo y mente también es ilusión, délo por hecho. Si puede, vaya más allá de eso, es muy fácil; tiene que conocerse a usted mismo, ¿quién soy yo? Usted no puede ver a Dios y tampoco puede ver al ego, los dos están cerca, ¿me sigue? Así pues, sea Él, la realidad, y co-nozca-Le; ése es el punto principal. Seguiremos hablando mañana.
Conversación sin fecha V
Pregunta: ¿Puede usted hablar sobre la relación del Gurú y del discípulo?
Maharaj: Si usted es un aspirante, entonces debe tener fe en el Maestro. Ésa es la primera cosa. Si no hay fe, todo es inútil. Siempre quedan dudas. Que no haya fe significa que en la mente siempre quedan dudas. Al aspirante puede ocurrirle cual-quier cosa, sin embargo debe tener una completa comprensión de que todo es para bien. Uno no debe inquietarse por la ilusión. La ilusión siempre le perturba. Cuando acontece eso, significa ilusión; la ilusión siempre viene de modo que rompe su fe. Muchas cosas pueden acontecer contra su deseo, pero uno debe decir siempre que acontezca lo que acontezca es siempre bueno para mí. Debido al cuerpo, a la mente o al conocimiento, usted siente, «¡Oh!, ha ocurrido algo contra mi deseo». Sin embargo, usted debe olvidarlo. Acontezca lo que acontezca al cuerpo, usted debe tener esa fe. Deje que acontezca; dígase, «¿Por qué debo inquietarme? El Maestro me ha dicho que yo no soy el cuerpo». Uno tiene que someterse al Maestro. Hay el ejemplo de un rey que recibe un corte en la mano; cuando un rey se corta vienen muchos médicos y ocurre de todo. El rey llama a su primer ministro, y el primer ministro es de los que creen que todo es para bien. Así pues, le dice al rey, «Lo que ha ocurrido es para bien»; pero el rey dice, «metedle en la prisión», de modo que le meten en la prisión. La orden del rey es siempre una orden, ¿no es así? Después de algunos días, allí se-guía el corte y estaba vendado; el rey fue de caza y se perdió del camino. Entonces fue cogido por las gentes de la jungla. «¡Oh!, ahora tenemos un buen tipo! Le sacrifi-caremos mañana». Le dieron un baño y al día siguiente le pidieron que se levantara con las manos en alto. «¡Oh, tiene un corte!» Nada así puede ser ofrecido a Dios». Entonces el rey comprendió que este corte era para su propio bien. «Así pues, lo que me dijo mi primer ministro de que era para bien era correcto». Volvió a palacio, llamó al primer ministro y dijo, «Estoy de acuerdo contigo, era para bien, pues de otro mo-do habría perdido mi vida. ¿Pero qué hay sobre ti? Tú has pasado en la prisión veinti-cinco días». «¡Oh!, dijo el primer ministro, fue para bien; pues si hubiera estado con-tigo habría sido sacrificado». El ejemplo puede ser verdadero o puede no serlo, pero uno debe tener fe. Usted mismo es el creador; se ha puesto en una cierta posición. Usted siempre quiere cambiar esa posición. Pero uno no debe inquietarse por lo que acontece, porque todo es ilusión. Usted ha tomado un cuerpo y el ego le hace pensar siempre contra las enseñanzas del Maestro. El Maestro dice qué hacer. El ego dice, «¿Qué puedo hacer yo?» El ego no le deja romper la situación. Uno debe tratar de comprender. Así pues, se requiere mucha fe. Suponga que el Maestro le dice a un discípulo, «Ahí hay un perro; sal y dile que se vaya». Pero cuando el discípulo sale, encuentra una vaca y no un perro. Entonces el discípulo, al ver la vaca, dice, «Yo no sé, yo no sé», pero sin embargo la dice que se vaya. ¿Por qué? Porque tiene fe en el Maestro. Su ego es probado por el Maestro. Usted debe serle muy fiel. Pero el Maes-tro debe ser una persona realizada, pues de otro modo no es de ninguna utilidad. Si el Maestro está realizado, entonces que acontezca lo que acontezca, porque, después de todo, todo es una ilusión y no está aconteciendo nada. En un sueño acontecen mu-chas cosas, ¿se inquieta usted por eso? No. Usted no se inquieta nunca. Deviene un rey o un mendigo, y sin embargo no le importa porque, cuando se despierta, sabe que eso es nada. Así pues, cuando el despertar viene aquí por la gracia del Maestro, ¿qué ocurre? Que usted no se inquieta por nada. La mente siempre requiere algo para tener un soporte, la mente piensa siempre de maneras muy diferentes; la mente ha recibido la maldición de no escuchar al Maestro. Si la muerte viene, que venga, ¿por qué in-quietarse? Todas estas cosas vienen sólo con la fe. El Maestro dice, «Usted es Él, la realidad»; pero la mente no lo acepta. Así pues, la mente siempre se equivoca; aconte-ce algo y dice, ¿qué hacer? El Maestro lo ha dicho de esta manera y ello acontece de otra. ¿Qué hacer y qué no hacer? La mente entra en un dilema, la mente tiene miedo; una mente siempre es una mente. Piensa bien y mal a la vez. Ha recibido el mal hábito de pensar mal primero y después bien. Si el marido de alguien ha ido a alguna parte y vuelve tarde a casa, su mujer piensa, «¡Oh! ¿Qué ha ocurrido?, ha ocurrido un acci-dente». Piensa una cosa mala. Uno no piensa nunca, «¡Oh!, debe haber devenido el primer ministro, debe estar en un buen palacio. ¿Por qué debo inquietarme?» No, la mente no dice nunca cosas buenas, dice siempre cosas malas, «Debe haber ocurrido un accidente, debe haber muerto. Dios sabe lo que ha ocurrido, ¿qué vamos a ha-cer?».
El discípulo de la persona realizada no se inquieta por nada. Si acontece algo, que acontezca, ¿por qué inquietarse? ¿Por qué pensar algo malo? Diga que todo es para bien. La mente es siempre corta, ¿no es así? Cuando uno es corto de mente no puede pensar muchas cosas. El que ha recibido la comprensión, dice, «¿Por qué inquietar-se?» El Maestro puede estar con usted o puede no estar con usted, pero la fe que us-ted ha recibido en su mente le lleva al nivel justo. Y usted hace las cosas justas. Las gentes pueden pensar, «¡Oh!, él es una persona tonta». El Maestro dice, «No, no hay nada de qué inquietarse». El Maestro siempre da una indicación. Yo no quería que-darme; pero, sin embargo, Siddharameshwar me dio la bendición de que llevara unas túnicas azafrán y ellas iban a quemar la ilusión. De manera que la ilusión trajo el mie-do de la muerte. Miedo del león o de un tigre, no importa. Me pasó lo mismo un día en que llevaba ciento cincuenta túnicas cuando estaba en Rishikesh, ¿qué hacer en-tonces? Escribí una carta a Maharaj, me vuelvo a casa. Puse la dirección y todo. Fui yo mismo a la oficina de correos. Fui allí y aquella idea se paró en mi mente. ¿Qué era toda aquella insensatez? Siddharameshwar me lo había pedido, ¿no es así? Si viene la muerte, no te inquietes por eso. Así pues, rompí la carta; eso es fe. Si viene la muerte, que venga; ¿por qué inquietarse? El cuerpo tiene que morir, pero yo no voy a morir. El Maestro hace que usted comprenda eso. Cuando usted es nadie, entonces debe sentir eso en la mente, y eso es la relación entre el Maestro y el aspirante. Acabé a los cuatro meses y entonces volví, y todavía estoy haciendo esto. ¿Me sigue? Si hubiera tenido miedo de aquella ilusión, entonces habría muerto, así se lo digo. No se inquiete. ¿Me sigue? Este cuerpo es así, ¿no? El cuerpo-mente es muy sucio, y muy fantástico tam-bién; el no va a dejar que usted vaya a la Realidad, porque en eso está su muerte. Así pues, uno debe tratar de comprender lo que dice el Maestro, délo por hecho. Enton-ces, si el Maestro dice algo erróneo, acéptelo también. El Maestro puede probarle también a veces, ¿por qué no? Pero si usted va y dice, «¡Oh, yo tengo ésta y esta in-quietud», entonces el Maestro dice, «Tome la medicina». ¿Por qué lo dice? Porque el Maestro sabe que cuando usted le pide es que está inquieto. Usted siente que es una inquietud. Pero si usted siente que eso no es una inquietud, ¿qué acontecerá enton-ces? Todo se resolverá sin hacer nada. Sólo se requiere fe, nada más. Así pues, lo que le digo es una protección. Si una madre se cae con su hijo en los brazos, sin duda se hace daño, pero no se preocupa; ella dice, «¡Oh, mi hijo, mi hijo!» Usted no ha reci-bido ningún daño, ¿no es así? Así pues, el Maestro le protege. El Maestro está a nues-tra espalda. El Maestro está conmigo; ¿por qué debe entonces quedar en la mente algún temor o alguna duda? Excepto Él, no hay nada en el mundo, pero, sin embargo, la mente de uno no puede aceptarlo porque la mente es así. La mente es muy sucia; venga el bien que venga, ella no lo acepta. Así pues, usted tiene que matar a su mente. Diga, «Yo no existo, en mí sólo existe Él ahora», y esto pone todo en su justo lugar, ¿por qué no? El Maestro debe ser un realizado, de otro modo todo es inútil. Si el Maestro no está realizado, entonces todo es inútil. ¿Qué puede hacer un aspirante, dígame? Pero si un Maestro ha comprendido correctamente, entonces dará el consejo correcto. Así pues, trate de comprender primero al Maestro, tenga mucha fe en él, nada más. Ramdas tiene ciento cuatro estrofas sobre esto en un capítulo; si el Maestro no está realizado, entonces usted no puede ser cambiado. Cuando el aspirante está en la vía errónea, el Maestro puede cambiarle. ¿Por qué? Porque es el Maestro, ¿no es así? Pero el Maestro también debe comprender, «Yo no soy un Maestro»; entonces es un Maestro verdadero. Él, la realidad, está por todas partes. ¿Por qué decir que yo soy un Maestro? Usted ha olvidado sus cosas, y ahora le son devueltas, ¿ha hecho usted algo? Todo el mundo ha olvidado su liberación, y Él, le libera. ¿Cómo puede liberarle? Sólo si usted tiene esa fe en Él; de otro modo, usted estará cada vez más inquieto, délo por hecho.

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